Sandra rememora que cuando inició con la venta de periódicos en el bulevar, ubicado frente a la Olímpica del barrio Los Cortijos, le tocaba llevar a su hija.
A las 5:00 de la mañana se levanta Sandra Rivera Rangel todos los días para hacer el desayuno y alistar a su hija, Gabriela Alejandra, que tiene nueve años de edad. Luego de llevarla al colegio se dispone a buscar los periódicos que venderá durante el día, entre esos EL PILÓN.
Esta mujer, madre soltera, decidió dejar su trabajo de empleada doméstica para dedicarse a la venta de prensa escrita, porque no le alcanzaba el tiempo para estar junto a su retoño. “Trabajé durante mucho tiempo en casas de familias pero era algo muy estresante, llegaba a las 6:00 de la mañana y me tenía que ir a las 6:00 de la tarde y no podía estar con mi hija que es mi razón de ser, por eso decidí dejar ese empleo y entrar como voceadora”, explicó Sandra, quien tienen 45 años de edad.
Envuelta en carcajadas, esta vendedora contó que en abril del 2013 se inició en la venta de periódicos, oficio del que no tenía ni idea pero que con esfuerzos logró sacarlo adelante. “Pensaba en mi hija, ella fue la que me dio las fuerzas para vender, al principios los compradores me engañaban con los vueltos, regalaba plata, no sabía vender, mi hermana que fue quien me dio el puesto porque se iba a dedicar a la peluquería, tuvo que venir una semana para enseñarme y presentarme con los clientes, pero poco a poco logré ser una de las mejores”, recordó la mujer quien aseguró que en este festival vendió más de cincuenta periódicos diarios.
Sandra rememora que cuando inició con la venta de periódicos en el bulevar, ubicado frente a la Olímpica del barrio Los Cortijos, le tocaba llevar a su hija. “Era muy pequeña mi niña cuando inicié en este trabajo, entonces me la traía, ahora que entró a clases es más fácil porque la dejo en el colegio y a las 11:30 que termino la voy a buscar”, contó.
“El negocio ya no es lo mismo”, dijo Sandra en tono preocupante, al preguntarle el por qué contestó que por el internet y porque hay muchos vendedores de periódicos. “En esta zona sin mentir hay unos diez vendedores, anteriormente era yo sola luego llegaron otros”, contó.
El arma de esta mujer para ser una buena vendedora es su carisma. “Tengo clientela vieja que son de la zona, me tratan con cariño, me dicen hermana, amiga y hasta comadre, yo también los trato muy bonitos y juego con ellos, nos reímos, siempre vienen a comprarme”, dijo esta mujer, de hermosa sonrisa.
Gracias a este trabajo, Sandra logró darle lo mejor a su hija, quien cursa quinto de primaria, asegura que es lo más importante para ella. “Gracias a la venta de periódico compré mi lavadora, una tableta electrónica para mi hija, le compro sus lujos que, aunque no son muy costosos, tiene lo mejor, todo esto lo he logrado gracias a este trabajo que además de darme tiempo para estar con ella, me da dinero para pagar los gastos de la casa y de la comida”.
Por Sara Maestre DiazGranados
Sandra rememora que cuando inició con la venta de periódicos en el bulevar, ubicado frente a la Olímpica del barrio Los Cortijos, le tocaba llevar a su hija.
A las 5:00 de la mañana se levanta Sandra Rivera Rangel todos los días para hacer el desayuno y alistar a su hija, Gabriela Alejandra, que tiene nueve años de edad. Luego de llevarla al colegio se dispone a buscar los periódicos que venderá durante el día, entre esos EL PILÓN.
Esta mujer, madre soltera, decidió dejar su trabajo de empleada doméstica para dedicarse a la venta de prensa escrita, porque no le alcanzaba el tiempo para estar junto a su retoño. “Trabajé durante mucho tiempo en casas de familias pero era algo muy estresante, llegaba a las 6:00 de la mañana y me tenía que ir a las 6:00 de la tarde y no podía estar con mi hija que es mi razón de ser, por eso decidí dejar ese empleo y entrar como voceadora”, explicó Sandra, quien tienen 45 años de edad.
Envuelta en carcajadas, esta vendedora contó que en abril del 2013 se inició en la venta de periódicos, oficio del que no tenía ni idea pero que con esfuerzos logró sacarlo adelante. “Pensaba en mi hija, ella fue la que me dio las fuerzas para vender, al principios los compradores me engañaban con los vueltos, regalaba plata, no sabía vender, mi hermana que fue quien me dio el puesto porque se iba a dedicar a la peluquería, tuvo que venir una semana para enseñarme y presentarme con los clientes, pero poco a poco logré ser una de las mejores”, recordó la mujer quien aseguró que en este festival vendió más de cincuenta periódicos diarios.
Sandra rememora que cuando inició con la venta de periódicos en el bulevar, ubicado frente a la Olímpica del barrio Los Cortijos, le tocaba llevar a su hija. “Era muy pequeña mi niña cuando inicié en este trabajo, entonces me la traía, ahora que entró a clases es más fácil porque la dejo en el colegio y a las 11:30 que termino la voy a buscar”, contó.
“El negocio ya no es lo mismo”, dijo Sandra en tono preocupante, al preguntarle el por qué contestó que por el internet y porque hay muchos vendedores de periódicos. “En esta zona sin mentir hay unos diez vendedores, anteriormente era yo sola luego llegaron otros”, contó.
El arma de esta mujer para ser una buena vendedora es su carisma. “Tengo clientela vieja que son de la zona, me tratan con cariño, me dicen hermana, amiga y hasta comadre, yo también los trato muy bonitos y juego con ellos, nos reímos, siempre vienen a comprarme”, dijo esta mujer, de hermosa sonrisa.
Gracias a este trabajo, Sandra logró darle lo mejor a su hija, quien cursa quinto de primaria, asegura que es lo más importante para ella. “Gracias a la venta de periódico compré mi lavadora, una tableta electrónica para mi hija, le compro sus lujos que, aunque no son muy costosos, tiene lo mejor, todo esto lo he logrado gracias a este trabajo que además de darme tiempo para estar con ella, me da dinero para pagar los gastos de la casa y de la comida”.
Por Sara Maestre DiazGranados