Aunque el embarazo adolescente disminuye en el país, el Cesar sigue rezagado: en 2024 se registraron 2.988 nacimientos de madres entre 10 y 19 años, el 20,2 % del total departamental, según el LEE de la Universidad Javeriana.
Las mayores incidencias se concentran en Valledupar, Aguachica y Agustín Codazzi, donde persisten brechas en orientación, acceso a métodos anticonceptivos y acompañamiento familiar. Allí se centra la estrategia del departamento, aunque su impacto aún es desigual.
María Rosa Cerchiaro, líder de Salud Pública del Cesar, recuerda que el tema ha estado siempre en la agenda sanitaria. “El embarazo adolescente no es un tema nuevo; siempre se ha trabajado desde la salud pública, porque forma parte de los derechos sexuales y reproductivos”, señaló. Sin embargo, el comportamiento de las cifras demuestra que los esfuerzos aún no logran reflejarse de manera sostenida en todos los territorios.
En colegios, equipos de salud realizan jornadas de orientación para derribar mitos y promover decisiones informadas, aunque docentes reconocen que la falta de continuidad reduce el impacto. En zonas rurales y barrios periféricos, líderes comunitarios insisten en que las intervenciones deben llegar con mayor frecuencia y adaptarse a la realidad de los jóvenes.
Las comunidades indígenas reciben un abordaje diferencial, ajustado a sus prácticas culturales, aunque persisten desafíos relacionados con distancias, acceso a servicios y disponibilidad de personal capacitado.
El reto, coinciden actores sociales consultados, va más allá de las campañas institucionales: requiere presencia sostenida, familias involucradas y oportunidades que permitan a los adolescentes construir un proyecto de vida sin que la maternidad o paternidad temprana frene su desarrollo.
Por: EL PILÓN











