“La comunidad de Tierra Grata nos cambió la vida, la forma de dar las clases y de sonreír porque lo hacíamos con amargura. Hoy tenemos gratitud por hacer realidad el sueño de niños y docentes. Ha llegado el tiempo de la primavera en la educación aunque veamos nubarrones”, dijo una docente.
Desde que se inauguró la Institución Educativa Técnica Agropecuaria de San José de Oriente, sede El Mirador, jurisdicción del municipio de La Paz, la condición básica de los pisos generaba molestias en estudiantes y docentes.
El polvo de la tierra cobriza se concentraba en la plantilla de concreto y llegó a enfermar a las profesoras, según comentan.
Aunque el gobierno local construyó tres aulas, los habitantes de la vereda esperan que continúen las adecuaciones de este claustro de primaria.
“No dejaron un buen piso. Los niños llegaban encharcados, entraban a los cursos y ese barro se implantaba en la plantilla”, dijo a EL PILÓN Beatriz Torres.
Torres es una de las mujeres que educa a alrededor de 100 infantes en este colegio construido con recursos del Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial, PDET, que va a dirigo a municipios víctimas del conflicto armado y social como La Paz.
Precisamente, a unos pocos minutos de este lugar está el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación, ETCR, ‘Tierra Grata’ donde conviven excombatientes de la antigua guerrilla FARC-EP.
Algunos de los firmantes del Acuerdo de Paz, de 2016, matricularon a sus niños y niñas en esta escuela y evidenciaron las “precarias condiciones” en las que se encontraba.
En diálogo con la comunidad educativa y la Junta de Acción Comunal de El Mirador, los exguerrilleros acordaron que ayudarían a solucionar ese problema de infraestructura.
Pero no fue hasta hace aproximadamente tres meses cuando empezaron a gestionar los recursos para iniciar la remodelación.
Organizaciones internacionales como la Fundación Evolución Caribe aportaron una parte de los recursos, algunos excombatientes dinero y otros la mano de obra.
“Les dijimos (a los reinsertados) que no queríamos piso de baldosa por la tierra cobriza, sino unos pisos lisos, bien pulidos”, agregó la licenciada en Necesidades Educativas Especiales.
Fue así como compraron alrededor de 60 bolsas de cemento y ejecutaron la obra mientras hacían ollas comunitarias para alimentarse durante las jornadas con el apoyo de algunos padres de familia.
“Este ha sido un proceso coordinado entre las dos comunidades, ya que hemos realizado otros proyectos de agua y electricidad porque la reconciliación es trabajando juntos y no enfrentándonos”, expresó la presidenta de la Junta de Acción Comunal, Sule Meza.
Desde la montaña, y con una impresionante vista de la ciudad de Valledupar, este jueves se hizo la entrega oficial de los nuevos pisos, lo que se vivió como un gran acontecimiento.
Abelardo Caicedo, conocido en la guerra como ‘Solís Almeida’, aseveró durante el acto que “la firma del acuerdo fue lo mejor que le pasó al país porque la paz significa proyectos productivos y educación…”.
Caicedo dijo a EL PILÓN que estas son actividades de reconciliación con las víctimas de la violencia armada y que tienen “un espíritu reparador que sirve también para pagar las sanciones que impondrá la JEP”.
Por su parte, Franciso Daza Hurtado, rector del colegio, señaló: “La comunidad educativa tenía que aguntarse ese polvero… Ojalá vengan más obras porque esta es una tierra muy olvidada, donde no llegan, o se demoran, las cosas”.
Uno de los momentos más emocionantes de la jornada fue la presentación de la obra teatral ‘Vamos a salvar el mundo’ por parte de los menores de edad.
“Somos amor
Somos el mundo
Somos la luz que alumbra
con ardor lo más
oscuro”, cantaron.
Por Andrea Guerra Peña / EL PILÓN.
“La comunidad de Tierra Grata nos cambió la vida, la forma de dar las clases y de sonreír porque lo hacíamos con amargura. Hoy tenemos gratitud por hacer realidad el sueño de niños y docentes. Ha llegado el tiempo de la primavera en la educación aunque veamos nubarrones”, dijo una docente.
Desde que se inauguró la Institución Educativa Técnica Agropecuaria de San José de Oriente, sede El Mirador, jurisdicción del municipio de La Paz, la condición básica de los pisos generaba molestias en estudiantes y docentes.
El polvo de la tierra cobriza se concentraba en la plantilla de concreto y llegó a enfermar a las profesoras, según comentan.
Aunque el gobierno local construyó tres aulas, los habitantes de la vereda esperan que continúen las adecuaciones de este claustro de primaria.
“No dejaron un buen piso. Los niños llegaban encharcados, entraban a los cursos y ese barro se implantaba en la plantilla”, dijo a EL PILÓN Beatriz Torres.
Torres es una de las mujeres que educa a alrededor de 100 infantes en este colegio construido con recursos del Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial, PDET, que va a dirigo a municipios víctimas del conflicto armado y social como La Paz.
Precisamente, a unos pocos minutos de este lugar está el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación, ETCR, ‘Tierra Grata’ donde conviven excombatientes de la antigua guerrilla FARC-EP.
Algunos de los firmantes del Acuerdo de Paz, de 2016, matricularon a sus niños y niñas en esta escuela y evidenciaron las “precarias condiciones” en las que se encontraba.
En diálogo con la comunidad educativa y la Junta de Acción Comunal de El Mirador, los exguerrilleros acordaron que ayudarían a solucionar ese problema de infraestructura.
Pero no fue hasta hace aproximadamente tres meses cuando empezaron a gestionar los recursos para iniciar la remodelación.
Organizaciones internacionales como la Fundación Evolución Caribe aportaron una parte de los recursos, algunos excombatientes dinero y otros la mano de obra.
“Les dijimos (a los reinsertados) que no queríamos piso de baldosa por la tierra cobriza, sino unos pisos lisos, bien pulidos”, agregó la licenciada en Necesidades Educativas Especiales.
Fue así como compraron alrededor de 60 bolsas de cemento y ejecutaron la obra mientras hacían ollas comunitarias para alimentarse durante las jornadas con el apoyo de algunos padres de familia.
“Este ha sido un proceso coordinado entre las dos comunidades, ya que hemos realizado otros proyectos de agua y electricidad porque la reconciliación es trabajando juntos y no enfrentándonos”, expresó la presidenta de la Junta de Acción Comunal, Sule Meza.
Desde la montaña, y con una impresionante vista de la ciudad de Valledupar, este jueves se hizo la entrega oficial de los nuevos pisos, lo que se vivió como un gran acontecimiento.
Abelardo Caicedo, conocido en la guerra como ‘Solís Almeida’, aseveró durante el acto que “la firma del acuerdo fue lo mejor que le pasó al país porque la paz significa proyectos productivos y educación…”.
Caicedo dijo a EL PILÓN que estas son actividades de reconciliación con las víctimas de la violencia armada y que tienen “un espíritu reparador que sirve también para pagar las sanciones que impondrá la JEP”.
Por su parte, Franciso Daza Hurtado, rector del colegio, señaló: “La comunidad educativa tenía que aguntarse ese polvero… Ojalá vengan más obras porque esta es una tierra muy olvidada, donde no llegan, o se demoran, las cosas”.
Uno de los momentos más emocionantes de la jornada fue la presentación de la obra teatral ‘Vamos a salvar el mundo’ por parte de los menores de edad.
“Somos amor
Somos el mundo
Somos la luz que alumbra
con ardor lo más
oscuro”, cantaron.
Por Andrea Guerra Peña / EL PILÓN.