Durante el año anterior se presentaron 310 ataques a la libertad de prensa, a 368 periodistas, registrando un aumento del 43.5 % comparado con el 2016.
Los principales actores de acosos y censura contra la prensa en el país dejaron de ser los grupos armados ilegales, que dieron paso al Estado y a la fuerza pública. Esta es la conclusión de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), que presentará hoy con motivo del Día del Periodista.
La Flip, en su informe más reciente sobre la situación de la prensa y los medios en Colombia, confirma que durante 2017 las instituciones del gobierno y la fuerza pública representaron el mayor riesgo para los periodistas. Además, el organismo señala a justicia entre los “depredadores” de la prensa.
El director ejecutivo de la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia (Flip), Pedro Vaca Villareal, explicó que este informe se presenta anual y para 2017, se presentaron dos factores: uno histórico y otro inédito.
“Colombia sigue siendo un país donde hay violencia contra la prensa”, declara Vaca Villareal, haciendo énfasis a que durante el año anterior se presentaron 310 ataques a la libertad de prensa, a 368 periodistas, registrando un aumento del 43.5 % comparado con el 2016.
“Hablamos de Estado Depredador porque buena parte de esas agresiones en vez de estar en actores armados, están las instituciones públicas”, agrega Pedro Vaca, señalando que los poderes ejecutivo, legislativo y judicial faltaron a su deber de garantes de la libertad de prensa y tomaron conscientemente acciones de censura.
Explica casos como el del alcalde de Ríonegro, Santander, Wilson González Reyes, quien amenazó a un periodista con un revólver y además de eso le disparó. También el primer mandatario de Ibagué, Guillermo Alfonso Jaramillo, señaló a los medios de comunicación de tener relaciones con el narcotráfico, y otros casos como el presidente Juan Manuel Santos, quien le adjudicó los problemas de inseguridad a las distintas publicaciones de los diarios nacionales.
Según la Flip, la violencia sin protección ni sanciones; la pauta oficial que compra silencios; la estigmatización de la prensa como respuesta a las críticas; la violencia estatal y letal contra periodistas; las decisiones judiciales que abren la puerta a la censura y, sobretodo, aquellos extensos territorios carentes de información local, dejan como conclusión de que es necesario explicar “este Estado depredador de la libertad de expresión en Colombia con el fin de que las instituciones públicas dejen de acudir a la censura y se sitúen en el lugar que les corresponde: la garantía de una deliberación pública libre”.
Recalca que “atrás quedaron los años en que el principal riesgo para la prensa eran las guerrillas, los narcotraficantes o los grupos paramilitares. Hoy, quién está al acecho del periodismo libre son los políticos, el presidente, el congresista, el juez, el alcalde, la personera, los diputados, el concejal y en general, los funcionarios públicos que ignoran sus responsabilidades con tal de silenciar a sus críticos”, destaca la Flip en el documento de 50 páginas.
La Fundación para la Libertad de Prensa también brindó un apartado especial para evidenciar que, durante el 2017, las mujeres periodistas fueron las más amenazadas por cumplir con su labor.
Consideran que las cifras que lograron consolidar tal vez no reflejan del todo la realidad de la situación, pues muchas mujeres optan por no denunciar, lo que hace difícil tener unas cifras que puedan ser exactas.
Como sucede en las grandes capitales colombianas, en regiones como las del Cesar, existe la censura al periodismo. Conclusión no solamente hecha por Pedro Vaca Villareal, quien considera hay “una atmósfera de asfixia más pesada en las regiones. Cuando el presidente viaja es común que viaje con medios nacionales y se restrinja el ingreso a la prensa local: segundo, porque el periodismo regional conviven con la violencia; hable del Clan del Golfo donde tienen incidencia o del Eln; también en términos de publicidad oficial, a nivel de medios regionales la publicidad privada es menor, eso quiere decir que se depende más de la pauta oficial. Los periodistas en Colombia saben más de lo que dicen y al final todo esto termina afectando el derecho a una sociedad informada”, argumenta el director de la Flip.
El director de RPT Noticias en Valledupar, Ubaldo Anaya Flórez, no se aparta del concepto emitido por Pedro Vaca y desde su visión incluye al Estado como otro cliente más.
“Siempre han estado los paramilitares, la delincuencia, la fuerza pública y el Estado, atacando a los periodistas. Yo siento que ahora como esas organizaciones criminales aparentemente no están, quedan los políticos y el Estado, la presión que se viene haciendo hace mucho tiempo es a través de la pauta publicitaria y por eso siempre he dicho que el Estado es otro cliente más, en RPT lo miramos así, por eso no es un medio netamente de la publicidad estatal. Ahora está más enconada las presiones no solamente del Estado, también los gobiernos locales, que te llaman para criticarte y cuestionarte a través de redes sociales”, explica Anaya Flórez.
Este hecho para el coordinador del diario El Heraldo en el Cesar, Miguel Barrios, se trata de la siguiente manera: “Es cierto que se han dispuesto desde diferentes esferas del poder mecanismos para tratar de lograrlo; en el pasado fueron las amenazas, las balas de los grupos armados en medio del conflicto; ahora, desde lo público o privado, es con la pauta como muchos quieren limitar la expresión de los periodistas. No obstante, hay que entender que la publicidad es un servicio que se presta desde los medios de comunicación, no una atadura de la información”.
Por su parte, Herlency Gutiérrez, directora del noticiero del Sistema Cardenal, afirma que actualmente “es muy complejo hacer periodismo. Hoy los poderosos se creen más poderosos; los dirigentes políticos se creen intocables. Se resienten si se sienten tocados con alguna verdad expuesta por parte de periodistas”.
Gutiérrez opina que los derechos de petición a medios de comunicación y sus reclamos son muy recurrentes. “Quieren mezclar la información conseguida tras un fuerte trabajo de reportería con el amiguismo que suele existir entre dueños y directivos de medios. Aún no entienden la diferencia existente: la noticia no es un negocio, la noticia no conoce de amistad, la noticia es el derecho que se tiene de conocer la verdad. Es así de sencillo”.
El periodista Álex Acuña, uno de los más críticos del gobierno municipal, agrega que el periodismo de provincia debe acudir a la pauta y “si se convierte en un crítico del gobernador, alcalde, de los mismos concejales, lo que logran es que le quiten la pauta oficial y cesen las críticas”.
De otro lado, el informe ‘Estado depredador’ dice que pese a que las guerrillas y grupos ilegales no son hoy el principal foco de amenaza para los periodistas, el Eln continúa con su práctica del secuestro y amenazas contra los periodistas.
La Flip explica de otra parte que las amenazas contra la prensa han tenido transformaciones, principalmente por el uso de las redes sociales, en las cuales los comunicadores también vienen siendo estigmatizados y amenazados.
La investigación revela que Bogotá -con el 24,5 %- es la región donde se presentan más ataques a la prensa representados en 76 casos; la siguen Antioquia y Valle del Cauca -con el 8,8% con 27 casos cada una-.
La conmemoración del Día del Periodista nació el 9 de febrero de 1791, con llegada del primer periódico de la capital, Papel Periódico de la Ciudad de Santafé de Bogotá, que era dirigido por el cubano Manuel del Socorro Rodríguez de la Victoria. Esa fecha fue escogida por el Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB), que se consagró por la Ley 51 del 18 de diciembre de 1975. Sin embargo, en 2004, mediante la Ley 918, se anunció una nueva fecha para la celebración del Día del Periodista (4 de agosto).
La directora de EL PILÓN, Ana María Ferrer Arroyo, dice que este día sirve para reflexionar sobre los desafíos y retos, especialmente en un escenario de posconflicto en el que se encuentra el país.
“Las mayores obstrucciones ya no vienen de grupos armados, vienen de los gobernantes, políticos, líderes económicos, y eso preocupa mucho. Creo que no es mentiroso decir que la presión en los medios es de la legalidad y no de la ilegalidad como en otras épocas”.
Ferrer Arroyo puntualiza sobre la diferencia de los medios y quienes son influyentes en las redes sociales. “Nosotros tenemos la oportunidad de confrontar los hechos, las noticias, por eso no se le puede dar credibilidad a lo que dijo una persona en su red social. La ciudadanía aún confía en nosotros y esa confianza debemos mantenerla para que nos crean, para que se fortalezcan, sin hacerle eco a las noticias que quieren hacer carreras y son simplemente noticias falsas”.
Desafíos y retos, amplios en el sector periodístico cuando hoy existen las distintas plataformas digitales, cargadas especialmente de información falsa. De igual manera la inmediatez repercute en la calidad de la noticia.
Miguel Barrios creen que uno de los nuevos retos del periodismo “es la arremetida de todo tipo de información que fluye en las redes sociales, que con la inmediatez y facilidad que resulta para cualquiera que tenga un dispositivo tecnológico, en muchos casos sin ninguna responsabilidad, se publiquen hechos que no corresponden a la realidad y que se reproducen a una velocidad impresionante en el amplio espectro del internet”.
Advierte que entonces el rigor de los profesionales del periodismo está en no caer en este misma faceta, quienes deben “confirmar, constatar fuentes y ser lo más objetivo y veraz posible, que son los principios de la credibilidad que debe caracterizar al comunicador y a los medios de comunicación, que al fin y al cabo es la mejor carta de presentación ante su audiencia”.
Ubaldo Anaya infiere que hay desafíos importantes y uno de ellos “es seguir manteniendo las banderas del periodismo como tal, no dejarnos arropar por estas nuevas tendencias de las redes sociales donde muchos se creen periodistas. Segundo, seguir profundizando contenidos periodísticos e investigar”.
Y Álex Acuña dice que el reto más importante es “vencer el miedo de perder la pauta, porque muchas veces callamos y pensamos en las familias, en las necesidades, ese es el reto de los muchos porque hay otro y es volver a la lectura; los periodistas no están leyendo y tampoco van a las fuentes”.
Finalmente, Ana María Ferrer cree que los periodistas están llamados a hacer mejor periodismo, “porque debemos ser superiores a las tendencias que existen, tenemos la obligación de informar de manera objetiva, sin apasionamiento”.
Y es que las noticias falsas son el pan diario en el mundo, por eso la Corte Constitucional determinó que cualquier persona, al igual que un periodista, tiene el deber de contrastar fuentes de información con el fin de no generar noticias falsas que perjudiquen el buen nombre y la honra de las personas.
En ese sentido, la Corte señala que los mensajes de las personas a través de cualquier medio de comunicación deberán tener sustento.
Por Carlos Mario Jiménez
[email protected]
Durante el año anterior se presentaron 310 ataques a la libertad de prensa, a 368 periodistas, registrando un aumento del 43.5 % comparado con el 2016.
Los principales actores de acosos y censura contra la prensa en el país dejaron de ser los grupos armados ilegales, que dieron paso al Estado y a la fuerza pública. Esta es la conclusión de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), que presentará hoy con motivo del Día del Periodista.
La Flip, en su informe más reciente sobre la situación de la prensa y los medios en Colombia, confirma que durante 2017 las instituciones del gobierno y la fuerza pública representaron el mayor riesgo para los periodistas. Además, el organismo señala a justicia entre los “depredadores” de la prensa.
El director ejecutivo de la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia (Flip), Pedro Vaca Villareal, explicó que este informe se presenta anual y para 2017, se presentaron dos factores: uno histórico y otro inédito.
“Colombia sigue siendo un país donde hay violencia contra la prensa”, declara Vaca Villareal, haciendo énfasis a que durante el año anterior se presentaron 310 ataques a la libertad de prensa, a 368 periodistas, registrando un aumento del 43.5 % comparado con el 2016.
“Hablamos de Estado Depredador porque buena parte de esas agresiones en vez de estar en actores armados, están las instituciones públicas”, agrega Pedro Vaca, señalando que los poderes ejecutivo, legislativo y judicial faltaron a su deber de garantes de la libertad de prensa y tomaron conscientemente acciones de censura.
Explica casos como el del alcalde de Ríonegro, Santander, Wilson González Reyes, quien amenazó a un periodista con un revólver y además de eso le disparó. También el primer mandatario de Ibagué, Guillermo Alfonso Jaramillo, señaló a los medios de comunicación de tener relaciones con el narcotráfico, y otros casos como el presidente Juan Manuel Santos, quien le adjudicó los problemas de inseguridad a las distintas publicaciones de los diarios nacionales.
Según la Flip, la violencia sin protección ni sanciones; la pauta oficial que compra silencios; la estigmatización de la prensa como respuesta a las críticas; la violencia estatal y letal contra periodistas; las decisiones judiciales que abren la puerta a la censura y, sobretodo, aquellos extensos territorios carentes de información local, dejan como conclusión de que es necesario explicar “este Estado depredador de la libertad de expresión en Colombia con el fin de que las instituciones públicas dejen de acudir a la censura y se sitúen en el lugar que les corresponde: la garantía de una deliberación pública libre”.
Recalca que “atrás quedaron los años en que el principal riesgo para la prensa eran las guerrillas, los narcotraficantes o los grupos paramilitares. Hoy, quién está al acecho del periodismo libre son los políticos, el presidente, el congresista, el juez, el alcalde, la personera, los diputados, el concejal y en general, los funcionarios públicos que ignoran sus responsabilidades con tal de silenciar a sus críticos”, destaca la Flip en el documento de 50 páginas.
La Fundación para la Libertad de Prensa también brindó un apartado especial para evidenciar que, durante el 2017, las mujeres periodistas fueron las más amenazadas por cumplir con su labor.
Consideran que las cifras que lograron consolidar tal vez no reflejan del todo la realidad de la situación, pues muchas mujeres optan por no denunciar, lo que hace difícil tener unas cifras que puedan ser exactas.
Como sucede en las grandes capitales colombianas, en regiones como las del Cesar, existe la censura al periodismo. Conclusión no solamente hecha por Pedro Vaca Villareal, quien considera hay “una atmósfera de asfixia más pesada en las regiones. Cuando el presidente viaja es común que viaje con medios nacionales y se restrinja el ingreso a la prensa local: segundo, porque el periodismo regional conviven con la violencia; hable del Clan del Golfo donde tienen incidencia o del Eln; también en términos de publicidad oficial, a nivel de medios regionales la publicidad privada es menor, eso quiere decir que se depende más de la pauta oficial. Los periodistas en Colombia saben más de lo que dicen y al final todo esto termina afectando el derecho a una sociedad informada”, argumenta el director de la Flip.
El director de RPT Noticias en Valledupar, Ubaldo Anaya Flórez, no se aparta del concepto emitido por Pedro Vaca y desde su visión incluye al Estado como otro cliente más.
“Siempre han estado los paramilitares, la delincuencia, la fuerza pública y el Estado, atacando a los periodistas. Yo siento que ahora como esas organizaciones criminales aparentemente no están, quedan los políticos y el Estado, la presión que se viene haciendo hace mucho tiempo es a través de la pauta publicitaria y por eso siempre he dicho que el Estado es otro cliente más, en RPT lo miramos así, por eso no es un medio netamente de la publicidad estatal. Ahora está más enconada las presiones no solamente del Estado, también los gobiernos locales, que te llaman para criticarte y cuestionarte a través de redes sociales”, explica Anaya Flórez.
Este hecho para el coordinador del diario El Heraldo en el Cesar, Miguel Barrios, se trata de la siguiente manera: “Es cierto que se han dispuesto desde diferentes esferas del poder mecanismos para tratar de lograrlo; en el pasado fueron las amenazas, las balas de los grupos armados en medio del conflicto; ahora, desde lo público o privado, es con la pauta como muchos quieren limitar la expresión de los periodistas. No obstante, hay que entender que la publicidad es un servicio que se presta desde los medios de comunicación, no una atadura de la información”.
Por su parte, Herlency Gutiérrez, directora del noticiero del Sistema Cardenal, afirma que actualmente “es muy complejo hacer periodismo. Hoy los poderosos se creen más poderosos; los dirigentes políticos se creen intocables. Se resienten si se sienten tocados con alguna verdad expuesta por parte de periodistas”.
Gutiérrez opina que los derechos de petición a medios de comunicación y sus reclamos son muy recurrentes. “Quieren mezclar la información conseguida tras un fuerte trabajo de reportería con el amiguismo que suele existir entre dueños y directivos de medios. Aún no entienden la diferencia existente: la noticia no es un negocio, la noticia no conoce de amistad, la noticia es el derecho que se tiene de conocer la verdad. Es así de sencillo”.
El periodista Álex Acuña, uno de los más críticos del gobierno municipal, agrega que el periodismo de provincia debe acudir a la pauta y “si se convierte en un crítico del gobernador, alcalde, de los mismos concejales, lo que logran es que le quiten la pauta oficial y cesen las críticas”.
De otro lado, el informe ‘Estado depredador’ dice que pese a que las guerrillas y grupos ilegales no son hoy el principal foco de amenaza para los periodistas, el Eln continúa con su práctica del secuestro y amenazas contra los periodistas.
La Flip explica de otra parte que las amenazas contra la prensa han tenido transformaciones, principalmente por el uso de las redes sociales, en las cuales los comunicadores también vienen siendo estigmatizados y amenazados.
La investigación revela que Bogotá -con el 24,5 %- es la región donde se presentan más ataques a la prensa representados en 76 casos; la siguen Antioquia y Valle del Cauca -con el 8,8% con 27 casos cada una-.
La conmemoración del Día del Periodista nació el 9 de febrero de 1791, con llegada del primer periódico de la capital, Papel Periódico de la Ciudad de Santafé de Bogotá, que era dirigido por el cubano Manuel del Socorro Rodríguez de la Victoria. Esa fecha fue escogida por el Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB), que se consagró por la Ley 51 del 18 de diciembre de 1975. Sin embargo, en 2004, mediante la Ley 918, se anunció una nueva fecha para la celebración del Día del Periodista (4 de agosto).
La directora de EL PILÓN, Ana María Ferrer Arroyo, dice que este día sirve para reflexionar sobre los desafíos y retos, especialmente en un escenario de posconflicto en el que se encuentra el país.
“Las mayores obstrucciones ya no vienen de grupos armados, vienen de los gobernantes, políticos, líderes económicos, y eso preocupa mucho. Creo que no es mentiroso decir que la presión en los medios es de la legalidad y no de la ilegalidad como en otras épocas”.
Ferrer Arroyo puntualiza sobre la diferencia de los medios y quienes son influyentes en las redes sociales. “Nosotros tenemos la oportunidad de confrontar los hechos, las noticias, por eso no se le puede dar credibilidad a lo que dijo una persona en su red social. La ciudadanía aún confía en nosotros y esa confianza debemos mantenerla para que nos crean, para que se fortalezcan, sin hacerle eco a las noticias que quieren hacer carreras y son simplemente noticias falsas”.
Desafíos y retos, amplios en el sector periodístico cuando hoy existen las distintas plataformas digitales, cargadas especialmente de información falsa. De igual manera la inmediatez repercute en la calidad de la noticia.
Miguel Barrios creen que uno de los nuevos retos del periodismo “es la arremetida de todo tipo de información que fluye en las redes sociales, que con la inmediatez y facilidad que resulta para cualquiera que tenga un dispositivo tecnológico, en muchos casos sin ninguna responsabilidad, se publiquen hechos que no corresponden a la realidad y que se reproducen a una velocidad impresionante en el amplio espectro del internet”.
Advierte que entonces el rigor de los profesionales del periodismo está en no caer en este misma faceta, quienes deben “confirmar, constatar fuentes y ser lo más objetivo y veraz posible, que son los principios de la credibilidad que debe caracterizar al comunicador y a los medios de comunicación, que al fin y al cabo es la mejor carta de presentación ante su audiencia”.
Ubaldo Anaya infiere que hay desafíos importantes y uno de ellos “es seguir manteniendo las banderas del periodismo como tal, no dejarnos arropar por estas nuevas tendencias de las redes sociales donde muchos se creen periodistas. Segundo, seguir profundizando contenidos periodísticos e investigar”.
Y Álex Acuña dice que el reto más importante es “vencer el miedo de perder la pauta, porque muchas veces callamos y pensamos en las familias, en las necesidades, ese es el reto de los muchos porque hay otro y es volver a la lectura; los periodistas no están leyendo y tampoco van a las fuentes”.
Finalmente, Ana María Ferrer cree que los periodistas están llamados a hacer mejor periodismo, “porque debemos ser superiores a las tendencias que existen, tenemos la obligación de informar de manera objetiva, sin apasionamiento”.
Y es que las noticias falsas son el pan diario en el mundo, por eso la Corte Constitucional determinó que cualquier persona, al igual que un periodista, tiene el deber de contrastar fuentes de información con el fin de no generar noticias falsas que perjudiquen el buen nombre y la honra de las personas.
En ese sentido, la Corte señala que los mensajes de las personas a través de cualquier medio de comunicación deberán tener sustento.
Por Carlos Mario Jiménez
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