El Refugio Gestión Animal funciona en los horarios de 7:00 a 11:00 a.m., y de 3:00 a 6:00 p.m.; allí los perros y gatos reciben el tratamiento necesario para su bienestar, de acuerdo a la patología que presenten. Los gastos del refugio ascienden aproximadamente a $6 millones al mes, los cuales se consiguen gracias a algunos aportes y donaciones de la ciudadanía.
En el Refugio Gestión Animal, ubicado frente a la Bomba Callejas en Valledupar, permanecen 58 perros y 24 gatos, bajo el cuidado de la animalista Karol Soto Fernández, quien anhela que sus ‘peluditos’ puedan ser adoptados.
Karol emprendió la labor de acoger a los animalitos que en la mayoría de los casos son abandonados a su suerte por sus dueños. Y aunque en el refugio llegó a albergar a 350, hoy espera cumplir el mismo objetivo con los 82 que hay en la actualidad.
“A estas alturas ya no tendría perros ni gatos. El 100 % de los que están actualmente ingresaron hace cuatro y cinco meses, me los dejaron abandonados acá. Hay rescatistas que no tienen refugio y me los dejan en la fundación”, aseguró la animalista.
Pero la mayor preocupación de Karol es el ultimátum que le dieron los dueños del predio donde funciona el refugio para que desaloje el lugar: “Hice lo posible para salir del lote, pero no he podido. Ya es una situación que pasó a un documento firmado con el compromiso de retirarme”, indicó.
La rescatista manifestó que el lote de 28 x 28 metros cuadrados se lo prestaron para apoyarla en su labor con una única condición: no podía albergar más de 20 perros. Sin embargo, la incumplió. “Cuando empecé a dar a conocer mi labor, llegué a tener un grupo de 80 voluntarios y lo que hacían era rescatar animales y dejarlos acá. Cuando vine a ver me llené de animalitos, incumpliendo el compromiso con las personas que me prestaron el lugar”, enfatizó.
El Refugio Gestión Animal funciona en los horarios de 7:00 a 11:00 de la mañana y de 3:00 a 6:00 de la tarde; allí los perros y gatos reciben el tratamiento necesario para su bienestar, de acuerdo a la patología que presenten. “Todos los animalitos que ingresan al refugio están al día de vacunas. A diario los perritos consumen un bulto de concentrado de 30 kilos, los gatos consumen 4 kilos; son desparasitados y esterilizados”, afirmó la directora del lugar.
Luego se hace el proceso de adopción, para ello los adoptantes deben cumplir con algunos requisitos que garanticen que la mascota va a quedar en buenas manos. Los gastos del refugio ascienden aproximadamente a $6 millones al mes, los cuales se consiguen gracias a algunos aportes y donaciones de la ciudadanía. Otros se obtienen a través de la prestación de servicios de vacunación, esterilización, desparasitación, atención veterinaria y la venta de un champú anti pulgas y garrapatas creado por la misma Karol.
Entre tanto, la animalista asegura sentirse agotada, ya que toda esta responsabilidad recae sobre sus hombros y no cuenta con el respaldo del gobierno local para reubicar el refugio en un lote propio. “No conseguí lote, la Secretaría de Salud quedó en darme uno y no pasó nada, luego gestioné donaciones para comprar un lote, pero tampoco se logró el objetivo” contó.
La situación que ahora vive la ha llevado a tomar la decisión de desistir en la preservación del refugio, puesto que tiene un plazo de un poco menos de dos meses para poder dar en adopción a los animales y salir del predio. Su mayor temor es que sus ‘peluditos’, como cariñosamente les llama, no cuenten con un hogar donde recibir el amor y la atención que necesitan.
Por Andreina Galvez.
El Refugio Gestión Animal funciona en los horarios de 7:00 a 11:00 a.m., y de 3:00 a 6:00 p.m.; allí los perros y gatos reciben el tratamiento necesario para su bienestar, de acuerdo a la patología que presenten. Los gastos del refugio ascienden aproximadamente a $6 millones al mes, los cuales se consiguen gracias a algunos aportes y donaciones de la ciudadanía.
En el Refugio Gestión Animal, ubicado frente a la Bomba Callejas en Valledupar, permanecen 58 perros y 24 gatos, bajo el cuidado de la animalista Karol Soto Fernández, quien anhela que sus ‘peluditos’ puedan ser adoptados.
Karol emprendió la labor de acoger a los animalitos que en la mayoría de los casos son abandonados a su suerte por sus dueños. Y aunque en el refugio llegó a albergar a 350, hoy espera cumplir el mismo objetivo con los 82 que hay en la actualidad.
“A estas alturas ya no tendría perros ni gatos. El 100 % de los que están actualmente ingresaron hace cuatro y cinco meses, me los dejaron abandonados acá. Hay rescatistas que no tienen refugio y me los dejan en la fundación”, aseguró la animalista.
Pero la mayor preocupación de Karol es el ultimátum que le dieron los dueños del predio donde funciona el refugio para que desaloje el lugar: “Hice lo posible para salir del lote, pero no he podido. Ya es una situación que pasó a un documento firmado con el compromiso de retirarme”, indicó.
La rescatista manifestó que el lote de 28 x 28 metros cuadrados se lo prestaron para apoyarla en su labor con una única condición: no podía albergar más de 20 perros. Sin embargo, la incumplió. “Cuando empecé a dar a conocer mi labor, llegué a tener un grupo de 80 voluntarios y lo que hacían era rescatar animales y dejarlos acá. Cuando vine a ver me llené de animalitos, incumpliendo el compromiso con las personas que me prestaron el lugar”, enfatizó.
El Refugio Gestión Animal funciona en los horarios de 7:00 a 11:00 de la mañana y de 3:00 a 6:00 de la tarde; allí los perros y gatos reciben el tratamiento necesario para su bienestar, de acuerdo a la patología que presenten. “Todos los animalitos que ingresan al refugio están al día de vacunas. A diario los perritos consumen un bulto de concentrado de 30 kilos, los gatos consumen 4 kilos; son desparasitados y esterilizados”, afirmó la directora del lugar.
Luego se hace el proceso de adopción, para ello los adoptantes deben cumplir con algunos requisitos que garanticen que la mascota va a quedar en buenas manos. Los gastos del refugio ascienden aproximadamente a $6 millones al mes, los cuales se consiguen gracias a algunos aportes y donaciones de la ciudadanía. Otros se obtienen a través de la prestación de servicios de vacunación, esterilización, desparasitación, atención veterinaria y la venta de un champú anti pulgas y garrapatas creado por la misma Karol.
Entre tanto, la animalista asegura sentirse agotada, ya que toda esta responsabilidad recae sobre sus hombros y no cuenta con el respaldo del gobierno local para reubicar el refugio en un lote propio. “No conseguí lote, la Secretaría de Salud quedó en darme uno y no pasó nada, luego gestioné donaciones para comprar un lote, pero tampoco se logró el objetivo” contó.
La situación que ahora vive la ha llevado a tomar la decisión de desistir en la preservación del refugio, puesto que tiene un plazo de un poco menos de dos meses para poder dar en adopción a los animales y salir del predio. Su mayor temor es que sus ‘peluditos’, como cariñosamente les llama, no cuenten con un hogar donde recibir el amor y la atención que necesitan.
Por Andreina Galvez.