“No le importa venirse a pie en pleno sol para recibir sus clases de acordeón”, con estas palabras, Yusmira Machado, madre soltera de un niño de la etnia wayuu, narra el sacrificio que su hijo tiene que hacer para recibir sus clases de Formación Musical en Fonseca, La Guajira, con un solo objetivo: cumplir su sueño de aprender a tocar este instrumento.
El niño, quien camina hasta una hora desde la vereda Cardonal, sin importar las inclemencias del clima, es uno de los más de 100 estudiantes beneficiados de un convenio que Comfaguajira firmó con la Fundación Huellas del Maestro, del Rey de Reyes, Gonzalo Arturo ‘Cocha’ Molina, para enseñar a tocar acordeón a niños y niñas de las instituciones educativas de Barrancas, Fonseca y Papayal.
Lee también: Con teclados de computador, 30 niños y niñas de La Loma aprendieron a tocar acordeón guiados por ‘Cocha’ Molina
“Desde los 5 años mi hijo soñaba con tocar el acordeón. Yo trabajaba, pero no me alcanzaba para complacerlo y darle el curso cómo era. Dios hizo las cosas a su propósito y gracias a Dios mi hijo ya está cumpliendo su sueño de tocar un acordeón y yo lo voy a apoyar”, expresó emocionada Machado al ver los avances que ha tenido su pequeño.
Enseñanza del acordeón en el aula de clases
Las clases son impartidas dos veces a la semana con una intensidad de cinco horas en cada sesión, por diez meses, para que los niños y niñas aprendan a tocar en acordeón los cuatro aires del folclor vallenato: paseo, merengue, son y puya.
”Gracias a las salas de informática de las instituciones educativas, los niños aprenden con el teclado del computador —un simulador virtual que reproduce la experiencia del acordeón real—, y luego pasan directamente al instrumento físico. Este enfoque ha acelerado el proceso de aprendizaje de una manera sorprendente. Estas clases son presenciales en programa de jornada escolar complementaria”, dijo Julieth Peraza, cofundadora de la funda Las Huellas del Maestro a EL PILÓN.
Agregó que con esta herramienta los estudiantes podrán mejorar su vida personal, emocional y académica, así como se convierte en una “puerta” para el desarrollo de su vida como músicos del folclor vallenato.
No dejes de leer: “Fue un susto grande”: Jorge Antonio Oñate tras accidente de tránsito en Boyacá
La Fundación Huellas del Maestro graduó en el corregimiento de La Loma, Cesar, a más de 30 niños que hicieron el curso de Formación Musical, ampliando sus conocimientos y habilidades al momento de tocar el acordeón.
La historia del niño wayuu se ha convertido en inspiración para muchas personas, demostrando que no hay límites al momento de cumplir los sueños.
POR: LUCÍA MENDOZA CUELLO/EL PILÓN.











