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El Vallenato - 1 mayo, 2018

Los versos corren por las venas del primer rey de la Piqueria Infantil

Julio Andrés fue coronado como el rey Infantil de la Piqueria en la versión 51 del Festival Vallenato, donde se estrenó por primera vez esta categoría para los niños verseadores.

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Julio Andrés Gil Barros ha hecho historia al convertirse en el primer rey Infantil de la Piqueria en el Festival Vallenato que culminó ayer, tras cuatro días de concursos y fiestas en homenaje a Carlos Vives.

La actuación de Gil, la noche del domingo 30 de abril, en la tarima ‘Colacho’ Mendoza, emocionó a los asistentes que se encontraban en el Parque de la Leyenda Vallenata. El pequeño de 11 años aseguró que en esa presentación tuvo mucha precaución de llevar el ritmo y que fue cuidadoso porque se trataba de una dama y quiso mostrar respeto.

Aunque su nombre quedará marcado por haberse convertido en el primer ganador de la mencionada categoría, la relación con los versos que tiene Gil, oriundo de Barrancabermeja, Santander, no es cuestión de improvisación.

“Verseo desde los seis años. Empece a hacerlo porque mi papá escuchaba las parrandas de Diomedes Díaz, para él no hay verseador igual y me empezó a inculcar eso. Después mi tío Andrés me empezó a enseñar junto con mi hermano Kevin, quien también versea”, explicó en una clara referencia a la vena artística que hay en su familia, pues además de su tío, Andrés Barros Méndez, rey de la Piqueria en los años 1995 y 2014, su papá Julio César Gil Páez, también lo hace y de hecho en esta versión del Festival Vallenato participó en la categoría de mayores hasta donde llegó a estar entre los semifinalistas.

Junto con ellos, su abuela Ana Méndez también compone versos, aunque no ha participado en ningún evento de este tipo y la mamá del pequeño; Olga Barros Méndez, también se atreve con las rimas, de hecho ya la han apodado como ‘La Avispa’ mientras que el menor, en el mundo de la trova es conocido como ‘Chiripero’.

“La abuela es verseadora, su familia es de la parte baja de Bolívar, tierra de repentistas. Algo ancestral porque cuando llegaron los españoles llamaban el ganado con décimas. Entonces, a veces la gente cree que lo aprendió y ya, pero eso viene de una tradición”, manifestó su progenitor.

Desde que empezó en el mundo del verso ha estado participando en diferentes concursos tanto en su ciudad natal, lo que lo ha llevado a competir en festivales en Bucaramanga, Fonseca y ahora Valledupar.

Justamente sobre la capital del Cesar, que ha visitado en ocasiones anteriores, tiene una muy buena percepción porque la considera “un lugar excelente y muy bonita”. Del Festival Vallenato opinó que es un evento supremamente importante que con el paso del tiempo ha avanzado en una gran dimensión.

En cuanto a la preparación que tiene el menor para afrontar sus competencias; la lectura se revela como la principal clave puesto que con el conocimiento que adquiere de la misma logra nutrir su repertorio y tener más ideas a la hora de enfrentar una contienda. Ahora mismo, está leyendo La Ilíada, una obra de origen griego atribuida a Homero y que al tratarse de una epopeya tiene una composición de versos.

Además, diariamente de camino al colegio va practicando los versos junto con su padre, quien explicó: “Estamos al nivel que él me pone un pie forzado y yo le tengo que decir una décima y yo le pongo otro y él me responde igual”.

Aparte de la lectura, a Julio le gusta mucho dibujar y esta es precisamente una de las actividades a la que dedica su tiempo libre cuando no se encuentra preparándose para sus composiciones.

Con relación a la participación de este año, manifestó que el hecho de que abrieran un espacio para los infantes le pareció excelente porque apoyan a los niños para que se preparen en esa categoría para cuando lleguen a concursar como en la competencia de mayores.
Después del triunfo obtenido cree que debe seguir demostrando porque fue escogido como el mejor entre los 14 niños que se inscribieron en principio. Para lo mismo sigue su crecimiento diario, pues como le ha manifestado su papá todos los días se aprende algo de las demás personas y a él le resulta muy natural porque conoce muy de cerca a grandes verseadores y trovadores de todo el país, en los cuales se fija mucho para mejorar permanentemente.

De cara a lo que quiere hacer a futuro, aunque aún cursa sexto grado de bachillerato, ya tiene definido que se quiere dedicar al Derecho sin dejar de lado el verso, por lo que siente verdadera pasión.

Sobre un posible recibimiento en su ciudad de origen, a donde llegará hoy, no sabe qué le espera, pero tiene compromisos con algunos medios de comunicación para hablar sobre su experiencia en Valledupar y el precedente que ha marcado con su logro.

De parte de su tío Andrés ya recibió las felicitaciones llenas de orgullo y mientras se despide de la capital mundial del vallenato, de la cual se va coronado como rey, lleva en su mente que volverá a pisar esta tierra para revalidar su título y planea la lucha que dará en la próxima edición del festival para seguir demostrando que los versos, con métrica y rima, corren por sus venas.

Daniela Rincones Julio/ EL PILÓN
[email protected]

El Vallenato
1 mayo, 2018

Los versos corren por las venas del primer rey de la Piqueria Infantil

Julio Andrés fue coronado como el rey Infantil de la Piqueria en la versión 51 del Festival Vallenato, donde se estrenó por primera vez esta categoría para los niños verseadores.


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Julio Andrés Gil Barros ha hecho historia al convertirse en el primer rey Infantil de la Piqueria en el Festival Vallenato que culminó ayer, tras cuatro días de concursos y fiestas en homenaje a Carlos Vives.

La actuación de Gil, la noche del domingo 30 de abril, en la tarima ‘Colacho’ Mendoza, emocionó a los asistentes que se encontraban en el Parque de la Leyenda Vallenata. El pequeño de 11 años aseguró que en esa presentación tuvo mucha precaución de llevar el ritmo y que fue cuidadoso porque se trataba de una dama y quiso mostrar respeto.

Aunque su nombre quedará marcado por haberse convertido en el primer ganador de la mencionada categoría, la relación con los versos que tiene Gil, oriundo de Barrancabermeja, Santander, no es cuestión de improvisación.

“Verseo desde los seis años. Empece a hacerlo porque mi papá escuchaba las parrandas de Diomedes Díaz, para él no hay verseador igual y me empezó a inculcar eso. Después mi tío Andrés me empezó a enseñar junto con mi hermano Kevin, quien también versea”, explicó en una clara referencia a la vena artística que hay en su familia, pues además de su tío, Andrés Barros Méndez, rey de la Piqueria en los años 1995 y 2014, su papá Julio César Gil Páez, también lo hace y de hecho en esta versión del Festival Vallenato participó en la categoría de mayores hasta donde llegó a estar entre los semifinalistas.

Junto con ellos, su abuela Ana Méndez también compone versos, aunque no ha participado en ningún evento de este tipo y la mamá del pequeño; Olga Barros Méndez, también se atreve con las rimas, de hecho ya la han apodado como ‘La Avispa’ mientras que el menor, en el mundo de la trova es conocido como ‘Chiripero’.

“La abuela es verseadora, su familia es de la parte baja de Bolívar, tierra de repentistas. Algo ancestral porque cuando llegaron los españoles llamaban el ganado con décimas. Entonces, a veces la gente cree que lo aprendió y ya, pero eso viene de una tradición”, manifestó su progenitor.

Desde que empezó en el mundo del verso ha estado participando en diferentes concursos tanto en su ciudad natal, lo que lo ha llevado a competir en festivales en Bucaramanga, Fonseca y ahora Valledupar.

Justamente sobre la capital del Cesar, que ha visitado en ocasiones anteriores, tiene una muy buena percepción porque la considera “un lugar excelente y muy bonita”. Del Festival Vallenato opinó que es un evento supremamente importante que con el paso del tiempo ha avanzado en una gran dimensión.

En cuanto a la preparación que tiene el menor para afrontar sus competencias; la lectura se revela como la principal clave puesto que con el conocimiento que adquiere de la misma logra nutrir su repertorio y tener más ideas a la hora de enfrentar una contienda. Ahora mismo, está leyendo La Ilíada, una obra de origen griego atribuida a Homero y que al tratarse de una epopeya tiene una composición de versos.

Además, diariamente de camino al colegio va practicando los versos junto con su padre, quien explicó: “Estamos al nivel que él me pone un pie forzado y yo le tengo que decir una décima y yo le pongo otro y él me responde igual”.

Aparte de la lectura, a Julio le gusta mucho dibujar y esta es precisamente una de las actividades a la que dedica su tiempo libre cuando no se encuentra preparándose para sus composiciones.

Con relación a la participación de este año, manifestó que el hecho de que abrieran un espacio para los infantes le pareció excelente porque apoyan a los niños para que se preparen en esa categoría para cuando lleguen a concursar como en la competencia de mayores.
Después del triunfo obtenido cree que debe seguir demostrando porque fue escogido como el mejor entre los 14 niños que se inscribieron en principio. Para lo mismo sigue su crecimiento diario, pues como le ha manifestado su papá todos los días se aprende algo de las demás personas y a él le resulta muy natural porque conoce muy de cerca a grandes verseadores y trovadores de todo el país, en los cuales se fija mucho para mejorar permanentemente.

De cara a lo que quiere hacer a futuro, aunque aún cursa sexto grado de bachillerato, ya tiene definido que se quiere dedicar al Derecho sin dejar de lado el verso, por lo que siente verdadera pasión.

Sobre un posible recibimiento en su ciudad de origen, a donde llegará hoy, no sabe qué le espera, pero tiene compromisos con algunos medios de comunicación para hablar sobre su experiencia en Valledupar y el precedente que ha marcado con su logro.

De parte de su tío Andrés ya recibió las felicitaciones llenas de orgullo y mientras se despide de la capital mundial del vallenato, de la cual se va coronado como rey, lleva en su mente que volverá a pisar esta tierra para revalidar su título y planea la lucha que dará en la próxima edición del festival para seguir demostrando que los versos, con métrica y rima, corren por sus venas.

Daniela Rincones Julio/ EL PILÓN
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