“Mira que esta sí es de verdad”, habría escuchado Luis Manuel Páez Ochoa, de 22 años de edad, antes de morir por un disparo de arma de fuego a manos, presuntamente, de un compañero de parranda con el que estaba en una vivienda del barrio Villa Concha, de Valledupar.

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Así lo recordó el técnico de telefonía Yeison Carlos Aguilar, quien se encontraba justo en ese momento abrazado con su amigo y colega de trabajo, cuando le cayó el disparo.

Todo pasó en cuestión de minutos. Al agresor lo vieron bajar de un segundo piso del inmueble localizado sobre la carrera 23 y al manipular el arma, desencadenó la tragedia que ahora todos lamentan.

“Le dije que había fregado al ‘pelao’ y respondió que el disparo no le había pegado, pero vimos la sangre. Lo montamos en un taxi y lo llevamos a la clínica y él (Luis Manuel) venía hablando, pero el disparo lo lastimó por dentro”, narró Yeison Aguilar.

Llegaron a la Clínica de Alta Complejidad donde le brindaron los primeros auxilios y a los pocos minutos reportaron su muerte por una herida del lado derecho de la región torácica.

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Lo que empezó como una noche de alegría se convirtió en llanto. Mientras tanto, el señalado homicida presuroso recogió sus cosas y antes de que llegara la Policía Nacional se marchó del lugar. Ya está identificado.

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La razón de ser de aquellas palabras que sentenciaron la muerte de Páez Ochoa, la noche del domingo, correspondieron a una plática ‘fuera de lugar’ que sostuvieron los presentes bajo los efectos del alcohol.

“Estábamos en la terraza tomando y en el momento había una conversación de armas, yo les dije que eso no eran juegos, que no hablaran de eso, uno dijo que tenía una traumática y el muchacho (el agresor) subió, pero no nos percatamos de nada, nos metimos al apartamento y colocamos música, comenzamos a bailar y de repente llegó”, acotó Aguilar, quien puntualizó que no sabía que el sujeto tenía un arma de fuego.

Todos se conocían porque el agresor tiene un local de dispositivos tecnológicos a la vuelta del establecimiento comercial donde la víctima y amigos trabajaban.

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Con la muerte de Luis Manuel Páez Ochoa ya son 63 las personas que han muerto en la capital del Cesar por arma de fuego, elemento contundente o arma blanca.

A su corta edad dejó huellas entre sus amigos al ser recordado como una persona alegre, amistosa y comprometida con su trabajo.

Por: Marllelys Salinas Mercado / EL PILÓN
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