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Festival Vallenato - 28 abril, 2019

La seducción de los sones en la plaza de Patillal

Si la competencia fuera de aires vallenatos, al final de la primera ronda de la Canción Inédita, el son sería el rey. Esa conclusión quedó divagando por la plaza Freddy Molina, en Patillal, donde tiene lugar la competencia.

Con el son ‘La llave de tu reino’, el compositor Adrián Villamizar Zapata fue el encargado de cerrar la primera ronda del concurso de canción inédita.

Foto: Maria Ruth Mosquera.
Con el son ‘La llave de tu reino’, el compositor Adrián Villamizar Zapata fue el encargado de cerrar la primera ronda del concurso de canción inédita. Foto: Maria Ruth Mosquera.

Si la competencia fuera de aires vallenatos, al final de la primera ronda de la Canción Inédita, el son sería el rey. Esa conclusión quedó divagando por la plaza Freddy Molina, en Patillal, donde tiene lugar la competencia. Los nueve sones de la lista recibieron aplausos del público y en una mayor proporción que cualquier otro de los aires en los que se presentan los compositores, exceptuando unos pocos que llegaron al corregimiento del norte de Valledupar acompañados con barras grandes, uniformadas con camisetas, con pancartas e incluso con dos empanadas gigantes, caso puntual de la comitiva de Wiston Müegues, autor de la puya ‘La empanada’.

Tal vez por la cadencia natural de este aire, por la concentración y casi mística que se le vio a los músicos al interpretarlos, tal vez porque era el final de la competencia, había bajado el calor y la Sierra estaba enviando su brisa fresca, tal vez porque siguieron a la algarabía de la puya, tal vez porque en efecto son el punto de más calidad en las cancones presentadas; lo cierto es que el momento de los sones el público respondió en masa.

La segunda jornada de la Canción Inédita se desarrolló en forma normal, desde las diez de la mañana hasta las cuatro de la tarde, con un receso al mediodía. Los compositores se fueron a descansar, a la espera de los resultados del jurado, integrado por los compositores Mateo Torres, Everardo Armenta y Enrique Cabas. Persiste la baja asistencia de público a la plaza, aunque aumentó con respecto al primer día.

Melancolía ancestral en aire de son

A Patillal llegó con su sobrero vueltiao, su atuendo muy fresco, su guitarra bien afinada y un sueño por cumplir, representado en dos canciones que logró incluir en la lista de 62 seleccionadas para concursar en tarima. Estuvo todo el tiempo muy discreta, ensayando con su grupo a la sombra de los árboles de caucho que refrescan las mañanas en el pueblo de poetas, levantado en el regazo de la Sierra Nevada, hasta que le correspondió el turno de cantar. Ya el día anterior, en la primera ronda, había interpretado el paseo ‘Cantora’ con el que rinde homenaje a las mujeres dedicadas al arte de la música vallenata; recibió los aplausos y se fue.

Hoy llegó temprano al lugar de concurso y esperó su turno para subir a tarima. Y no es que con su paseo no se hubiera destacado; es que con el son ‘Mi nota está contenta’ sucedió algo distinto: el público en la plaza hizo silencio para verla, para escucharla, para admirarla: había algo en ella que denotaba reverencia hacia lo que evocaba en su canto, hacia los juglares, hacia el son, hacia Alejo, hacia el Festival, hacia tantos concursantes experimentados que con ella entraron a la competencia, que para ella es nueva. Cerró su presentación, con un “Oa” que selló su homenaje al inmortal Alejo Durán y descendió de la tarima para recibir una avalancha de abrazos y felicitaciones que la estaban esperando. “Lo que acabas de hacer es lo más bonito que he escuchado en lo que va del concurso”, se le escuchó a alguien decirle al oído; entonces muchos quisieron saber quién es ella.

Esta es la primera vez que Aura Teresa Castellar Fuentes, monteriana, de 33 años, concursa en un festival. No solo logró doble ingreso a la lista de preseleccionadas sino que se llevó los aplausos del público con su son ‘Mi nota está contenta’. Foto Mariaruth Mosquera

Aura Teresa Castellar Fuentes es una compositora monteriana, de 33 años, licenciada en artes con énfasis en música, que acaba de grabar un disco de vallenatos en un formato semi acústico, con sonidos ancestrales. Es un disco de vallenatos, muy acústicos; tienen acordeón, pero también guitarras con un sonido muy acústico, como del pasado. Me anime a hacerlo porque creo que es muy bonito no olvidar las raíces; los sones sobre todo. Me animé porque creo que ya no se escriben muchos sones y me parecen tan lindos, tan melancólicos”, dice.

Desde que era niña está escribiendo canciones, pero por primera vez concursa en un festival. Fue una entrada triunfal, tratándose del Festival de la Leyenda Vallenata, que es el más grande de su clase, y de la inclusión de dos temas en una lista de 62, en la que fueron descartadas 176 obras. “Gracias a Dios, no me lo esperaba. Yo vine con el son y decía: ¿será que meto también el paseo?, porque tenía planeado hacer el lanzamiento del disco y creo que este era el lugar perfecto para mostrarlo”, expresa Aura.

Las carreras de Julio Salas

Extrañeza causó entre algunos periodistas que al cabo de la presentación de la puya ‘La controversia’, que compuso y presentó dúo con su hermano Ricaurte Salas, buscaban a Julio Salas para entrevistarlo, pues les llamo la atención el mensaje de conciliación y respeto por las diferencias que en forma histriónica acababan de representar en la tarima Octavio Daza. Y no lo pudieron encontrar. La razón: Julio salió a toda prisa rumbo a Valledupar porque debía llegar al Coliseo de Ferias Julio Castro Monsalvo a presentarse en la segunda ronda del concurso de piqueria.

La presentación de los Salas captó la atención del público, debido al drama que llevaron a escena, representado a dos hermanos en controversia porque a uno le gusta el vallenato tradicional y el otro disfruta con la música que están haciendo las nuevas generaciones. “La controversia nació en una parranda donde mi hermano, en su bailar, su forma característica espontánea y dicharachera, comienza como que a gozar mucho con las cancones de ‘Churo’ Díaz; Diego Daza que ahora está muy de moda, y yo soy un poco más tradicional; yo toco guitarra y canto música de Iván Ovalle, de Hernando Marín; ahí comenzamos a versear y caímos en cuenta: ¡Vamos a hacer este en una puya bajo el argumento que tú vas a defender el vallenato tradicional”, narró Ricaurte, enfatizando que el llamado es la reconciliación, tal como sucede al final de la canción, donde los hermanos se abrazan y hacen un acuerdo: “Usted canta uno de Diego Daza, yo canto ‘Mi hermano y yo’ y así gozamos los dos y la música vallenata”.

Julio Oñate, el ausente

Primero, segundo y tercer llamado a la tarima y Julio Oñate no apareció. Nadie dio razón de él. Entonces el presentador del concurso debió llamar al siguiente participante. El concurso siguió su curso, pero los cercanos y los que había ido con la ilusión de escuchar su canción sintieron un poco de tristeza y desconcierto. Pero el compositor, ganador de este concurso en 1976 con la premonitoria canción ‘La profecía’, tuvo razones de peso y lamento para no cumplir la cita: “Me tocó retirarme porque el ‘Chiche’ Badillo, que era quien me iba a cantar la canción, lo metieron a la clínica con bronquitis y entonces no tenía quien me la cantara”.

Por: Maria Ruth Mosquera

Festival Vallenato
28 abril, 2019

La seducción de los sones en la plaza de Patillal

Si la competencia fuera de aires vallenatos, al final de la primera ronda de la Canción Inédita, el son sería el rey. Esa conclusión quedó divagando por la plaza Freddy Molina, en Patillal, donde tiene lugar la competencia.


Con el son ‘La llave de tu reino’, el compositor Adrián Villamizar Zapata fue el encargado de cerrar la primera ronda del concurso de canción inédita.

Foto: Maria Ruth Mosquera.
Con el son ‘La llave de tu reino’, el compositor Adrián Villamizar Zapata fue el encargado de cerrar la primera ronda del concurso de canción inédita. Foto: Maria Ruth Mosquera.

Si la competencia fuera de aires vallenatos, al final de la primera ronda de la Canción Inédita, el son sería el rey. Esa conclusión quedó divagando por la plaza Freddy Molina, en Patillal, donde tiene lugar la competencia. Los nueve sones de la lista recibieron aplausos del público y en una mayor proporción que cualquier otro de los aires en los que se presentan los compositores, exceptuando unos pocos que llegaron al corregimiento del norte de Valledupar acompañados con barras grandes, uniformadas con camisetas, con pancartas e incluso con dos empanadas gigantes, caso puntual de la comitiva de Wiston Müegues, autor de la puya ‘La empanada’.

Tal vez por la cadencia natural de este aire, por la concentración y casi mística que se le vio a los músicos al interpretarlos, tal vez porque era el final de la competencia, había bajado el calor y la Sierra estaba enviando su brisa fresca, tal vez porque siguieron a la algarabía de la puya, tal vez porque en efecto son el punto de más calidad en las cancones presentadas; lo cierto es que el momento de los sones el público respondió en masa.

La segunda jornada de la Canción Inédita se desarrolló en forma normal, desde las diez de la mañana hasta las cuatro de la tarde, con un receso al mediodía. Los compositores se fueron a descansar, a la espera de los resultados del jurado, integrado por los compositores Mateo Torres, Everardo Armenta y Enrique Cabas. Persiste la baja asistencia de público a la plaza, aunque aumentó con respecto al primer día.

Melancolía ancestral en aire de son

A Patillal llegó con su sobrero vueltiao, su atuendo muy fresco, su guitarra bien afinada y un sueño por cumplir, representado en dos canciones que logró incluir en la lista de 62 seleccionadas para concursar en tarima. Estuvo todo el tiempo muy discreta, ensayando con su grupo a la sombra de los árboles de caucho que refrescan las mañanas en el pueblo de poetas, levantado en el regazo de la Sierra Nevada, hasta que le correspondió el turno de cantar. Ya el día anterior, en la primera ronda, había interpretado el paseo ‘Cantora’ con el que rinde homenaje a las mujeres dedicadas al arte de la música vallenata; recibió los aplausos y se fue.

Hoy llegó temprano al lugar de concurso y esperó su turno para subir a tarima. Y no es que con su paseo no se hubiera destacado; es que con el son ‘Mi nota está contenta’ sucedió algo distinto: el público en la plaza hizo silencio para verla, para escucharla, para admirarla: había algo en ella que denotaba reverencia hacia lo que evocaba en su canto, hacia los juglares, hacia el son, hacia Alejo, hacia el Festival, hacia tantos concursantes experimentados que con ella entraron a la competencia, que para ella es nueva. Cerró su presentación, con un “Oa” que selló su homenaje al inmortal Alejo Durán y descendió de la tarima para recibir una avalancha de abrazos y felicitaciones que la estaban esperando. “Lo que acabas de hacer es lo más bonito que he escuchado en lo que va del concurso”, se le escuchó a alguien decirle al oído; entonces muchos quisieron saber quién es ella.

Esta es la primera vez que Aura Teresa Castellar Fuentes, monteriana, de 33 años, concursa en un festival. No solo logró doble ingreso a la lista de preseleccionadas sino que se llevó los aplausos del público con su son ‘Mi nota está contenta’. Foto Mariaruth Mosquera

Aura Teresa Castellar Fuentes es una compositora monteriana, de 33 años, licenciada en artes con énfasis en música, que acaba de grabar un disco de vallenatos en un formato semi acústico, con sonidos ancestrales. Es un disco de vallenatos, muy acústicos; tienen acordeón, pero también guitarras con un sonido muy acústico, como del pasado. Me anime a hacerlo porque creo que es muy bonito no olvidar las raíces; los sones sobre todo. Me animé porque creo que ya no se escriben muchos sones y me parecen tan lindos, tan melancólicos”, dice.

Desde que era niña está escribiendo canciones, pero por primera vez concursa en un festival. Fue una entrada triunfal, tratándose del Festival de la Leyenda Vallenata, que es el más grande de su clase, y de la inclusión de dos temas en una lista de 62, en la que fueron descartadas 176 obras. “Gracias a Dios, no me lo esperaba. Yo vine con el son y decía: ¿será que meto también el paseo?, porque tenía planeado hacer el lanzamiento del disco y creo que este era el lugar perfecto para mostrarlo”, expresa Aura.

Las carreras de Julio Salas

Extrañeza causó entre algunos periodistas que al cabo de la presentación de la puya ‘La controversia’, que compuso y presentó dúo con su hermano Ricaurte Salas, buscaban a Julio Salas para entrevistarlo, pues les llamo la atención el mensaje de conciliación y respeto por las diferencias que en forma histriónica acababan de representar en la tarima Octavio Daza. Y no lo pudieron encontrar. La razón: Julio salió a toda prisa rumbo a Valledupar porque debía llegar al Coliseo de Ferias Julio Castro Monsalvo a presentarse en la segunda ronda del concurso de piqueria.

La presentación de los Salas captó la atención del público, debido al drama que llevaron a escena, representado a dos hermanos en controversia porque a uno le gusta el vallenato tradicional y el otro disfruta con la música que están haciendo las nuevas generaciones. “La controversia nació en una parranda donde mi hermano, en su bailar, su forma característica espontánea y dicharachera, comienza como que a gozar mucho con las cancones de ‘Churo’ Díaz; Diego Daza que ahora está muy de moda, y yo soy un poco más tradicional; yo toco guitarra y canto música de Iván Ovalle, de Hernando Marín; ahí comenzamos a versear y caímos en cuenta: ¡Vamos a hacer este en una puya bajo el argumento que tú vas a defender el vallenato tradicional”, narró Ricaurte, enfatizando que el llamado es la reconciliación, tal como sucede al final de la canción, donde los hermanos se abrazan y hacen un acuerdo: “Usted canta uno de Diego Daza, yo canto ‘Mi hermano y yo’ y así gozamos los dos y la música vallenata”.

Julio Oñate, el ausente

Primero, segundo y tercer llamado a la tarima y Julio Oñate no apareció. Nadie dio razón de él. Entonces el presentador del concurso debió llamar al siguiente participante. El concurso siguió su curso, pero los cercanos y los que había ido con la ilusión de escuchar su canción sintieron un poco de tristeza y desconcierto. Pero el compositor, ganador de este concurso en 1976 con la premonitoria canción ‘La profecía’, tuvo razones de peso y lamento para no cumplir la cita: “Me tocó retirarme porque el ‘Chiche’ Badillo, que era quien me iba a cantar la canción, lo metieron a la clínica con bronquitis y entonces no tenía quien me la cantara”.

Por: Maria Ruth Mosquera