Los habitantes del barrio El Progreso esperan que las administraciones de turno los miren con buenos ojos, para lograr bienestar y desarrollo.
Por: Abdel Martínez Pérez/EL PILÓN
El cambio de la tubería del alcantarillado, la estabilidad del fluido eléctrico, el montaje de juegos infantiles, la pavimentación en concreto de varias cuadras, la nivelación del terreno para que las aguas lluvias no cause inundaciones, son entre otras las principales necesidades que afrontan los residentes en el barrio ‘El Progreso’, localizado en el occidente de Valledupar, donde sí ha progresado la seguridad, porque actualmente gozan de una aparente calma en materia de orden público.
En sus 25 años de fundación, cuenta con más de 50 viviendas en las cuatro cuadras que están planificadas, la comunidad mantiene la unión, la solidaridad, el espíritu cívico y una comunicación directa tanto con ellos, como con las autoridades del Cuadrante de Seguridad de la Comuna, para hacerle frente o afrontar cualquier situación, bien sea de calamidad o de orden público.
Según la denuncia de sus moradores, la tubería de la alcantarilla enterrada hace dos décadas y media, no tiene la capacidad para la evacuación de las aguas servidas y llevarlas al emisario final o laguna de oxidación, razón por la que los manjoles se obstruyen por la gran cantidad de sedimentación, causando el rebosamiento de los mismo y por consiguiente malestar entre sus pobladores por los malos olores y las corrientes de agua que surcan por el frente de sus viviendas.
Aunque el nombre proviene por una posible proyección de sus fundadores, teniendo en cuenta su posición geográfica, el sector no es sinónimo de desarrollo, sino de atraso por la poca presencia de las autoridades gubernamentales y ante la poca atención de las necesidades que ellos mismos les planten ya sea mediante cartas, llamadas telefónicas o personal con los funcionarios de turno. “Ellos se acuerdan de uno es en época de política, porque están interesados en lograr una buena votación y es el tiempo propicio de los políticos en que prometen pero nunca cumplen, y si ganan las elecciones, ni se acuerdan de uno, ni los vuelven a saludar, ni tampoco recuerdan que estuvieron en el barrio pescando votos”, dijeron los habitantes.
Ramón Manjarrés De Alba, residente. A mí me toca taponar las rejillas del patio y los mismos baños, para que el agua de la alcantarilla se detenga, porque de lo contrario inunda toda la casa. Falta capacidad de la tubería para la evacuación de las aguas servidas.
Aristides Díaz Díaz, habitante. Tenemos problema con el transformador de la energía que a cada momento se dispara por sobrecarga y ha causado problemas en las casas porque con esa fluctuación, ha quemado varios electrodomésticos y la empresa prestadora del servicio, no responde por nada.
Francisco Antonio Plaza García, residente. Nuestros hijos no tienen dónde jugar, ni divertirse, porque el único parque que existe no está adecuado para el sano esparcimiento de los jóvenes y tienen que hacerlo en los barrios contiguos exponiéndose a los malos momentos con los delincuentes que acechan a esos sectores.
Los habitantes del barrio El Progreso esperan que las administraciones de turno los miren con buenos ojos, para lograr bienestar y desarrollo.
Por: Abdel Martínez Pérez/EL PILÓN
El cambio de la tubería del alcantarillado, la estabilidad del fluido eléctrico, el montaje de juegos infantiles, la pavimentación en concreto de varias cuadras, la nivelación del terreno para que las aguas lluvias no cause inundaciones, son entre otras las principales necesidades que afrontan los residentes en el barrio ‘El Progreso’, localizado en el occidente de Valledupar, donde sí ha progresado la seguridad, porque actualmente gozan de una aparente calma en materia de orden público.
En sus 25 años de fundación, cuenta con más de 50 viviendas en las cuatro cuadras que están planificadas, la comunidad mantiene la unión, la solidaridad, el espíritu cívico y una comunicación directa tanto con ellos, como con las autoridades del Cuadrante de Seguridad de la Comuna, para hacerle frente o afrontar cualquier situación, bien sea de calamidad o de orden público.
Según la denuncia de sus moradores, la tubería de la alcantarilla enterrada hace dos décadas y media, no tiene la capacidad para la evacuación de las aguas servidas y llevarlas al emisario final o laguna de oxidación, razón por la que los manjoles se obstruyen por la gran cantidad de sedimentación, causando el rebosamiento de los mismo y por consiguiente malestar entre sus pobladores por los malos olores y las corrientes de agua que surcan por el frente de sus viviendas.
Aunque el nombre proviene por una posible proyección de sus fundadores, teniendo en cuenta su posición geográfica, el sector no es sinónimo de desarrollo, sino de atraso por la poca presencia de las autoridades gubernamentales y ante la poca atención de las necesidades que ellos mismos les planten ya sea mediante cartas, llamadas telefónicas o personal con los funcionarios de turno. “Ellos se acuerdan de uno es en época de política, porque están interesados en lograr una buena votación y es el tiempo propicio de los políticos en que prometen pero nunca cumplen, y si ganan las elecciones, ni se acuerdan de uno, ni los vuelven a saludar, ni tampoco recuerdan que estuvieron en el barrio pescando votos”, dijeron los habitantes.
Ramón Manjarrés De Alba, residente. A mí me toca taponar las rejillas del patio y los mismos baños, para que el agua de la alcantarilla se detenga, porque de lo contrario inunda toda la casa. Falta capacidad de la tubería para la evacuación de las aguas servidas.
Aristides Díaz Díaz, habitante. Tenemos problema con el transformador de la energía que a cada momento se dispara por sobrecarga y ha causado problemas en las casas porque con esa fluctuación, ha quemado varios electrodomésticos y la empresa prestadora del servicio, no responde por nada.
Francisco Antonio Plaza García, residente. Nuestros hijos no tienen dónde jugar, ni divertirse, porque el único parque que existe no está adecuado para el sano esparcimiento de los jóvenes y tienen que hacerlo en los barrios contiguos exponiéndose a los malos momentos con los delincuentes que acechan a esos sectores.