El hombre que procesa la droga, el ‘jibaro’ que la vende y el consumidor que la compra hacen parte de la larga cadena de actores criminales que en el departamento del Cesar surgieron con su propia historia y evolución. Por las amplias tierras de la región rodeadas de ganadería, palma de aceite y minería, la droga pasó de camuflarse a grandes rasgos desde avionetas a vehículos, que a veces caen en manos de las autoridades.
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Pero al igual que en el territorio nacional, todo comenzó entre la década de los 70 y 80 con la bonanza ‘marimbera’, es decir, la siembra de marihuana, especialmente en la Sierra Nevada de Santa Marta, ubicada entre los departamentos del Magdalena, La Guajira y Cesar.
“Los marimberos eran los vendedores de la droga, los campesinos la sembraban y ellos la compraban para comercializarla ilegalmente. Al principio, amasaron grandes fortunas porque se reprimía muy poco y vivían en los mejores sectores urbanos. El impacto fue catastrófico, la sociedad giraba en torno a eso, en esa época era más productor que consumidor”, recordó el historiador Tomás Darío Gutiérrez Hinojosa.
Según los conocedores del fenómeno, los primeros marimberos fueron ciudadanos extranjeros que llegaron al país y descubrieron las cualidades de la marihuana, pero a nivel local provinieron de los vecinos departamentos de La Guajira y el Magdalena. “Ellos con su dinero fomentaron las guerras entre familias tradicionales en La Guajira y norte del Cesar, eso se exacerbó y fue trágico porque generó violencia”, añadió Gutiérrez.
A su vez permeó las esferas del poder político y económico, que también fue alcanzado por la violencia de los grupos al margen de la ley.
LAS NARCOAVIONETAS
Esta modalidad fue una de las que años atrás marcó la era de la criminalidad cesarense, a tal punto que llegó a involucrar a varias empresas. De acuerdo con los registros noticiosos, en el mes de noviembre de 1996 la Policía Nacional inmovilizó en el aeropuerto de Cali una ‘narcoavioneta’ de la entonces empresa Aerotaxi Valledupar, cuya matrícula estaba registrada en la Cámara de Comercio de la capital cesarense.
El operativo propició la visita en el departamento del entonces director de la Policía, general Rosso José Serrano Cadena, en compañía de otros mandos. Un año anterior las autoridades realizaron otra diligencia de allanamiento en contra de una empresa que operaba en el Aeropuerto Alfonso López Pumarejo en Valledupar. En esa oportunidad retuvieron cuatro avionetas por órdenes de la Fiscalía por verse involucradas con droga.
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Pero sin duda el caso más recordado es el de la avioneta con droga que se convirtió en el atractivo turístico del parque El Helado, localizado frente al Balneario Hurtado de los vallenatos. Sobre su aparición existen varias versiones: unos dicen que la avioneta fue incautada en el aeropuerto de la ciudad, pero otros comentan que fue en un municipio cercano. Lo cierto era que llevaba droga.
El avión DC6 con longitud de 39 metros de largo permaneció por muchos años en el aeropuerto y en el mes de diciembre de 1999, según el archivo de EL PILÓN, fue trasladado al parque Lineal. Este medio de comunicación registró que el traslado demoró varios días y tuvo que ser necesario suspender esporádicamente la energía, además de cortar varios árboles. Se hizo bajo la administración de Jhonny Pérez Oñate comprendida entre el 1998 – 2000.
OTRAS MODALIDADES
Poco a poco el mercado se monopolizó y requirió de una droga más fuerte como la cocaína que nació de la base de coca, que según académicos, llegó de los países de Bolívar y Perú.
En ese sentido, a las ‘narcoavionetas’, los ‘narcobarcos’ o submarinos les especializaron su modalidad de transporte para el narcotráfico, pero el departamento del Cesar solo fue visto como una especie de ruta en la costa Caribe.
“Aun cuando la región Caribe no ha sido el eje del narcotráfico colombiano ni la sede de un cartel poderoso, sí ha sido un espacio utilizado regularmente por miembros de mafias de todo el país por su privilegiada condición costera y fronteriza como un punto estratégico para la exportación de droga y el ingreso de armas e insumos químicos. Esto, en medio de un contexto social de alta tolerancia frente al contrabando y el lavado de activos provenientes del tráfico de drogas”, reza el análisis ‘Narcotráfico en la región Caribe’ del profesor Luis Fernando Trejos.
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Ahora no se tiene recuerdo cercano de incautaciones de avionetas con droga en el departamento, aunque existen a lo largo del tiempo otras modalidades para pasar marihuana y cocaína.
La táctica más recurrente es hacer modificaciones a los vehículos particulares o de transporte público para esconder la droga en las puertas, el alfombrado, el tanque de combustible que hacen alternativo y hasta en las propias llantas.
Otros se arriesgan a llevarlas como simples encomiendas o bajo la figura de pasajeros del transporte público.
Algunas se quedan en el intento por caer en los controles del Ejército o la Policía Nacional y otras pasan para sumergirse en el mundo del narcotráfico o microtráfico. Este último se refleja en el Cesar, especialmente en los barrios periféricos.
“La última faceta que tuvimos fue el volcamiento de la sociedad hacia el consumo, nosotros antes éramos solamente productores y ahora se llega a los barrios subnormales y hay consumo de marihuana por todas partes, eso tiene una incidencia en la criminalidad de manera directa y con los hurtos y los homicidios”, concluyó Gutiérrez Hinojosa.
PANORAMA ACTUAL
Actualmente, la marihuana y la cocaína permanecen vigentes, por eso continúan los procedimientos para erradicación y control. De acuerdo con el Observatorio Nacional de Drogas, durante el 2020 en el departamento del Cesar la Fuerza Pública erradicó 3,56 hectáreas de cultivos ilícitos de marihuana.
Además, indicó que se incautaron 15,53 kilogramos de bazuco, 1.895,02 kilogramos de clorhidrato de cocaína, 6.900,00 kilogramos de hoja de coca, 467,42 kilogramos de marihuana prensada y 400,02 kilogramos de pasta de base de coca.
POR: Marllelys Salinas / EL PILÓN
marllelys.salinas@elpilon.com.co