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La apuesta privada que ha sembrado más de 1 millón de árboles en el norte del Cesar

Plantaciones de árboles.

En un tramo de la vía que de Valledupar conduce a Pueblo Bello se puede ver una plantación de árboles diferenciada del bosque natural por su organización. Parecidos al roble, el verdadero nombre de las especies sembradas es melina.

Este proyecto privado de la empresa Pameca S.A. tiene más de 25 años de historia. Inicialmente se apostó por la siembra de corazón fino, una especie de árbol nativa, sin embargo, ante las restricciones para comercializar especies nativas como madera, se apostó por la melina, hasta entonces desconocida pero ahora popular en la región por sus características.

Con casi 1.000 hectáreas (ha) plantadas  en el predio El Zanjón y a punto de completar 500 hectáreas en el predio  Ziruma (ambas en la vía Valledupar-Pueblo Bello), esta empresa ha sembrado más de 1.4 millones de árboles en el Cesar (en promedio 1.000 por ha), nativos y extranjeros, con propósito comercial y ambiental.

El protagonista es la especie melina. Como se reseñó, parecida al roble, inicialmente se usaba para triples, pero ahora ha ganado espacio en la construcción de muebles, acabados de viviendas y oficinas y  postería rural.

Vivero con más de 100.000 plantas sembradas.

DESAFÍOS

La reforestación y venta de madera es un negocio a largo plazo, y con muchos desafíos legales y naturales. Ejemplo fue el incendio que sufrió la finca El Zanjón, en marzo de este año, donde se afectó directamente el vivero donde permanecen sembradas, en proceso de crecimiento, 100.000 plantas.

Por otro lado, en materia comercial y de venta, en el caso de la melina el proceso de crecimiento para la comercialización, transformación y exportación puede durar, en promedio, hasta 8 años.

Los resultados han sido halagadores, pero tiene el inconveniente del largo plazo. Hoy se está trabajando en un horizonte esperado de duración de 8-10 años y no de 12-14 años como plazo final de cosecha. Sería de interés asociarse entre inversionista, dueños de tierra (que se comprometan a cuidar el cultivo) y el apoyo estatal. El modelo existe, toca desarrollarlo teniendo en cuenta que es una producción a largo plazo”, sostuvo María Victoria Saade, ejecutiva de Pameca (por las iniciales de Paulina Mejía de Castro, exgobernadora del Cesar, quien inició el proyecto). Y agregó: “El mercado existe y cada día aumentará más por la demanda de madera legal y el interés marcado en los proyectos ambientales”.

Pero este tipo de apuestas comerciales con millones de árboles sembrados, además de los empleos que genera (en este caso 35 directos), también acarrean beneficios ambientales. Entre los aportes más interesantes de la reforestación está, de una parte, la capacidad de proveer la madera necesaria para la industria, lo cual ayuda a frenar la deforestación de especies nativas y detiene la tala de bosque natural.

Estas plantaciones comúnmente se establecen en regiones despojadas de vegetación, sin árboles nativos y contribuyen a rehabilitar el suelo, a restablecer la cubierta vegetal; pueden proteger cuencas, contribuyen a las precipitaciones, en general contribuye a regenerar el ecosistema. Adicionalmente, y muy importante, es la captura de CO2. Ya han vendido bonos en mercados nacionales e internacionales de fijación de captura de CO2”, afirmó Saade. Sin contar el trabajo que se desarrolla en el cerro El Tunal, donde se preservan más de 400 hectáreas.

Aunque hasta el momento la empresa en materia industrial se encuentra en la etapa primaria con la construcción de un aserradero, donde intervienen la madera para cumplir requisitos de los clientes como (largo y ancho de la madera), además de que continúan vendiendo madera rolliza (en su estado natural) para el mercado nacional y para exportación,  la idea de los ejecutivos de la empresa es continuar creciendo a nivel de procesos industriales.

Por Redacción EL PILÓN

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