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Inauguran en Valledupar la casa ‘Matria Zabala’, primera casa feminista de acogida del Cesar

El nombre de la casa rinde homenaje a María Zabala, una campesina víctima del conflicto armado, oriunda de la zona rural de Montería que lideró procesos de acogida de mujeres en el Caribe.

Inauguran en Valledupar la casa ‘Matria Zabala’, primera casa feminista de acogida del Cesar

Inauguran en Valledupar la casa ‘Matria Zabala’, primera casa feminista de acogida del Cesar

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Desde este sábado 7 de junio, Valledupar contará con un lugar de acogida para mujeres denominado ‘Casa feminista Matria Zabala’, espacio gestionado por lel colectivo feminista Juntanza de Mujeres del Cesar con el apoyo de organizaciones, y que busca responder a la urgente necesidad de acompañamiento y protección para quienes hayan sido víctimas de violencias basadas en género y otras formas de discriminación.

El nombre de la casa rinde homenaje a María Zabala (lo modificaron como ‘Matria’ para resignificar la palabra ‘patria’), una campesina víctima del conflicto armado, oriunda de la zona rural de Montería. Su historia es recordada como emblema de la resistencia y solidaridad: “María Zabala fue desplazada tras el asesinato de su esposo en la parcela donde vivía y, al llegar a Montería, empezó a ayudar a otras personas desplazadas, abriendo las puertas de una casa de bareque a mujeres embarazadas, niñas y familias enteras que habían perdido todo por la guerra”, relata Juliana Vides, vocera de la coordinación política de la Juntanza. 

“En esa casa, María incluso atendía partos de mujeres embarazadas que llegaban buscando refugio. Al ver la magnitud del desplazamiento, gestionó fondos y programas de vivienda para que las familias tuvieran un techo propio. Así comenzó a organizarse con otras mujeres, logrando conquistas como la potabilización del agua en su barrio y la adjudicación de tierras a nombre de mujeres cabeza de hogar”, explicó Vides a EL PILÓN. 

 Inspirada en la historia de María Zabala, desplazada y líder en procesos de apoyo a mujeres en Montería.      / FOTO: Tomada de La Razón. 

“Nosotras quisimos hacerle honor a ella porque si las mujeres campesinas no estudian ni inciden desde lo académico, no hay ningún tipo de reconocimiento. Nos toca a nosotras mismas darnos ese reconocimiento o dárselo a las compañeras que han construido antes que nosotras”, agregó la activista. 

Un espacio seguro, autogestionado y feminista

Según la organización encargada, la Casa Matria Zabala se diferencia de otras iniciativas institucionales que, según ellas, “nunca funcionaron realmente como casas de acogida ni respondieron a las necesidades de las mujeres. Esta es la primera casa feminista en el Cesar, porque marca un referente político para las nuevas generaciones y porque nace de un proceso autogestionado, no de la institucionalidad”.

El espacio ofrecerá asesoría jurídica, apoyo psicosocial y espacios de formación para mujeres que han sufrido violencia.      / FOTO: Cortesía. 

Desde la organización enfatizaron en que no es una casa refugio, sino más bien una casa de acogida que servirá para acompañar de forma cercana a las víctimas, ofrecer un lugar tranquilo y seguro para quienes han sufrido violencia de género, quienes necesitan  asesoría y acompañamiento para activar rutas de atención en casos de violencia basada en género, evitando la revictimización frecuente en las instituciones, o para quienes simplemente buscan un espacio para compartir saberes y apoyarse unas a otras.

Servicios y actividades

En este lugar, cuya ubicación es revelada directamente en contacto presencial o virtual con la Juntanza (por motivos de seguridad), las mujeres también podrán encontrar: talleres de atención y acompañamiento psicosocial, en alianza con la Coordinación Nacional de Mujeres y otras organizaciones; espacios de autogestión y formación, donde se promueva el tejido comunitario y el fortalecimiento de liderazgos femeninos; y seguridad para mujeres que enfrentan situaciones de emergencia, incluyendo quienes requieren apoyo para la interrupción voluntaria del embarazo, “porque muchas veces no tienen un espacio físico seguro donde hacerlo”, explica Juliana.

La casa estará abierta a toda la población de mujeres, sin distinción, y aspira a convertirse en un faro para el feminismo costeño. “Nuestra casa, de todas, busca ser un espacio de juntanza, donde podamos remontarnos las unas a las otras y encontrar un lugar seguro para habitar en medio de tanto caos”, concluye la vocera.

Por Andrea Guerra Peña / EL PILÓN

andreaguerraperiodista@gmail.com

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