El sistema de salud no es el único amenazado de colapsar ante de la pandemia provocada por la covid-19. Los 32 departamentos del país enfrentan una de sus peores crisis financieras porque la reducción en el recaudo de impuestos destruyó todas las proyecciones de ingresos de rentas propias para este año. El Cesar no es la excepción.
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Durante los tres primeros meses, según explicaron desde la Secretaría de Hacienda, se venían cumpliendo las proyecciones de recaudo. Pero a finales de marzo el Gobierno nacional decretó el confinamiento y se paró la actividad económica del país, y por consiguiente, disminuyó el pago de impuestos.
ANTES DE LA CATÁSTROFE
El año había empezado con bueno resultados. Un reporte de la Secretaría de Hacienda del departamento señaló que para el primer trimestre del 2020 se registró un aumento del 5,4 % en el recaudo de impuestos respecto al mismo trimestre del 2019. ¿Qué significó esto? Que de los $45.568 millones que recibió el fisco del departamento en el primer trimestre del 2019 por concepto de rentas propias, se pasó a $48.033 millones en el trimestre del 2020. Un incremento absoluto de $2.465 millones.
Los buenos resultados de marzo se entienden porque aunque el aislamiento obligatorio se decretó el día 24 de ese mes, ya los pagos se habían hecho efectivos.
Pero en abril todo colapsó. De los $12.084 millones recolectados por rentas propias en 2019, en el 2020 para el mismo mes el recaudo solamente fue de $7.677 millones. Una reducción caótica del 36,4 %, equivalente a la considerable suma de $4.407 millones.
Pero, agregó el informe, si a esa disminución de recaudo se le suma la tendencia histórica del crecimiento de las rentas propias por 5,4 % ($652 millones), se tiene que por las implicaciones fiscales de la covid-19 el departamento del Cesar dejó de percibir ingresos superiores a los $5.060 millones en un solo mes.
“Se toma abril porque el impacto se siente ese mes, a pesar que habíamos iniciado el aislamiento preventivo a finales de marzo. El recaudo del mes de marzo ya había sido efectivo. Ese mes hubo un recaudo normal, ya en abril se siente el impacto por el confinamiento y en mayo se sentirá con más fuerza”, explicó Delcy Castro, encargada de la Secretaría de Hacienda del Cesar.
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Todo este bajo recaudo acarreará, de no darse un giro drástico antes de finalizar el año, en el incumplimiento de los límites del gasto establecidos en la Ley 617 de 2000, en los límites de capacidad de pago de la Ley 358 de 1997 y en la Sostenibilidad de la deuda reglamentada por la Ley 617 del 2000.
Por eso el llamado que han hecho autoridades de diferentes departamentos al Ministerio de Hacienda para que flexibilice las medidas fiscales y así no caer en incumplimiento. Además que ese golpe se sentirá en las finanzas nacionales: se calcula que la caída del Producto Interno Bruto, PIB, de Colombia al finalizar la vigencia fiscal 2020 sería del -5.5 %, según estimaciones de la Comisión de la Regla Fiscal. Mientras que desde la Dian han reportado en los medios que solo en abril el recaudo disminuyó un 75 %.
En medio de todo esto, la Federación Nacional de Departamentos celebró el anuncio del presidente Iván Duque de un paquete de medidas de alivio fiscal, que incluye hacer efectiva la flexibilización de las normas de disciplina fiscal.
En otras palabras, le desataron las manos a los departamentos para que no estén bajo las rígidas normas de épocas normales y puedan maniobrar para reorientar recursos hacia la emergencia y los gastos de funcionamiento desfinanciados.
Ya lo hicieron en el Cesar, porque según fuentes de la Gobernación, parte de los $16.000 millones con los que se contrataron los mercados tenían destinación específica, sin embargo, fueron reorientados. Sin contar, agregaron, que ya van más de $9.000 millones de recursos destinados para adquirir elementos biomédicos ante la emergencia de la covid-19. Normalmente, esos recursos irían para alguna vía, por ejemplo.
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EL MAYOR GOLPE
Según explica el Plan de Desarrollo del Cesar para el 2020-2023, los ingresos totales del Departamento del Cesar están conformados por los ingresos corrientes (78.94 %) y recursos de capital (21.06 %). A su vez los corrientes están compuestos por los ingresos tributarios y los no tributarios.
Dentro de las rentas propias, los Impuestos Corrientes de Libre Destinación, ICLD, serán los más afectados. Por eso, el 2020 representará un revés para un recaudo que venía en crecimiento. Comparando los ingresos de la vigencia 2018 ($95.729), en el 2019 se registró una variación positiva del 9.17 % ($104.506), lo que permitió que el Departamento del Cesar permaneciera en la categoría segunda para el año 2021 al superar en el recaudo de estos ingresos el límite de los $122.001 salarios mínimos mensuales legales vigentes, como lo establece la Ley 617 de 2000.
Dentro de las rentas propias la participación es liderada por el impuesto al consumo de la cerveza, con un 33.8 % del total. Después del impuesto al consumo de cerveza, en los tributarios le siguen en su orden estampillas, rentas cedidas, sobretasa a la gasolina e impuesto de registro, pero con participaciones promedios mucho menores.
Para el 2018, el impuesto a la cerveza de producción nacional significó la mayor cantidad de ingresos de libre destinación con $46.464 millones, casi la mitad de los $95.729 millones que recibió el departamento ese año por ICLD. En 2019 también representó el principal ingreso.
Pero en el 2020 todo indica que no se celebrará el Festival de la Leyenda Vallenata (incentivaba el consumo de cerveza) y los bares serán uno de los últimos sectores en abrir, por eso, ya en el mes de abril el recaudo disminuyó casi en la mitad.
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Por medir las diferencias: en abril del 2019 por el impuesto de cervezas el departamento recibió $3.320 millones, pero en el 2020 esa cifra presentó una variación negativa del 41,9 %. Solo se recaudaron $1.928 millones. “Ese impuesto depende del consumo y ahora los locales están cerrados”, reconoció la encargada de Hacienda departamental.
¿Y EL PRESUPUESTO?
Desde hace años se viene insistiendo en la necesidad de fortalecer el frágil recaudo del Cesar porque las regalías de la explotación minera, aunque una reforma aumentó la participación del departamento, van de regreso por la crisis económica del carbón.
Para el presupuesto del 2020, aprobado en diciembre del 2019, la Gobernación tenía previstos $631.305 millones, de los cuales el 27.6 % de esos recursos llegarían por conceptos tributarios. El otro porcentaje (72.3 %) pertenece a los no tributarios.
La Oficina de Planeación tenía en sus proyecciones dos escenarios: un escenario piso y un escenario techo. La entrada de la covid-19, reconocieron desde la Oficina, representó un golpe mortal al escenario techo.
Las proyecciones marcaban que en un escenario prudente se podría alcanzar, en el periodo 2020-2023, apropiaciones totales por un monto de $3.56 billones, monto que equivale a los recursos financieros disponibles (giros de la nación y tributarios) sin considerar fuentes alternas de recursos. Sobre este escenario, que antes era el posible, ahora hay dudas.
Pero lo seguro es que la crisis del 2020 representó un golpe mortal para el escenario techo donde se planeaba adicionar recursos desde la fuente denominada Gestión por un valor de $722.467 millones, para un escenario techo con un total de $4.28 billones en el cuatrienio del gobernador Luis Alberto Monsalvo. Ese escenario luce imposible.
Con un escenario techo muerto y dudas sobre el escenario piso, la administración departamental deberá gobernar con las limitaciones, en otras palabras, invertir solo en lo urgente.
POR: DEIVIS CARO/ EL PILÓN