“Cuando las flores del cañaguate abren sus envolturas, la belleza de su colorido ropaje oculta los demás colores. El amarillo encendido es la esencia de la luz. En los ciegos es el último color que se aleja de su retina. En la pintura, el amarillo es un color primario, al igual que el rojo y azul; es cálido, y da la impresión de que avanza hacia el espectador y le transmite una sensación de cercanía. Detenerse a observar un cañaguate florecido es levitar en la magia de la luz”. 

Con el anterior párrafo describe el profesor, escritor, poeta y columnista de esta casa editorial José Atuesta Mindiola a ese árbol que cada verano adorna con sus flores el paisaje vegetal de Valledupar y sus alrededores.

Y es precisamente la flor del cañaguate la fuente de inspiración y temática de la exposición que lleva su nombre y que viste de amarillo desde hace una semana la sede principal de la Alianza Francesa en la capital del Cesar la cual estará expuesta hasta finales de marzo. 

Liderada por el artista plástico cesarense José Luis Molina Torres, la exposición colectiva ‘La flor del cañaguate’ reúne la interpretación de este árbol a través de las pinturas y obras de seis artistas de la región.

En ella José Aníbal Moya Daza, Ricardo González Pallares, John Arias, Jorge Serrano y Osby Cujia, además de Molina Torres, todos artistas de la fundación Casa Arte, interpretan y buscan desde las artes plásticas plasmar una visión de la flor del cañaguate.  

“La temática general es la flor del cañaguate, no solamente porque la flor embellece la ciudad, sino porque la hemos tomado como símbolo del optimismo, del cambio y hacia donde debemos nosotros ir como sociedad; nos parece como un buen símbolo de la cultura vallenata, ese elemento que aparentemente es decorativo pero que nos está brindando otras cosas”, explicó José Luis Molina Torres (San Diego, Cesar, 1972) quien es maestro en artes plásticas de la Universidad del Atlántico y gestor cultural con la Fundación Casa Arte. 

Turri, como es llamado cariñosamente por familiares y amigos, presenta una obra cuya técnica es retomada del impresionismo -una tendencia europea de finales del siglo XIX en la cual los artistas buscaban recrearse en la naturaleza-, básicamente una recreación interna de esa naturaleza desde la pincelada.  “Es lo que yo intento hacer (impresionismo) con colores muy vivos, con colores muy fuertes, que son difíciles de describir. La gente tiene que venir a verlo para constatar de lo que se trata”, subrayó en diálogo con EL PILÓN.

ENTRE CAÑAGUATES 

Otro de los expositores, Ricardo González, explicó que su técnica es mixta y mezcla su trabajo con las mujeres morenas, incluyendo la flor del cañaguate, dando como resultado ‘Las cañaguateras’.

Por su parte, José Aníbal Moya Daza, artista plástico visual de la Escuela de Bellas Artes de Cartagena de Indias, describió su propuesta como una serie de imágenes que evoca la flor del cañaguate como temática, pero enmarcada dentro de una atmósfera de color, muy personal, que solo él puede sentir y quiere transmitir al espectador.  “Los colores primarios, amarillos, a veces muy primarios, a veces muy cálidos, representan la idea de lo que es la flor del cañaguate.  Necesariamente la pintura no requiere que la flor esté pintada, pero las imágenes evocan la idea de ello”, expresó el residente en Valledupar y que trabaja en la Universidad Popular del Cesar como docente de artes plásticas.

Entretanto, Jorge Serrano, participa con una obra que expresa el proceso de producción natural que hace la misma naturaleza a través de la semilla que se planta sobre la tierra y cómo tenemos la bendición de poder disfrutar de un árbol tan maravilloso como la flor del cañaguate. “La flor está intervenida por especies de su mismo entorno que son la cigarra y las abejas que están en peligro de extinción por la mano del hombre; la imagen de una abeja que está desapareciendo a causa de los productos químicos que se utilizan, que pueden en poner en peligro su especie. La reflexión es esa, pensar qué estamos haciendo para preservar las cosas que se nos han dado para disfrute nuestro”, detalla Serrano.

Para el expositor Osby Cujia, artista plástico que vive y trabaja en Valledupar, la exposición “está enmarcada en un árbol muy insignia de la región del caribe, precisamente de acá de Valledupar, que engalana con su color”.

Finalmente, Jhon Arias explicó que su interpretación como artista está basada en búsquedas personales a través de lo espiritual, la conexión madre tierra-naturaleza, lo ecológico y tomando como símbolo la fertilidad de la mujer.  “Como símbolo la mujer, la parte de la feminidad, en relación con la madre tierra, con todo lo que simboliza lo que es esa conexión con la naturaleza”, expresó el artista plástico nacido en Valledupar con muchas exposiciones desde 1991 hasta la fecha a nivel nacional e internacional. 

Sobre la exposición, el fundador y presidente de la Alianza Francesa de Valledupar, Clemente Arturo Quintero Castro, señaló: “A través de lo artístico ellos plasman todas las facetas de  su inspiración en ese entorno tan especial que tenemos en la región, donde nos adornan la Serranía del Perijá, nuestra Sierra Nevada, de Valledupar… ellos expresan, a través de su arte, de una manera global e universal, dando así un mensaje al mundo desde Valledupar, de su arte adornado y desarrollado a través de la inspiración de la flor del cañaguate”.

Agradeció Quintero además el apoyo de la fundación Casa Arte de la capital del Cesar.

Esta exposición colectiva se realiza, según explicó Quintero, con el propósito de reunir material artístico para realizar el año entrante en París una exposición de artistas de Valledupar y el Cesar “como muestra de lo que somos”.

POR: JOSÉ A. MARTÍNEZ V. / EL PILÓN