CULTURA

Estudiantes de la UNAL La Paz traen arte popular a Valledupar con “Lo que no se exporta”

Gestor Cultural y Comunicativo  “Siempre vemos lo cotidiano como algo normal, pero a veces en lo cotidiano el arte se puede revelar”. Con esta invitación a descubrir la belleza y el poder simbólico de lo humilde, un grupo de estudiantes de la carrera de Gestión Cultural y Comunicativa de la Universidad Nacional – Sede de […]

Estudiantes de la UNAL La Paz traen arte popular a Valledupar con “Lo que no se exporta”

Estudiantes de la UNAL La Paz traen arte popular a Valledupar con “Lo que no se exporta”

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Gestor Cultural y Comunicativo 

“Siempre vemos lo cotidiano como algo normal, pero a veces en lo cotidiano el arte se puede revelar”. Con esta invitación a descubrir la belleza y el poder simbólico de lo humilde, un grupo de estudiantes de la carrera de Gestión Cultural y Comunicativa de la Universidad Nacional – Sede de La Paz presenta “Lo que no se exporta”, una exposición que rinde homenaje a la trayectoria de Gabriela Egurrola y que abrirá sus puertas el próximo miércoles 17 de julio en la Casa de la Cultura de Valledupar. 

A lo largo de quince años, Gabriela Egurrola ha explorado las conexiones entre la vida cotidiana y la creación artística en el Caribe colombiano, usando el plátano, los platos de peltre y los objetos domésticos como metáforas de una economía afectiva y de saberes ancestrales que suelen quedar fuera de los circuitos de la alta cultura. Con 43 años y una sólida trayectoria en proyectos comunitarios, Egurrola ha impulsado desde la periferia una visión en la que el arte no se limita a los muros de un museo, sino que late en cada gesto practicado en la cocina, en el patio de una casa barrial o en los mercados populares.

Bajo su inspiración, los estudiantes de la asignatura Gestión de las Artes han reinterpretado materiales sencillos para generar un discurso visual coherente que habla de memoria, resistencia y reivindicación cultural. Cáscaras de plátano, cinta adhesiva y platos de peltre se convierten en esculturas y ensamblajes que invitan al público a detenerse, a tocar, a reflexionar y a cuestionar la separación que suele establecerse entre “lo artístico” y “lo cotidiano”. Cada obra propone un microrrelato que confronta el consumismo que vivimos: esos hábitos de gastar en objetos y servicios irrelevantes mientras postergamos la compra de insumos básicos de la canasta familiar. Estas piezas interpelan al espectador a replantear sus prioridades y a reconocer que, sin la solidaridad y el sustento colectivo, cualquier economía pierde su sentido.

La instalación principal de la muestra es una pieza audiovisual inédita, creada por los propios estudiantes en colaboración con Gabriela Egurrola, en la que imágenes de su trabajo anterior se entrelazan con tomas de la vida barrial. Este producto audiovisual, proyectado en el centro de la sala, busca sumergir al visitante en una experiencia sensorial que trasciende la contemplación estática, permitiéndole escuchar los sonidos de la cotidianidad, percibir los colores del Caribe y sentir el pulso de la comunidad.

La museografía de “Lo que no se exporta” se ha diseñado deliberadamente con elementos sencillos: cinta adhesiva de colores neutros, repisas bajas apoyadas directamente en el suelo y etiquetas manuscritas. Lejos de perseguir la espectacularidad, este montaje apuesta por la cercanía y el tacto. “No embellece, acompaña”, coinciden los organizadores. De este modo, la exposición se convierte en un espacio de encuentro, donde la barrera entre obra y público se difumina y cada visitante puede involucrarse de forma activa, tocando las superficies, leyendo las notas y dialogando con los relatos que subyacen tras cada pieza.

Más allá de lo estrictamente estético, esta iniciativa académica subraya la importancia de los eventos culturales como motores de cohesión social y enriquecimiento comunitario. En una ciudad que avanza hacia nuevos desarrollos urbanos y turísticos, propuestas como esta reafirman la identidad local y promueven un diálogo intercultural que fortalece el tejido social. “Las experiencias compartidas en la Casa de la Cultura crean vínculos que perduran, y esta exposición de arte no será la excepción”, explica uno de los estudiantes coordinadores.

La inauguración de “Lo que no se exporta” está programada para las 5:30 de la tarde del jueves 17 de julio en la Casa de la Cultura de Valledupar. La entrada es libre y abierta a todo el público. “Donde hay plátano, hay dignidad”, advierten los anfitriones en alusión al gesto simbólico que atraviesa la muestra, y convocan a la comunidad a reconocer y celebrar el latido creativo que emerge de lo más cotidiano. No se requiere inscripción previa: solo basta asistir con la curiosidad y las ganas de dejarse sorprender por el arte que se revela en los gestos más simples de la vida diaria.

Por 

Jhonatan Durán 

Estudiante de Gestión Cultural y Comunicativa UNAL La Paz  

Gestor Cultural y Comunicativo

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