En la avenida Simón Bolívar de Valledupar hace varios años surgió una gran cantidad de negocios nocturnos: locales de comidas rápidas, licorerías y estaderos. Las quejas de los habitantes del sector debido al exceso de ruido en estos establecimientos habían disminuido durante el confinamiento porque se encontraban cerrados.
Una vez se anunció la reactivación económica en la capital del Cesar, las puertas de dichos negocios se abrieron de ‘par en par’, generando molestias en la comunidad del barrio Simón Bolívar. Uno de los residentes, quien prefirió omitir su nombre, dijo a El Pilón: “El sonido debería ser moderado y no lo es; eso es todos los días desde las cinco de la tarde hasta la hora que cierran, en especial si hay partidos. Todo el mundo tiene derecho a trabajar siempre y cuando no perjudique a los demás”.
Entre las quejas están las de dos estaderos. “El primero tiene un pickup, no se cumplen las medidas de bioseguridad, las personas están sin mascarillas bailando, es todo un relajo; hay una cantidad de motos y vehículos que no permiten transitar por ahí”, dijo el vecino del sector. Agregó: “El otro estanco es de una sargento de la Policía, cerca del sitio hay tres apartamentos y la gente se muda porque no soportan tanto ruido; cuando se llama a las autoridades estos llegan y hacer bajar el volumen, pero apenas se van vuelven a subirle”.
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El presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio Simón Bolívar, Luis Alberto Fuentes, sostuvo que ha denunciado el caso ante la Secretaria de Gobierno municipal, pero han hecho caso omiso. “Son dos los establecimientos que compiten, uno tiene un pickup y el otro cuatro parlantes y es un ruido horrible. Tengo entendido que uno de esos estancos le pertenece a un miembro de la Policía”, explicó.
Asimismo hizo un llamado a las autoridades para que intervengan de manera contundente para que la comunidad de este barrio recupere la tranquilidad, acotando: “Estamos huérfanos porque la Policía no viene por aquí, anteriormente hacían presencia constantemente. Le pedimos a las autoridades más efectividad”.
Además de las denuncias por exceso de ruido en los negocios nocturnos se refirió a otras problemáticas que preocupan a la comunidad del sector, puesto que a las afueras de la Clínica Pediátrica Simón Bolívar los vehículos se han tomado la vía peatonal, impidiendo que las personas en condición de discapacidad puedan transitar. Lo mismo ocurre en la calle 22 donde hay talleres automotrices. “Esto se ha vuelto como ‘El Boliche’, arreglando carros en la vía peatonal”, precisó Fuentes.
Finalmente, pidió que se ejerzan controles para recuperar el espacio público y la tranquilidad de la comunidad que se ha visto afectada por los clientes y propietarios de los establecimientos comerciales tanto en el día como en la noche.
EL PILÓN intentó contactarse con representantes de Corpocesar para conocer sus acciones referentes a la contaminación auditiva, pero resultó infructuoso porque no contestaron.
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¿CUÁNDO DEBEN INTERVENIR LAS AUTORIDADES EN ESTOS CASOS?
Según lo establecido en el artículo 33 del Código Nacional de Policía, los comportamientos que puedan perturbar o permitir que se afecte el sosiego y la tranquilidad de las personas en el vecindario, con sonidos o ruidos en actividades, fiestas, reuniones y demás eventos que generen malestar por su impacto auditivo, las autoridades podrán intervenir desactivando temporalmente la fuente del ruido, en caso de que la persona que cometa la infracción se niegue a desactivarlo.
De igual manera cuando se trate de actividades realizadas en vía pública o en privado, cuando trascienda a lo público y se vea perturbada la tranquilidad de las personas. Asimismo podrán proceder cuando se irrespeten las normas propias de los lugares públicos como clínicas, hospitales, bibliotecas, museos, entre otros.
Por: Andreina Galvez