La presentación se realizará a las 6 p. m. en la Casa de la Cultura. La presentadora dialogará con el escritor Luis Barros Pavajeau.
Desde hace 25 años la presentadora, escritora y diseñadora de Interiores Adriana Eslava Botero no visita Valledupar. Lo hará el viernes 23 de agosto en el conversatorio sobre el libro de su autoría ‘Adriana Eslava: el valor de la imperfección’. El evento es liderado por EL PILÓN y Feria del Libro de Valledupar. Hace parte de una serie de conferencias que se realizan previo a FELVA 2025.
Hablará sobre su historia, el atentado que sufrió en 1987 cuando un proyectil le destruyó la órbita y el ojo derecho, obligándola desde entonces a llevar un parche, y la manera en la que su libro les ha movido el alma, el corazón y la fe a muchas personas. La presentación se realizará a las 6 p. m. en la Casa de la Cultura. La presentadora dialogará con el escritor Luis Barros Pavajeau.
EL PILÓN entrevistó a Adriana Eslava, quien agradeció a este medio de comunicación por la invitación y por la oportunidad de seguir transformando la vida de los demás gracias a la difusión de su libro.
Estoy muy feliz y agradecida con la generosidad con la cual EL PILÓN ha difundido esta presentación que vamos a hacer en Valledupar del libro ‘Yo soy Adriana Eslava: el valor de la imperfección’. Este es un libro del cual yo me siento profundamente orgullosa porque cuando la gente lo lee termina con una sonrisa como la que yo tengo en la portada y me dicen: ‘Nos hizo pasar por una cantidad de emociones’, pero la gente termina con el corazón ligero, como si le hubieran quitado un peso de encima, con un sentimiento de esperanza, que es finalmente de lo que se trata.
Lo que pretendo con esto es poder llevar esperanza porque creo que es lo que hay que sembrar en nuestro país desde el ámbito en el que cada uno de nosotros estemos. Tenemos un compromiso con el país, porque es muy bello y esto es no lo podemos dejar perder ni que nuestro pueblo siga sufriendo tantos dolores y tanta violencia.
El libro lo escribí con la ilusión de poder decir que esta historia no es cuento, esta es una historia de vida que no me pasó ayer ni hace cinco años. Esta es una mirada desde el punto de haber madurado todos los procesos, de haber vivido la vida y de saber dónde estuvo la falla, los aciertos y desaciertos, tratar de compartir eso. Yo comparto que otros no pasen por el dolor que yo pasé y si tienen que enfrentarlos que lo superen como yo lo hice.
Me tardé muchos años porque al comienzo cuando estaba con niveles de popularidad muy altos, a cada rato me saltaban las editoriales y me decían: ‘Escribe, escribe tu experiencia’ y yo sentía que no. Yo no me he movido, gracias a Dios, ni por intereses económicos, ni por intereses idólatras de reconocimientos, yo sentía que no era el tiempo y que “no tenía qué contar”. De pronto la vida me lleva a vivir fuera de Colombia y al no estar aquí por redes empecé a recibir comunicaciones de personas que han perdido su ojo y que necesitaban ayuda.
Desde que sucedió lo mío he procurado ayudar a los que han vivido esta situación, porque dentro de ese proceso que he vivido terminé hasta haciendo un parche, que es el único parche lindo en el mundo, el Récord Guinness me lo tienen que dar a mí, el único parche bonito para el ojo es el mío, pero además es un parche que tiene una característica muy especial y no hay plata en el mundo para comprarlo porque nunca se vende un parche mío.
El parche es un proceso, es entender la vida, es verla con una óptica. Lo que hacía desde el comienzo siempre fue sentarme con las personas, que me importara lo que ellos hacían, lo que estaban sintiendo, cómo estaban afrontando el tema de la pérdida de su ojo, qué pasaba con ellos es lo que he hecho generalmente y después del tiempo, ya en ese momento sí podía enseñarlos a hacer el parche, que no tiene ningún misterio extraordinario, esa alta tecnología ni parecido, pero es tener preparado el alma para poder hacerlo, entender que ese parche es una bendición, tu aliado, que lo acoges y lo aceptas. Es un proceso muy lindo y especial.
Un día entendí que me iba a morir y que al morirme toda esa historia se iba a perder. Un día apareció una persona que estaba manipulando esta situación para sacar provecho. Si algo no soporto es la gente que por la condición del parche o por la pérdida del ojo busca sacar beneficio sin sentirse discapacitado y despertar la lástima de los demás. Una persona que tenga esa tónica, conmigo que no cuente porque es falso y es una situación de la vida que nos pasa y tenemos que superarla.
Esa persona estaba manipulando a sus papás con lo que le había pasado. Incluso, ha sido tal vez la única persona a lo largo de esta historia. No le enseñé a hacer el parche y le dije: ‘¿Sabes qué? No le voy a enseñar y le voy a decir por qué, porque este parche tiene dignidad y usted no la tiene y por lo tanto, no tiene por qué llevar un parche mío’ y la bloqueé.
Ahí fue cuando dije que esta historia no se podía perder porque no es mi historia, sino la de muchas personas más, digamos la historia a nivel del parche, pero a nivel de encuentro con una fe que mueve montañas, pues ahí también hay otra cantidad. No es un libro de mi vida, es un libro de aquellos seres que quiero que los demás conozcan.
Aquí hay la historia de muchas personas. Cuando me dicen desde la editorial que quién iba a presentar mi libro enseguida pensé en Juan Lozano porque es una persona idónea y que me conoce toda mi vida pública. Ha sido un observador de mi vida y me parece muy valioso. Con las carreras, porque ya venía la Feria del Libro, no hicimos prólogo y le dije a Juan que si había una segunda edición lo escribiera y fue una sorpresa porque a los tres meses me tocó llamarlo y decirle que lo escribiera porque venía la segunda edición. Fue algo muy sorprendente porque el libro va para su tercera edición porque ya no había libros.
El libro les ha movido el alma, el corazón, los ha llenado de esperanza, han aprendido a ver la vida distinta después del libro, personas que han estado en unas depresiones brutales y salen después del libro a decir: ‘Ya, no más, se fue, no más depresión’, se llenan de valor. Lo bonito de terminar el libro es que los lectores quedan con una sonrisa como la que yo tengo en la portada y no es una carcajada porque eso solo responde a un momento emotivo, la sonrisa es un reflejo del alma, es una liberación, por eso me hace mucha ilusión.
Quiero invitarlos este viernes a que nos reunamos, que tengamos la posibilidad de contarles mis historias desde el alma, a tener un ratito de esparcimiento más allá de lo que la gente se imagina para que podamos compartir esta lectura del libro escrita a lo largo de muchos años con mucho amor. Es la huella que queda de mi experiencia de vida, pero no solamente la mía, sino la de muchos de otros seres humanos valientes y valerosos con historias por contar que pueden transformar la vida de muchos.
POR: LUCÍA MENDOZA CUELLO/ EL PILÓN.
La presentación se realizará a las 6 p. m. en la Casa de la Cultura. La presentadora dialogará con el escritor Luis Barros Pavajeau.
Desde hace 25 años la presentadora, escritora y diseñadora de Interiores Adriana Eslava Botero no visita Valledupar. Lo hará el viernes 23 de agosto en el conversatorio sobre el libro de su autoría ‘Adriana Eslava: el valor de la imperfección’. El evento es liderado por EL PILÓN y Feria del Libro de Valledupar. Hace parte de una serie de conferencias que se realizan previo a FELVA 2025.
Hablará sobre su historia, el atentado que sufrió en 1987 cuando un proyectil le destruyó la órbita y el ojo derecho, obligándola desde entonces a llevar un parche, y la manera en la que su libro les ha movido el alma, el corazón y la fe a muchas personas. La presentación se realizará a las 6 p. m. en la Casa de la Cultura. La presentadora dialogará con el escritor Luis Barros Pavajeau.
EL PILÓN entrevistó a Adriana Eslava, quien agradeció a este medio de comunicación por la invitación y por la oportunidad de seguir transformando la vida de los demás gracias a la difusión de su libro.
Estoy muy feliz y agradecida con la generosidad con la cual EL PILÓN ha difundido esta presentación que vamos a hacer en Valledupar del libro ‘Yo soy Adriana Eslava: el valor de la imperfección’. Este es un libro del cual yo me siento profundamente orgullosa porque cuando la gente lo lee termina con una sonrisa como la que yo tengo en la portada y me dicen: ‘Nos hizo pasar por una cantidad de emociones’, pero la gente termina con el corazón ligero, como si le hubieran quitado un peso de encima, con un sentimiento de esperanza, que es finalmente de lo que se trata.
Lo que pretendo con esto es poder llevar esperanza porque creo que es lo que hay que sembrar en nuestro país desde el ámbito en el que cada uno de nosotros estemos. Tenemos un compromiso con el país, porque es muy bello y esto es no lo podemos dejar perder ni que nuestro pueblo siga sufriendo tantos dolores y tanta violencia.
El libro lo escribí con la ilusión de poder decir que esta historia no es cuento, esta es una historia de vida que no me pasó ayer ni hace cinco años. Esta es una mirada desde el punto de haber madurado todos los procesos, de haber vivido la vida y de saber dónde estuvo la falla, los aciertos y desaciertos, tratar de compartir eso. Yo comparto que otros no pasen por el dolor que yo pasé y si tienen que enfrentarlos que lo superen como yo lo hice.
Me tardé muchos años porque al comienzo cuando estaba con niveles de popularidad muy altos, a cada rato me saltaban las editoriales y me decían: ‘Escribe, escribe tu experiencia’ y yo sentía que no. Yo no me he movido, gracias a Dios, ni por intereses económicos, ni por intereses idólatras de reconocimientos, yo sentía que no era el tiempo y que “no tenía qué contar”. De pronto la vida me lleva a vivir fuera de Colombia y al no estar aquí por redes empecé a recibir comunicaciones de personas que han perdido su ojo y que necesitaban ayuda.
Desde que sucedió lo mío he procurado ayudar a los que han vivido esta situación, porque dentro de ese proceso que he vivido terminé hasta haciendo un parche, que es el único parche lindo en el mundo, el Récord Guinness me lo tienen que dar a mí, el único parche bonito para el ojo es el mío, pero además es un parche que tiene una característica muy especial y no hay plata en el mundo para comprarlo porque nunca se vende un parche mío.
El parche es un proceso, es entender la vida, es verla con una óptica. Lo que hacía desde el comienzo siempre fue sentarme con las personas, que me importara lo que ellos hacían, lo que estaban sintiendo, cómo estaban afrontando el tema de la pérdida de su ojo, qué pasaba con ellos es lo que he hecho generalmente y después del tiempo, ya en ese momento sí podía enseñarlos a hacer el parche, que no tiene ningún misterio extraordinario, esa alta tecnología ni parecido, pero es tener preparado el alma para poder hacerlo, entender que ese parche es una bendición, tu aliado, que lo acoges y lo aceptas. Es un proceso muy lindo y especial.
Un día entendí que me iba a morir y que al morirme toda esa historia se iba a perder. Un día apareció una persona que estaba manipulando esta situación para sacar provecho. Si algo no soporto es la gente que por la condición del parche o por la pérdida del ojo busca sacar beneficio sin sentirse discapacitado y despertar la lástima de los demás. Una persona que tenga esa tónica, conmigo que no cuente porque es falso y es una situación de la vida que nos pasa y tenemos que superarla.
Esa persona estaba manipulando a sus papás con lo que le había pasado. Incluso, ha sido tal vez la única persona a lo largo de esta historia. No le enseñé a hacer el parche y le dije: ‘¿Sabes qué? No le voy a enseñar y le voy a decir por qué, porque este parche tiene dignidad y usted no la tiene y por lo tanto, no tiene por qué llevar un parche mío’ y la bloqueé.
Ahí fue cuando dije que esta historia no se podía perder porque no es mi historia, sino la de muchas personas más, digamos la historia a nivel del parche, pero a nivel de encuentro con una fe que mueve montañas, pues ahí también hay otra cantidad. No es un libro de mi vida, es un libro de aquellos seres que quiero que los demás conozcan.
Aquí hay la historia de muchas personas. Cuando me dicen desde la editorial que quién iba a presentar mi libro enseguida pensé en Juan Lozano porque es una persona idónea y que me conoce toda mi vida pública. Ha sido un observador de mi vida y me parece muy valioso. Con las carreras, porque ya venía la Feria del Libro, no hicimos prólogo y le dije a Juan que si había una segunda edición lo escribiera y fue una sorpresa porque a los tres meses me tocó llamarlo y decirle que lo escribiera porque venía la segunda edición. Fue algo muy sorprendente porque el libro va para su tercera edición porque ya no había libros.
El libro les ha movido el alma, el corazón, los ha llenado de esperanza, han aprendido a ver la vida distinta después del libro, personas que han estado en unas depresiones brutales y salen después del libro a decir: ‘Ya, no más, se fue, no más depresión’, se llenan de valor. Lo bonito de terminar el libro es que los lectores quedan con una sonrisa como la que yo tengo en la portada y no es una carcajada porque eso solo responde a un momento emotivo, la sonrisa es un reflejo del alma, es una liberación, por eso me hace mucha ilusión.
Quiero invitarlos este viernes a que nos reunamos, que tengamos la posibilidad de contarles mis historias desde el alma, a tener un ratito de esparcimiento más allá de lo que la gente se imagina para que podamos compartir esta lectura del libro escrita a lo largo de muchos años con mucho amor. Es la huella que queda de mi experiencia de vida, pero no solamente la mía, sino la de muchos de otros seres humanos valientes y valerosos con historias por contar que pueden transformar la vida de muchos.
POR: LUCÍA MENDOZA CUELLO/ EL PILÓN.