Hace 80 años nació ‘El gago de oro’, quien patentó su estilo y se inspiró produciendo cantos llenos de realidades.
“No te olvidaré te lo juro yo, te veneraré lo mismo que a Dios, y una estatua yo te levantaré, allá en la plaza del Cacique Upar. Pa’ que todo aquel que suela pasar levante la frente y te pueda ver. Y un letrero grande te escribiré, tú eres la gloria de Valledupar”. Precisamente estando en el lugar donde nació el Festival de la Leyenda Vallenata en el año 1968, Emiliano Alcides Zuleta Díaz, autor de la canción ‘Mi acordeón’, hizo una confesión.
“En el año 1985 gané con ‘Mi acordeón’ el concurso de la canción vallenata inédita del Festival de la Leyenda Vallenata. Después, la grabé con mi hermano Poncho Zuleta y así se tituló el disco. Han pasado 39 años que prometí hacerle un monumento a ese instrumento sagrado. He tocado puertas y nada, entonces haré el esfuerzo de hacérselo y ubicarlo en la plaza Alfonso López”.
Así comenzó a hablar el único colombiano al que la fábrica Hohner de Alemania en el año 2014, registró un acordeón tres coronas con su nombre, indicando que por más de 60 años se dedicó a exaltar el folclor vallenato. “Todo con mi acordeón a los que le añadí muchas canciones”.
Este hijo de Emiliano Antonio Zuleta Baquero y Pureza del Carmen Díaz Daza, nacido en Villanueva, La Guajira, hace 80 años, exactamente el jueves 28 de diciembre de 1944, día de los santos inocentes, juntó los más grandes méritos para que después de su retiro, el 21 de diciembre de 2019, su nombre y apellido figuren en la historia de la música vallenata.
En la etapa de las añoranzas continuó citando de memoria aquel viernes 10 de diciembre de 1982 en Estocolmo, Suecia, cuando estuvo acompañando a Gabriel García Márquez a recibir el Premio Nobel de Literatura. “Aquellos instantes son inolvidables y más que en ese escenario sonó por primera vez un acordeón”.
Enseguida cantó. “El acordeón tiene una sonrisa, y una elegancia muy especial, es como una muchacha bonita, de esas que tiene Valledupar”. No contento con ese verso llevó su inspiración a tocar las notas del sentimiento demasiado cercano al amor de una madre, parecido al agua pura en medio del desierto. “No desmayaré nunca en mi intención, siempre trataré de quererte más. Eres orgullo de mi folclor, y como un besito de mi mamá, y que Dios me dé la satisfacción de irme contigo hasta la eternidad”.
En aquel instante encajó en su pensamiento la historia de su célebre canción, citando el verso que más le gusta. “Mi acordeón ha sido mi vida, mi acordeón ha sido mi alma, si tú me diste esta fama, espero que Dios te bendiga”.
Las notas del acordeón de Emilianito desde siempre se hicieron sentir iniciando el periplo de grabaciones en el año 1964, gracias al apoyo de Alfredo Gutiérrez, quien hizo los contactos con la disquera Codiscos. Esa vez grabó con su acordeón y su voz un disco de 45 revoluciones donde aparecieron las canciones ‘La herencia’ de su autoría y ‘Ave peregrina’ de Raúl Garrido.
Después vino la etapa con su hermano Tomás Alfonso ‘Poncho’ Zuleta, iniciando en el año 1971 con la producción musical ‘Mis preferidas’, hasta llegar a dejar un amplio catálogo de canciones de corte costumbrista, premios y homenajes, especialmente el recibido en el Festival de la Leyenda Vallenata del año 2016.
En el listado de voces que han acompañado a Emilianito con las notas de su acordeón también figuran. Jorge Oñate, Beto Zabaleta, Peter Manjarrés, Fabián Corrales, Silvestre Dangond, Juan Piña, Joe Arroyo, Diomedes Díaz, Ivo Díaz, Rafael Manjarréz, Andrés Ariza Villazón, Liliana Geney, Lucy Vidal, Rosendo Romero, Toba Zuleta y Leandro Díaz. También en la producción musical ‘El juglar de los montes de María, (2015) donde participaron Adolfo Pacheco Anillo, Iván Villazón y Silvio Brito.
Desde siempre Emilianito Zuleta llevó el acordeón incrustado en su corazón el que premió con bellas notas y hasta le regaló aquella canción donde lo pinta con las notas completas. “Desde cuando vine a este mundo tengo amores con mi acordeón”. Más preciso no lo pudo expresar.
Desde muy niño Emiliano Zuleta Díaz, aprendió a tocar el acordeón a escondidas de su mamá, quien quiso que fuera un profesional, un policía o un soldado, pero el folclor vallenato puso la nota más alta.
Entre las anécdotas de su inquietud por el acordeón aparece una cuando escuchó en Radio Guatapurí que estaban haciendo el programa ‘Buscando estrellas’. Emiliano, no lo pensó dos veces y se inscribió. Extraño le resultó a su mamá Carmen Díaz, escuchar en la emisora que un tal Emiliano Zuleta, iba a presentarse en el programa.
El día del concurso ella estuvo atenta, y cuando dieron el nombre del ganador reaccionó. El locutor dijo. “Ganador Emiliano Zuleta Díaz, hijo de Emiliano Zuleta Baquero y Carmen Díaz”. Ella muy acongojada le imploró al cielo que eso no fuera cierto y responsabilizó al marido por haberla enamorado y llevado al altar. Nada pudo hacer porque el romance de su hijo con el acordeón apenas comenzaba.
Emilianito convenció a sus padres que lo dejaran ser acordeonero a la par con sus estudios, porque les iba a demostrar que sí podía. Lo logró siendo el mejor bachiller del Colegio Nacional Loperena, agrónomo, economista y excelente acordeonero.
Lo que nunca pasó por la mente de Emiliano Zuleta Díaz, fue que aquel acordeón que patentó Cyrill Demian en Viena, Austria, el miércoles seis de mayo de 1829, y que llegó muchos años después a estos lares costeños, iba a ser parte de su existencia.
Las palabras se agotaron y era preciso escuchar la voz de Poncho Zuleta. “Quién tenga un hermano como yo, se encuentra contento en esta vida, y fue Carmen Díaz quien lo parió, dichosa mamá Dios te bendiga”. Y continuó cantando. “Que viva mi acordeón tan bonito que tantos recuerdos me dejó, principalmente de mi hermanito que tanto tiempo me acompañó”.
Sonreído se quedó Emiliano Zuleta Díaz, el maestro de los pitos y los bajos que se fusionan para producir un estilo único y melodioso. Además, el autor de canciones que hacen añorar esos tiempos de la nota linda, la voz sentida y las ganas de llorar.
Por: Juan Rincón Vanegas.
Hace 80 años nació ‘El gago de oro’, quien patentó su estilo y se inspiró produciendo cantos llenos de realidades.
“No te olvidaré te lo juro yo, te veneraré lo mismo que a Dios, y una estatua yo te levantaré, allá en la plaza del Cacique Upar. Pa’ que todo aquel que suela pasar levante la frente y te pueda ver. Y un letrero grande te escribiré, tú eres la gloria de Valledupar”. Precisamente estando en el lugar donde nació el Festival de la Leyenda Vallenata en el año 1968, Emiliano Alcides Zuleta Díaz, autor de la canción ‘Mi acordeón’, hizo una confesión.
“En el año 1985 gané con ‘Mi acordeón’ el concurso de la canción vallenata inédita del Festival de la Leyenda Vallenata. Después, la grabé con mi hermano Poncho Zuleta y así se tituló el disco. Han pasado 39 años que prometí hacerle un monumento a ese instrumento sagrado. He tocado puertas y nada, entonces haré el esfuerzo de hacérselo y ubicarlo en la plaza Alfonso López”.
Así comenzó a hablar el único colombiano al que la fábrica Hohner de Alemania en el año 2014, registró un acordeón tres coronas con su nombre, indicando que por más de 60 años se dedicó a exaltar el folclor vallenato. “Todo con mi acordeón a los que le añadí muchas canciones”.
Este hijo de Emiliano Antonio Zuleta Baquero y Pureza del Carmen Díaz Daza, nacido en Villanueva, La Guajira, hace 80 años, exactamente el jueves 28 de diciembre de 1944, día de los santos inocentes, juntó los más grandes méritos para que después de su retiro, el 21 de diciembre de 2019, su nombre y apellido figuren en la historia de la música vallenata.
En la etapa de las añoranzas continuó citando de memoria aquel viernes 10 de diciembre de 1982 en Estocolmo, Suecia, cuando estuvo acompañando a Gabriel García Márquez a recibir el Premio Nobel de Literatura. “Aquellos instantes son inolvidables y más que en ese escenario sonó por primera vez un acordeón”.
Enseguida cantó. “El acordeón tiene una sonrisa, y una elegancia muy especial, es como una muchacha bonita, de esas que tiene Valledupar”. No contento con ese verso llevó su inspiración a tocar las notas del sentimiento demasiado cercano al amor de una madre, parecido al agua pura en medio del desierto. “No desmayaré nunca en mi intención, siempre trataré de quererte más. Eres orgullo de mi folclor, y como un besito de mi mamá, y que Dios me dé la satisfacción de irme contigo hasta la eternidad”.
En aquel instante encajó en su pensamiento la historia de su célebre canción, citando el verso que más le gusta. “Mi acordeón ha sido mi vida, mi acordeón ha sido mi alma, si tú me diste esta fama, espero que Dios te bendiga”.
Las notas del acordeón de Emilianito desde siempre se hicieron sentir iniciando el periplo de grabaciones en el año 1964, gracias al apoyo de Alfredo Gutiérrez, quien hizo los contactos con la disquera Codiscos. Esa vez grabó con su acordeón y su voz un disco de 45 revoluciones donde aparecieron las canciones ‘La herencia’ de su autoría y ‘Ave peregrina’ de Raúl Garrido.
Después vino la etapa con su hermano Tomás Alfonso ‘Poncho’ Zuleta, iniciando en el año 1971 con la producción musical ‘Mis preferidas’, hasta llegar a dejar un amplio catálogo de canciones de corte costumbrista, premios y homenajes, especialmente el recibido en el Festival de la Leyenda Vallenata del año 2016.
En el listado de voces que han acompañado a Emilianito con las notas de su acordeón también figuran. Jorge Oñate, Beto Zabaleta, Peter Manjarrés, Fabián Corrales, Silvestre Dangond, Juan Piña, Joe Arroyo, Diomedes Díaz, Ivo Díaz, Rafael Manjarréz, Andrés Ariza Villazón, Liliana Geney, Lucy Vidal, Rosendo Romero, Toba Zuleta y Leandro Díaz. También en la producción musical ‘El juglar de los montes de María, (2015) donde participaron Adolfo Pacheco Anillo, Iván Villazón y Silvio Brito.
Desde siempre Emilianito Zuleta llevó el acordeón incrustado en su corazón el que premió con bellas notas y hasta le regaló aquella canción donde lo pinta con las notas completas. “Desde cuando vine a este mundo tengo amores con mi acordeón”. Más preciso no lo pudo expresar.
Desde muy niño Emiliano Zuleta Díaz, aprendió a tocar el acordeón a escondidas de su mamá, quien quiso que fuera un profesional, un policía o un soldado, pero el folclor vallenato puso la nota más alta.
Entre las anécdotas de su inquietud por el acordeón aparece una cuando escuchó en Radio Guatapurí que estaban haciendo el programa ‘Buscando estrellas’. Emiliano, no lo pensó dos veces y se inscribió. Extraño le resultó a su mamá Carmen Díaz, escuchar en la emisora que un tal Emiliano Zuleta, iba a presentarse en el programa.
El día del concurso ella estuvo atenta, y cuando dieron el nombre del ganador reaccionó. El locutor dijo. “Ganador Emiliano Zuleta Díaz, hijo de Emiliano Zuleta Baquero y Carmen Díaz”. Ella muy acongojada le imploró al cielo que eso no fuera cierto y responsabilizó al marido por haberla enamorado y llevado al altar. Nada pudo hacer porque el romance de su hijo con el acordeón apenas comenzaba.
Emilianito convenció a sus padres que lo dejaran ser acordeonero a la par con sus estudios, porque les iba a demostrar que sí podía. Lo logró siendo el mejor bachiller del Colegio Nacional Loperena, agrónomo, economista y excelente acordeonero.
Lo que nunca pasó por la mente de Emiliano Zuleta Díaz, fue que aquel acordeón que patentó Cyrill Demian en Viena, Austria, el miércoles seis de mayo de 1829, y que llegó muchos años después a estos lares costeños, iba a ser parte de su existencia.
Las palabras se agotaron y era preciso escuchar la voz de Poncho Zuleta. “Quién tenga un hermano como yo, se encuentra contento en esta vida, y fue Carmen Díaz quien lo parió, dichosa mamá Dios te bendiga”. Y continuó cantando. “Que viva mi acordeón tan bonito que tantos recuerdos me dejó, principalmente de mi hermanito que tanto tiempo me acompañó”.
Sonreído se quedó Emiliano Zuleta Díaz, el maestro de los pitos y los bajos que se fusionan para producir un estilo único y melodioso. Además, el autor de canciones que hacen añorar esos tiempos de la nota linda, la voz sentida y las ganas de llorar.
Por: Juan Rincón Vanegas.