El Encuentro Vallenato Femenino, conocido como ‘el Festival de las mujeres’, se llevará a cabo del 3 al 5 de noviembre y traerá entre sus novedades que las acordeoneras participantes tendrán la oportunidad de incorporar los sonidos del bajo y la guitarra en sus interpretaciones.
A comienzos de los años cuarenta cuando comenzó Guillermo Buitrago con sus primeras apariciones en Barranquilla tratando de salir del anonimato, buscó afanosamente ser escuchado en las emisoras de la época, para dar a conocer y promover la música del Magdalena Grande que el desgranaba en el encordado de su guitarra. Inicialmente llegó acompañado de Julio Bovea como segunda guitarra y el guacharaquero Eliecer el ‘Cheque’ Rodríguez. Logró entonces hacer contacto con el representante del sello Odeón de Argentina, quién despachaba desde la recordada Foto Velasco de Barranquilla.
Una vez fue aceptado para realizar sus primeras grabaciones se trajo de Santa Marta al acordeonero de origen guajiro Alejandro Barros, iniciando sus primeras grabaciones con este formato de guitarras y acordeón. De esta época recordamos los temas ‘El coco rayao’ y ‘El caimán cienaguero’.
Gozando ya de gran popularidad nuevamente encontramos a Buitrago en los estudios de la Odeón compartiendo micrófonos con el maestro Abel Antonio Villa, cuyos registros fonográficos son verdaderamente históricos, como lo testimonian los paseos ‘Las cosas de las mujeres’ y ‘La pobre negra mía’, de la autoría del maestro Villa, acreditados en esas grabaciones.
En la etiqueta de aquellas pastas de 78 RPM quedó consignado: “Abel Antonio Villa y el conjunto de Guillermo Buitrago”. En este punto de partida de nuestra historia fonográfica quiso caprichosamente el destino que el acordeón y la guitarra, marcharan desde entonces cogidos de la mano.
En el año 1948 Abel Antonio Villa es requerido por la fábrica de discos Fuentes y fue el encargado de grabar los dos primeros grandes éxitos en acordeón que se escucharon en todos los rincones del caribe colombiano, pero en estas grabaciones por exigencia de Don Antonio Fuentes, dueño de la disquera, se empleó una instrumentación carente de percusión, es decir, acordeón, guitarra y guacharaca. Pienso que por ser el señor Fuentes un virtuoso intérprete de la guitarra hawaiana trató de experimentar el nuevo formato, pero los intérpretes en turno ya tenían consolidada la trilogía instrumental donde no podía faltar la caja. Sin embargo, la guitarra siguió al acecho.
Luis Enrique Martínez el gran ‘Pollo’ vallenato y columna vertebral del vallenato tradicional, desde comienzos de los años cincuenta mantuvo siempre una guitarra en su conjunto, que inicialmente cursó Esteban Montaño durante un par de años y después, por más de treinta, el recordado Juan Madrid.
Memorables a mediados de la década del sesenta fueron los álbumes grabados por el Trío Bovea y sus vallenatos, con el acordeón de Colacho Mendoza, aquello tuvo tanta resonancia que el mismo Trío realizó álbumes acompañado por el acordeón del sanjacintero Ramón Vargas y del sabanero Aniceto Molina.
Un poco más adelante Gustavo Gutiérrez con su acordeón piano en homenaje al maestro Rafael Escalona, acompañado de Alberto Fernández y sus auténticos vallenatos, dejaron para el recuerdo un par de álbumes evidenciando esos amores del acordeón con la guitarra.
A partir de la década de los años setenta, cuando se conformaron las agrupaciones vallenatas, siempre una guitarra estuvo dialogando y coqueteando con el acordeón destacando principalmente el atanquero Hugues Martínez con los Hermanos Zuleta y José Vásquez con el Binomio de Oro. Hoy en día en todas las agrupaciones vallenatas la guitarra tiene gran protagonismo, viendo como en el curso de la historia acordeón y guitarra son cómplices de un mayor espacio armónico y melódico que enriquece el género vallenato.
A partir de este año en el próximo concurso del Evafe (Encuentro Vallenato Femenino), las intérpretes del acordeón tendrán la oportunidad de realizar sus presentaciones con el apoyo de un bajo y una guitarra; esto, según su directora Sandra Arregocés, le da un espectro armónico más rico y estético que le permitirá a nuestras virtuosas soberanas del acordeón realizar presentaciones más profesionales acorde a las exigencias del público que hoy demanda un mayor nivel artístico y musical en las presentaciones de nuestras féminas.
Muy acertada esta decisión de los directivos del Evafe la que sin duda redundará en una mayor proyección de nuestro folclor. Lógicamente en este evento el acordeón estará siempre en primer plano liderando el encuentro.
Por: Julio C. Oñate Martínez.
El Encuentro Vallenato Femenino, conocido como ‘el Festival de las mujeres’, se llevará a cabo del 3 al 5 de noviembre y traerá entre sus novedades que las acordeoneras participantes tendrán la oportunidad de incorporar los sonidos del bajo y la guitarra en sus interpretaciones.
A comienzos de los años cuarenta cuando comenzó Guillermo Buitrago con sus primeras apariciones en Barranquilla tratando de salir del anonimato, buscó afanosamente ser escuchado en las emisoras de la época, para dar a conocer y promover la música del Magdalena Grande que el desgranaba en el encordado de su guitarra. Inicialmente llegó acompañado de Julio Bovea como segunda guitarra y el guacharaquero Eliecer el ‘Cheque’ Rodríguez. Logró entonces hacer contacto con el representante del sello Odeón de Argentina, quién despachaba desde la recordada Foto Velasco de Barranquilla.
Una vez fue aceptado para realizar sus primeras grabaciones se trajo de Santa Marta al acordeonero de origen guajiro Alejandro Barros, iniciando sus primeras grabaciones con este formato de guitarras y acordeón. De esta época recordamos los temas ‘El coco rayao’ y ‘El caimán cienaguero’.
Gozando ya de gran popularidad nuevamente encontramos a Buitrago en los estudios de la Odeón compartiendo micrófonos con el maestro Abel Antonio Villa, cuyos registros fonográficos son verdaderamente históricos, como lo testimonian los paseos ‘Las cosas de las mujeres’ y ‘La pobre negra mía’, de la autoría del maestro Villa, acreditados en esas grabaciones.
En la etiqueta de aquellas pastas de 78 RPM quedó consignado: “Abel Antonio Villa y el conjunto de Guillermo Buitrago”. En este punto de partida de nuestra historia fonográfica quiso caprichosamente el destino que el acordeón y la guitarra, marcharan desde entonces cogidos de la mano.
En el año 1948 Abel Antonio Villa es requerido por la fábrica de discos Fuentes y fue el encargado de grabar los dos primeros grandes éxitos en acordeón que se escucharon en todos los rincones del caribe colombiano, pero en estas grabaciones por exigencia de Don Antonio Fuentes, dueño de la disquera, se empleó una instrumentación carente de percusión, es decir, acordeón, guitarra y guacharaca. Pienso que por ser el señor Fuentes un virtuoso intérprete de la guitarra hawaiana trató de experimentar el nuevo formato, pero los intérpretes en turno ya tenían consolidada la trilogía instrumental donde no podía faltar la caja. Sin embargo, la guitarra siguió al acecho.
Luis Enrique Martínez el gran ‘Pollo’ vallenato y columna vertebral del vallenato tradicional, desde comienzos de los años cincuenta mantuvo siempre una guitarra en su conjunto, que inicialmente cursó Esteban Montaño durante un par de años y después, por más de treinta, el recordado Juan Madrid.
Memorables a mediados de la década del sesenta fueron los álbumes grabados por el Trío Bovea y sus vallenatos, con el acordeón de Colacho Mendoza, aquello tuvo tanta resonancia que el mismo Trío realizó álbumes acompañado por el acordeón del sanjacintero Ramón Vargas y del sabanero Aniceto Molina.
Un poco más adelante Gustavo Gutiérrez con su acordeón piano en homenaje al maestro Rafael Escalona, acompañado de Alberto Fernández y sus auténticos vallenatos, dejaron para el recuerdo un par de álbumes evidenciando esos amores del acordeón con la guitarra.
A partir de la década de los años setenta, cuando se conformaron las agrupaciones vallenatas, siempre una guitarra estuvo dialogando y coqueteando con el acordeón destacando principalmente el atanquero Hugues Martínez con los Hermanos Zuleta y José Vásquez con el Binomio de Oro. Hoy en día en todas las agrupaciones vallenatas la guitarra tiene gran protagonismo, viendo como en el curso de la historia acordeón y guitarra son cómplices de un mayor espacio armónico y melódico que enriquece el género vallenato.
A partir de este año en el próximo concurso del Evafe (Encuentro Vallenato Femenino), las intérpretes del acordeón tendrán la oportunidad de realizar sus presentaciones con el apoyo de un bajo y una guitarra; esto, según su directora Sandra Arregocés, le da un espectro armónico más rico y estético que le permitirá a nuestras virtuosas soberanas del acordeón realizar presentaciones más profesionales acorde a las exigencias del público que hoy demanda un mayor nivel artístico y musical en las presentaciones de nuestras féminas.
Muy acertada esta decisión de los directivos del Evafe la que sin duda redundará en una mayor proyección de nuestro folclor. Lógicamente en este evento el acordeón estará siempre en primer plano liderando el encuentro.
Por: Julio C. Oñate Martínez.