Anoche soñé que Elvia Milena había salido electa Gobernadora del Cesar; que por mayoría electoral había arrasado a todos los candidatos que se inscribieron para que democráticamente participaran en los comicios del 29 de octubre y quienes oportunamente presentaron sus   programas de gobierno ante los ciudadanos de un departamento convulsionado y ahogado en necesidades insatisfechas.

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Sobresaltado me levante, exhausto y confundido pues no sabía en realidad lo que había sucedido. Tembloroso y con sudoración en todo mi cuerpo, me senté a reflexionar sobre el esfuerzo humano que realizamos para sacar avante las propuestas ideológicas de Claudia Margarita, el cual había sido en vano. 

Pensé que el Cesar no merece soportar otro cuatrienio más de intolerancia e irrespeto para los conciudadanos quienes tienen el derecho de opinar y de participar activamente en las decisiones que tomen sus gobernantes respecto a temas de trascendencia local o regional. Iracundo imagine que los cesarenses merecemos esa suerte.

PROPUESTAS 

¿Por qué perder?, si las ideas de Claudia Margarita eran las mejores porque en ellas se encarna un verdadero llamado de libertad y de reconciliación, que su programa de gobierno, totalmente incluyente, define aspectos trascendentales en la geopolítica del departamento por cuanto allí se trazan líneas de importancia social tales como el desempleo, la pobreza, el fortalecimiento del agro, de la agroindustria y de la pesca, se habla del sector minero, del sector energético, de la educación, de cómo combatir el analfabetismo, de la cultura, del agua potable, del saneamiento básico, del fortalecimiento de la vivienda urbana y campesina; en fin un documento que recoge y engloba toda la problemática social del departamento.

Me parecía descabellado lo que estaba ocurriendo por cuanto me decía a mí mismo que la gente no entiende. 

DÉCADAS EN EL PODER

Durante décadas el sistema ha comprado sus conciencias y en cada cuatrienio le pagan al pueblo con la misma moneda, así mismo el mandatario de la casa de gobierno no adquiere compromiso alguno con sus administrados, les da igual servirles o no, porque en alguna ocasión les mataron el hambre, lo que se convierte en un círculo vicioso. 

Compramos conciencias y nos robamos la plata, recursos públicos que son de todos, que están destinados para satisfacer las necesidades básicas del conglomerado social. No podemos continuar sumidos en ese error, repitiendo año tras año la misma fórmula: “quien compra siempre será el verdugo”.

FALTA EL MOMENTO ESPERADO

Claudia, mi esposa, al verme sentado al borde de la cama y pensando que me sucedía algo, se me acerca sobresaltada y me dice: “son las dos de la mañana, hoy es viernes 20 de octubre”, en ese instante caí en cuenca que lo vivido solo era un mal sueño y que el día de las elecciones todavía no había llegado, por tanto, no había una ganadora. 

El Cesar no puede continuar siendo la cenicienta de un clan apoltronado y obstinado por décadas en el poder, donde prepotentemente a los cesarenses les mancillan su honor, recibiendo maltratos y ultrajes, pisoteados como cualquier vasija rota, tirada y olvidada.

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Trayendo a colación una vieja frase de mi difunto primo Jairo Becerra, refiriéndose a la compra de votos en San Diego “Quieren comprar la voluntad de los electores, como quien compra cerdos, pagan por sus conciencias y los lanzan por la oreja al camión, porque ya su voluntad no es de ellos, la voluntad es de quien los compra, es quien finalmente paga para que se vote por el candidato de la corrupción”.

El clan no tiene una candidata, tiene una empleada a su servicio, una marioneta que tira para donde le indiquen. Un campesino de La Paz me dijo: “Quédese tranquilo que esta vez tenemos al zorro agarrado por el rabo. Esta vez el pueblo del Cesar ha despertado”.

POR: PEDRO NORBERTO CASTRO ARAUJO / ESPECIAL PARA EL PILÓN.