Con ideas de avanzada, la Asamblea Nacional Constituyente logró cambiar la antigua Constitución Política de Colombia de 1886 modernizando los estamentos políticos del Estado.
Tras largos debates la nueva carta constitucional fue promulgada en 1991 haciendo alusión a los derechos fundamentales intrínsecos en la naturaleza del ser humano, se reformaron diferentes instituciones del Estado y se crearon otras; entre ellas la Fiscalía General de la Nación, ente que dio sus primeros pasos en 1992. Pasamos de un viejo sistema clásico a uno moderno y acorde con las exigencias de un mundo globalizado donde prevalecen las garantías del debido proceso permitiéndole un juicio justo al procesado.
FUNCIONARIOS MUY PECULIARES
Como todo sistema en su proceso de transición, este al igual que muchos arrancó con múltiples tropiezos. Fuscaldo, era el secretario de la Fiscalía Cuarta, con sede en Barranquilla, su jefe era un chabacán, nacido en el barrio Rebolo, el más popular de la arenosa, acudía siempre a las oficinas de la fiscalía ubicadas en el centro cívico de la ciudad con pantalón y zapatos blancos.
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En su ambiente natural el doctor Reinaldo Paternostro, pero para sus amigos de infancia era ‘El viejo rey’, siempre de buen ánimo caminaba en un vaivén de alegría y un swing natural que lo identificaba como un salsero de lujo.
Era un funcionario que venía con las mañas del viejo sistema judicial y en el campo laboral la cogía suave, nada lo desvelaba ni preocupaba.
JOCOSA ANÉCDOTA
En alguna ocasión estando su fiscalía en turno le correspondió realizar un levantamiento de un cadáver en un reconocido y privilegiado sector de la ciudad. Cuando llegaron al sitio de los hechos ya la Policía tenía acordonado el lugar, al ingresar a un lujoso apartamento encontró al occiso tendido en el piso, con el apoyo de su secretario y una vieja máquina de escribir iniciaron con el protocolo de levantar el acta de inspección a cadáver.
Mientras dictaba a su asistente, el fiscal a la vez revisaba la nevera y comía todo lo que encontraba en ella, dictaba las características del hombre tendido en el piso y mientras tanto esculcaba sus bolsillos, en uno de ellos encontró la suma de 200.000 mil pesos y en tono jocoso le dijo su asistente. Secre ya esté no necesita este billete y nosotros sí. Hoy desayunamos con bocachico.
El secretario con mirada fija lo miró entre sus lentes y movió su nuca en signo de aprobación, mientras que el doctor Paternostro se quedó mirando al sujeto y se percató de que este tenía unos zapatos muy finos, tipo tenis, sin pensarlo, ágilmente realizó el cambiazo de su parte.
Los zapatos del funcionario ya no aguantaban una remontada más, los mismos estaban reforzados en su interior con periódicos para que no se colara el agua por la hendija de la suela.
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El viejo secretario, playero como su jefe le alcahueteaba en todos sus cruces, cuando iban saliendo del lugar de los hechos el asistente le advierte a su jefe, señor fiscal le colocó al difunto los zapatos al revés, a lo cual este le responde: “Eche nojoda, ese man acaso va para alguna fiesta. Relájate loco que yo los necesito para un baile esta noche”.
POR: PEDRO NORBERTO CASTRO ARAUJO /ESPECIAL PARA EL PILÓN.