En el caso del agro del Cesar, la ganadería encierra las cifras tanto en rentabilidad económica como en el uso de la tierra, por supuesto con grandes retos en la sostenibilidad ambiental y producción. Detrás, además de la palma de aceite, aparecen productos como el cacao y el café.
La ganadería es el mayor aportante al producto interno bruto agropecuario del Cesar con más del 50 %. Con sus ventajas y perjuicios, el Cesar es un departamento ganadero en todas sus extensiones.
Más de un millón de hectáreas del departamento están destinadas a la ganadería. Por eso, en el departamento surgió la discusión de hacer una ganadería sostenible, empezando por elevar el bajo promedio de una o dos cabezas por hectárea, teniendo en cuenta que, según información oficial, en el Cesar hay más de 1.500.000 cabezas de ganado.
“Es importante que los actores conozcan las nuevas tecnologías del mercado. Lo que queremos es que los ganaderos vayan apropiándose de los elementos tecnológicos necesarios para mejorar, no solamente la capacidad productiva, sino la rentabilidad de sus negocios”, explicó el secretario de Agricultura y Desarrollo empresarial del Cesar, Carlos Eduardo Campo.
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En ese panorama, la apuesta primaria es el silvopastoreo, un sistema un producción pecuaria que permite aumentar a seis o siete el promedio de cabezas de ganado por hectárea. No solo mejora la producción del ganadero, sino que resta presión sobre las 1.491.000 hectáreas de frontera agrícola con las que cuenta el departamento, de las cuales más del 70 % de las hectáreas están concentradas en este sector.
Por supuesto, las mejoras en las formas de hacer ganadería solo son posibles de la mano de la academia. “La ganadería del Cesar, como reflejo de la ganadería del país, son ganados de múltiples razas y cruces donde la producción no es la mejor y se requiere mayor compromiso del sector ganadero y la academia para hacer más rentable el campo. Lo que se necesita es que el ganadero se vincule a los conocimientos, cambiar el chip”, detalló Enoc Paternina, profesional de apoyo del centro de investigación Motilonia de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, Agrosavia.
Uno de los retos de la corporación ha sido cambiar la mentalidad de los ganaderos para que se abran a nuevas posibilidades, como el mejoramiento genético de los animales por medio de cruces.
En el Cesar la mayor parte del año hay deficiencia de agua. Sumado a las temperaturas y la calidad del pasto, son condiciones hostiles para el ganado externo que se ha extendido por el territorio. Aunque es más productivo, sea en leche o carne, en casos sufre para la adaptación. Por eso desde Agrosavia han liderado investigaciones para hacer cruces entre razas de vaca como jersey y holstein rojo, en promedio más productivas, con razas criollas como la costeño con cuerno, mejor adaptada a las condiciones locales.
“En la Feria ganadera pudimos tener un holstein rojo cruzado con costeño con cuerno. Están preñadas y veremos qué características nos pueden arrojar esas crías próximas a nacer. Seguro tendrán un componente de raza criolla para la adaptación en épocas críticas donde el pasto escasea y el agua es deficiente”, agregó Enoc Paternina.
Pero a corto plazo el mayor reto del sector ganadero, antes de finalizar este año, es impulsar que Colombia recupere el estatus de país libre de aftosa. Luego del foco del año pasado en el Cesar, que obligó a sacrificar más de 2.000 cabezas de ganado y redujo la producción y venta de carne, se cerraron casi los 18 mercados a los que Colombia exportaba carne. Al recuperar el estatus, claramente con sus limitaciones, se podría volver a exportar a países como Rusia que cerraron sus puertas ante la fiebre aftosa.
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La ganadería es al agro lo que la minería a la industria del Cesar. Aunque engloba las cifras, hay sectores a la sombra en busca de protagonismo. En la lista sigue la palma de aceite con el mismo reto de ser sostenible ambientalmente.
Son más de 94.000 hectáreas sembradas en el departamento de palma de aceite que ponen al Cesar como el segundo departamento más importante del país y que influyen en la consideración de Colombia como potencia latinoamericana del sector.
Pero más allá del casi medio billón de pesos que la palma de aceite aporta a la economía departamental, operaciones como el consumo de 349 litros de agua diario por mata de palma en un territorio que casi todo el año sufre déficit de agua representan una obligación para la búsqueda de alternativas que hagan su operación más sostenible.
“Hemos buscado la implementación de proyectos para enfrentar los embates climáticos. Un proyecto de $12.400 millones, donde la Gobernación pone $10.000 millones, que buscará mejoramiento genético a través de variedades tipo Camerún, para lograr una mejor adaptación de la palma al déficit hídrico y a los excesos de agua”, detalló el secretario de Agricultura.
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En el departamento está el café con la ventaja que de las 1.491.000 hectáreas de frontera agrícola, casi un millón están en altura y por lo tanto da posibilidades al tema cafetero, sobre todo cuando se habla de 1.200 metros de altura en adelante en las estribaciones de la sierra nevada de Santa Marta y la serranía de Perijá.
Aunque la palma de aceite está por encima, hay 28.911 hectáreas de café en el territorio, que se traduce en 8.500 familias cafeteras que viven del café. En este caso, la lucha del sector se centra en los precios. Por eso se está buscando a nivel nacional una valoración sensorial, por atributos, que permita dar valor agregado a su precio, lo anterior, teniendo en cuenta que por producción, el país no es competitivo frente a Brasil o Vietnam.
El mercado del cacao es dominado por dos países africanos: Costa de Marfil y Ghana. Ambos concentran la mayor producción de la materia prima del chocolate. Sin embargo, dinámicas del mercado han permitido, por supuesto en dimensiones menores, el ingreso de países como Colombia a la hora de cubrir la demanda.
Aunque aún no es protagonista, los cacotales del Cesar tienen la ventaja de no tener niveles considerables de cadmio, un metal considerado como cancerígeno por la Unión Europea. Esto, sumado a la calidad de las cosechas locales, permitió la llegada de empresas como la Nacional de Chocolate.
Es justo esa presión del mercado la que ha estimulado que en el departamento la producción de cacao crezca a un ritmo de 1.000 hectáreas por año, según cifras oficiales, por lo que hoy se cuenta con 7.200 hectáreas, con los municipios del norte del departamento (Valledupar, Pueblo Bello, Codazzi, La Paz) como protagonistas.
En ese sentido, Agrosavia tiene proyectado añadir al registro del departamento nuevos genotipos de cacao, una vez lo avale el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, con la característica que son aún más productivos.
“Agrosavia está realizando una investigación de ampliación de registro ante el ICA de los genotipos de cacao Tcs 01 y Tcs 06 y Tcs 19. Esa ampliación de registro consiste en evaluar estos materiales en temas fitosanitarios y productividad. Como cualquier tipo material, que se establecerá en una zona, requiere previos estudios. Estos materiales ya fueron registros en Santander y Boyacá”, señaló Darwin Lombo, investigador del centro de investigación Motilonia Agrosavia.
Por ejemplo, el clon Tcs 01 puede alcanzar las tres toneladas de grano seco al año por hectárea, cuando la producción promedio puede alcanzar 350 kilogramos hectárea-año. Esos estudios que actualmente se realizan en una finca de Manaure impulsarían la producción media de cacao por hectárea en el Cesar, que se cree es menor que la nacional. La investigación podría dar resultados en dos o tres años.
“Hoy creería que el cacao es una gran oportunidad, que lo podemos convertir en el boom del agro. Si todo lo armamos como corresponde será una alternativa tremenda como lo es la palma. El cacao es ese nuevo agronegocio, a pesar que es viejo”, concluyó el secretario de Agricultura.
POR: DEIVIS CARO DAZA / EL PILÓN
[email protected]
En el caso del agro del Cesar, la ganadería encierra las cifras tanto en rentabilidad económica como en el uso de la tierra, por supuesto con grandes retos en la sostenibilidad ambiental y producción. Detrás, además de la palma de aceite, aparecen productos como el cacao y el café.
La ganadería es el mayor aportante al producto interno bruto agropecuario del Cesar con más del 50 %. Con sus ventajas y perjuicios, el Cesar es un departamento ganadero en todas sus extensiones.
Más de un millón de hectáreas del departamento están destinadas a la ganadería. Por eso, en el departamento surgió la discusión de hacer una ganadería sostenible, empezando por elevar el bajo promedio de una o dos cabezas por hectárea, teniendo en cuenta que, según información oficial, en el Cesar hay más de 1.500.000 cabezas de ganado.
“Es importante que los actores conozcan las nuevas tecnologías del mercado. Lo que queremos es que los ganaderos vayan apropiándose de los elementos tecnológicos necesarios para mejorar, no solamente la capacidad productiva, sino la rentabilidad de sus negocios”, explicó el secretario de Agricultura y Desarrollo empresarial del Cesar, Carlos Eduardo Campo.
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En ese panorama, la apuesta primaria es el silvopastoreo, un sistema un producción pecuaria que permite aumentar a seis o siete el promedio de cabezas de ganado por hectárea. No solo mejora la producción del ganadero, sino que resta presión sobre las 1.491.000 hectáreas de frontera agrícola con las que cuenta el departamento, de las cuales más del 70 % de las hectáreas están concentradas en este sector.
Por supuesto, las mejoras en las formas de hacer ganadería solo son posibles de la mano de la academia. “La ganadería del Cesar, como reflejo de la ganadería del país, son ganados de múltiples razas y cruces donde la producción no es la mejor y se requiere mayor compromiso del sector ganadero y la academia para hacer más rentable el campo. Lo que se necesita es que el ganadero se vincule a los conocimientos, cambiar el chip”, detalló Enoc Paternina, profesional de apoyo del centro de investigación Motilonia de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, Agrosavia.
Uno de los retos de la corporación ha sido cambiar la mentalidad de los ganaderos para que se abran a nuevas posibilidades, como el mejoramiento genético de los animales por medio de cruces.
En el Cesar la mayor parte del año hay deficiencia de agua. Sumado a las temperaturas y la calidad del pasto, son condiciones hostiles para el ganado externo que se ha extendido por el territorio. Aunque es más productivo, sea en leche o carne, en casos sufre para la adaptación. Por eso desde Agrosavia han liderado investigaciones para hacer cruces entre razas de vaca como jersey y holstein rojo, en promedio más productivas, con razas criollas como la costeño con cuerno, mejor adaptada a las condiciones locales.
“En la Feria ganadera pudimos tener un holstein rojo cruzado con costeño con cuerno. Están preñadas y veremos qué características nos pueden arrojar esas crías próximas a nacer. Seguro tendrán un componente de raza criolla para la adaptación en épocas críticas donde el pasto escasea y el agua es deficiente”, agregó Enoc Paternina.
Pero a corto plazo el mayor reto del sector ganadero, antes de finalizar este año, es impulsar que Colombia recupere el estatus de país libre de aftosa. Luego del foco del año pasado en el Cesar, que obligó a sacrificar más de 2.000 cabezas de ganado y redujo la producción y venta de carne, se cerraron casi los 18 mercados a los que Colombia exportaba carne. Al recuperar el estatus, claramente con sus limitaciones, se podría volver a exportar a países como Rusia que cerraron sus puertas ante la fiebre aftosa.
Lee también: ‘Madera plástica’, novedad en la Feria Ganadera
La ganadería es al agro lo que la minería a la industria del Cesar. Aunque engloba las cifras, hay sectores a la sombra en busca de protagonismo. En la lista sigue la palma de aceite con el mismo reto de ser sostenible ambientalmente.
Son más de 94.000 hectáreas sembradas en el departamento de palma de aceite que ponen al Cesar como el segundo departamento más importante del país y que influyen en la consideración de Colombia como potencia latinoamericana del sector.
Pero más allá del casi medio billón de pesos que la palma de aceite aporta a la economía departamental, operaciones como el consumo de 349 litros de agua diario por mata de palma en un territorio que casi todo el año sufre déficit de agua representan una obligación para la búsqueda de alternativas que hagan su operación más sostenible.
“Hemos buscado la implementación de proyectos para enfrentar los embates climáticos. Un proyecto de $12.400 millones, donde la Gobernación pone $10.000 millones, que buscará mejoramiento genético a través de variedades tipo Camerún, para lograr una mejor adaptación de la palma al déficit hídrico y a los excesos de agua”, detalló el secretario de Agricultura.
Lee también: ‘Coseche y venda a la fija’ impulsó negociaciones en Codazzi
En el departamento está el café con la ventaja que de las 1.491.000 hectáreas de frontera agrícola, casi un millón están en altura y por lo tanto da posibilidades al tema cafetero, sobre todo cuando se habla de 1.200 metros de altura en adelante en las estribaciones de la sierra nevada de Santa Marta y la serranía de Perijá.
Aunque la palma de aceite está por encima, hay 28.911 hectáreas de café en el territorio, que se traduce en 8.500 familias cafeteras que viven del café. En este caso, la lucha del sector se centra en los precios. Por eso se está buscando a nivel nacional una valoración sensorial, por atributos, que permita dar valor agregado a su precio, lo anterior, teniendo en cuenta que por producción, el país no es competitivo frente a Brasil o Vietnam.
El mercado del cacao es dominado por dos países africanos: Costa de Marfil y Ghana. Ambos concentran la mayor producción de la materia prima del chocolate. Sin embargo, dinámicas del mercado han permitido, por supuesto en dimensiones menores, el ingreso de países como Colombia a la hora de cubrir la demanda.
Aunque aún no es protagonista, los cacotales del Cesar tienen la ventaja de no tener niveles considerables de cadmio, un metal considerado como cancerígeno por la Unión Europea. Esto, sumado a la calidad de las cosechas locales, permitió la llegada de empresas como la Nacional de Chocolate.
Es justo esa presión del mercado la que ha estimulado que en el departamento la producción de cacao crezca a un ritmo de 1.000 hectáreas por año, según cifras oficiales, por lo que hoy se cuenta con 7.200 hectáreas, con los municipios del norte del departamento (Valledupar, Pueblo Bello, Codazzi, La Paz) como protagonistas.
En ese sentido, Agrosavia tiene proyectado añadir al registro del departamento nuevos genotipos de cacao, una vez lo avale el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, con la característica que son aún más productivos.
“Agrosavia está realizando una investigación de ampliación de registro ante el ICA de los genotipos de cacao Tcs 01 y Tcs 06 y Tcs 19. Esa ampliación de registro consiste en evaluar estos materiales en temas fitosanitarios y productividad. Como cualquier tipo material, que se establecerá en una zona, requiere previos estudios. Estos materiales ya fueron registros en Santander y Boyacá”, señaló Darwin Lombo, investigador del centro de investigación Motilonia Agrosavia.
Por ejemplo, el clon Tcs 01 puede alcanzar las tres toneladas de grano seco al año por hectárea, cuando la producción promedio puede alcanzar 350 kilogramos hectárea-año. Esos estudios que actualmente se realizan en una finca de Manaure impulsarían la producción media de cacao por hectárea en el Cesar, que se cree es menor que la nacional. La investigación podría dar resultados en dos o tres años.
“Hoy creería que el cacao es una gran oportunidad, que lo podemos convertir en el boom del agro. Si todo lo armamos como corresponde será una alternativa tremenda como lo es la palma. El cacao es ese nuevo agronegocio, a pesar que es viejo”, concluyó el secretario de Agricultura.
POR: DEIVIS CARO DAZA / EL PILÓN
[email protected]