El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) informó este viernes que la tasa de desocupación en Valledupar para el mes de mayo fue de 7,8 %, revelando una reducción de más de cuatro puntos porcentuales frente a la misma fecha del 2024, cuando el desempleo era del 12 %. Con este porcentaje, la capital cesarense logró estar por debajo del promedio nacional que fue del 9 %, ubicándose además como la tercera ciudad con menor tasa de desocupados, la misma de Villavicencio, mientras que el nivel más bajo lo registró Bucaramanga (7,4 %).
Pero lo que más resalta de este informe del mercado laboral es que esta es la tasa más baja que ha tenido Valledupar desde 2007, año en que el DANE inició con esta medición. La tasa más baja había sido en diciembre de 2013 (8,6 %).
Informalidad laboral: una constante
Aunque se trata de una reducción histórica, puesto que la ciudad llegó a ocupar los primeros lugares en materia de desempleo, la calidad de estos puestos sigue siendo una preocupación por la alta informalidad: 63,6 %, cuatro puntos más que en la misma fecha del 2024. Con este porcentaje, Valledupar es la tercera ciudad con más informales, solo después de Sincelejo (68,6 %) y Riohacha (64 %).
Es decir, de los 196.334 trabajadores que había en mayo, 124.868 eran informales, es decir, muchos viven del día a día, principalmente en el comercio, pero sin garantías de prestaciones sociales: cesantías, primas, vacaciones, entre otros derechos.
Tanto economistas como trabajadores coinciden en que parte del problema es que la capital vallenata carece de grandes industrias, como lo expresó Yoni González, director de Central Unitaria de Trabajadores (CUT) en el Cesar: “La falta de empresa y la poca iniciativa que tenemos, sumada a que quienes tienen capital se han acostumbrado a negocios tradicionales como fincas y ganadería, han hecho que el empleo sea muy restringido. El sector minero, dependiente históricamente del carbón, ha sufrido una ‘masacre laboral’ tras el cierre de operaciones como las de Prodeco, afectando directamente a más de 5.000 trabajadores y dejando sin alternativas a municipios enteros como La Jagua de Ibirico”.
Además, González resaltó la necesidad de incentivos gubernamentales: “Hay que incentivar la creación de empresa desde la Gobernación, las alcaldías y con legislación adecuada para que las personas tengan la posibilidad de invertir y crear nuevos empleos”. En cuanto a la informalidad, el líder sindical denunció la precariedad laboral que enfrentan miles de cesarenses, incluso profesionales con años de experiencia.
Desde la Asociación de Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi) Cesar, el economista Diego Vides manifestó que hay que analizar si las posibles causas de la disminución del desempleo harán que se mantenga a la baja, puesto que según él, no solo se trata de falta industrialización.
“También faltan políticas desde el departamento y el municipio que promuevan la formalización, además, a lo anterior hay que sumarle la reforma laboral, que tendrá un impacto en los costos de operación de sectores industriales”, comentó Vides, desde la sede nacional de Acopi en Bogotá, donde están trabajando en una “nueva ruta empresarial” que impactará en los territorios.
Por Andrea Guerra Peña / EL PILÓN











