Drummond es una de las empresas del departamento que mayor cantidad de residuos genera, principalmente, por la magnitud de su actividad industrial. Durante el año 2018, según información de la empresa, generaron en las operaciones mineras, alrededor de 18.823 toneladas de residuos.
No obstante, también lidera la lista de las organizaciones con mejores índices de aprovechamiento en la región. Por las dimensiones de su producción, la empresa creó en el 2007 un Programa de Gestión Integral de Residuos (PGIR). Allí se establecieron las directrices para los procesos de separación, recolección y disposición final de los residuos.
Te Puede interesar: Reciclaje en Valledupar: entre la necesidad y la responsabilidad
En ese proceso, la empresa alcanzó el aprovechamiento de 9.883 toneladas en el 2018, es decir se realizó un aprovechamiento del 53 % de los residuos generados. Lo anterior, gracias a varios procesos particulares en los que la empresa extractiva convierte en material prima sus desechos.
FÁBRICA DE EXPLOSIVOS
La mayor cantidad de residuos que se producen en la mina son derivados de aceites usados calificados como residuos peligrosos. Esos residuos nacen del proceso de mantenimiento que se realiza sobre el equipo minero, por ejemplo, camiones, tractores o cargadores.
“Todos esos equipos requieren un mantenimiento preventivo: hay que hacerles cambio de aceite cada cierto tiempo. Ese aceite usado se convierte en materia prima que se utiliza en las operaciones mineras para producir la emulsión, el material explosivo con el que se realizan las voladuras en la mina”, explicó Carlos Contreras Domínguez, supervisor de Gestión Ambiental.
El supervisor se refiere al proceso en el que el aceite usado es llevado hasta la planta de fabricación de explosivos de Drummond, donde se convierten en materia prima para el material explosivo que se inyecta en la roca estéril para su fracturación y remoción, permitiendo con esto la extracción del carbón.
TONELADAS
Son alrededor de 228 puntos ecológicos distribuidos en las diferentes áreas operativas y administrativas, destinados para que tanto empleados como contratistas y visitantes realicen la separación de los residuos.
Una vez son separados, los residuos toman rutas diferentes: los no aprovechables al relleno sanitario; los aprovechables al área de aprovechamiento de residuos reciclables y otros a una planta de compostaje de residuos orgánicos, cuyo proceso lideran vecinos de la mina.
El trabajo de separación, por ejemplo, permitió en el 2018 la donación de 108 toneladas de plástico, 124 toneladas de vidrio y 202 toneladas de cartón, a una cooperativa de reciclaje del área de influencia del proyecto minero, específicamente en el corregimiento de La Loma.
“En Drummond hemos interpretado la gestión ambiental responsable con una visión integral que involucra prevenir, mitigar, controlar o compensar apropiadamente los impactos ambientales, la cual hemos denominado Gestión Ambiental Efectiva”, aseguró el gerente ambiental de Drummond, Amílcar Valencia.
Te puede interesar: El rentable negocio detrás de las basuras
LOMBRICULTURA
Entre exploraciones, voladuras y el transporte del carbón en el eje minero del Cesar, habita ‘Boquerón Recicla’, un proyecto para el manejo sostenible de los desechos en el corregimiento de Boquerón, jurisdicción del municipio de La Jagua de Ibirico.
A ese proyecto, la multinacional de carbón destina sus recursos orgánicos producidos dentro de los casinos internos. Esta iniciativa, apoyada por Drummond, Grupo Prodeco y CNR, es producto de la orden que el Gobierno Nacional les dio en 2010 a las empresas mineras en marco del proceso de reasentamiento debido a que el aire que respiran sobrepasa los límites de contaminación permitidos.
Te puede interesar: Las cifras demuestran que urge empezar a reciclar
Por la cantidad de trabajadores, Drummond es la principal empresa privada que traslada residuos orgánicos hasta la planta. “Nosotros todos los residuos que salen de los casinos, que se llaman residuos orgánicos, residuos de alimentos cocidos y de los alimentos crudos, conchas, vegetales, hortalizas, lo que otros llaman el desperdicio, eso lo llevamos a un proceso de compostaje y se genera abono a partir de esos residuos”, agregó Carlos Contreras Domínguez, supervisor de Gestión Ambiental.
La transformación en abono se da gracias a un proceso de lombricultura, que consiste en el cultivo o cría intensiva de lombrices con el fin de reconvertir (reciclar) residuos orgánicos biodegradables en fertilizante.
Con estos trabajos, asegura el gerente ambiental de Drummond, Amílcar Valencia, la empresa quiere reducir la presión de residuos sobre el medio ambiente y hacer un trabajo responsable.
Por: DEIVIS CARO DAZA / EL PILÓN
defancaro1392@gmail.com