Gustavo Gutiérrez Maestre, el famoso ‘Arquitecto de moda’, quien estuvo desde su niñez al lado de Diomedes Díaz, y lo conoció como la palma de su mano, vivió de cerca sus tristezas y sus alegrías que caminaron a su lado como hermanas gemelas. Cuando se mete en el laberinto donde aparece de frente La Junta, […]
Gustavo Gutiérrez Maestre, el famoso ‘Arquitecto de moda’, quien estuvo desde su niñez al lado de Diomedes Díaz, y lo conoció como la palma de su mano, vivió de cerca sus tristezas y sus alegrías que caminaron a su lado como hermanas gemelas.
Cuando se mete en el laberinto donde aparece de frente La Junta, La Guajira, tierra de ambos, casi no sabe porque lado empezar debido a que las historias se le cruzan en su memoria. Entonces, después de meditar, dice que va a anotar en unas hojas todo lo que se acuerde de su paisano, amigo y compadre. Es padrino de Martín Elías.
Lo primero que anota es que su compadre lo bautizó como ‘El arquitecto de moda’ y lo saludó 15 veces en sus discos.
Esas menciones las guarda como el mayor tesoro del hombre que para componer solamente necesitaba tener la inspiración de frente y el amor dando vueltas a su alrededor. Ese mismo que cuando niño llegaba a su casa a ver televisión.
“El inicio de Diomedes no fue nada fácil porque era muy pobre, que no es deshonra, pero nunca se daba por vencido. Era terco y hasta que no conseguía su objetivo no se quedaba quieto. Por eso llegó a la cumbre musical, cosa que fue buena para su vida artística, pero no para su vida personal porque siempre estuvo preso en su entorno y no tuvo vida social”, dice al mirar en el lente de la vida de ‘El Cacique de La Junta’.
Efectivamente, sacó a relucir todas esas batallas que tuvo que librar, primero como compositor y después como cantante hasta alcanzar los lugares de honor y ser indiscutiblemente el de mayor fanaticada.
“Por cualquier rincón suena una canción interpretada por Diomedes y eso no es gratuito. Se debe primero a su talento, y a los hermanos López, que con su humildad y sinceridad lo acogieron en su conjunto, así fuera como recogedor de cables y después le daban uno que otro chance para cantar”, dice muy convencido Gustavo Gutiérrez Maestre.
Historias de vida
Son tantos los detalles que tiene Gustavo Gutiérrez Maestre que contar de su compadre Diomedes Díaz, que se tomó más de una hora anotando y anotando y al final pide lo deje leer el texto. La grabadora comienza a realizar su oficio y al final este es el relato que dejó en su camino una que otra lágrima y un par de sonrisas. “Ese era Diomedes que hacía llorar y reír sin casi uno darse cuenta”, anota.
1.- “A Diomedes no lo conocí, nos criamos en La Junta, ya que su papá Rafael María, trabajaba en una de las fincas de mi papá Gabriel Gutiérrez Lacouture. A Diomedes le daba mucha alegría cuando llegaba de vacaciones. Yo estudiaba en Bogotá, en la Universidad Javeriana.
En el pueblo, teníamos un conjunto que integraban mi hermano Luis Gabriel Gutiérrez, Martín Maestre, Luis Alfredo Sierra, ‘El Cate’ Martínez y ‘Piyayo’ Hinojosa. Ahí fue donde Diomedes hizo sus pininos como cantante y lo bautizaron como ‘El chivatico’ y así se quedó por mucho tiempo”.
2.- “En esa época en La Junta, no había luz, y mi casa era la única donde había motor de energía. Los niños y jóvenes llegaban a ver televisión. Diomedes se asomaba y veía distintos programas y una vez vio a un actor vestido con chaqueta y pantalón de jean. En una ocasión le pidió a mi hermano que le regalara un vestido de esos, y efectivamente se lo trajo. Un 19 de marzo, fiesta de San José, se lo puso para una parranda y era tanto el calor que le dio la pálida y tocó ayudarlo”.
3.- “Con el gobernador de La Guajira, Jorge Ballesteros Bernier, en el año 1993, conseguí que le dieran a Diomedes el título de Bachiller Honoris Causa. Él, al principio no lo quería aceptar y tocó convencerlo de que era un guajiro sobresaliente: De esa manera se logró darle el título que se había ganado por su gran gesta cultural y musical”.
4.- “Gabriel García Márquez supo que Diomedes estaba en Cartagena, y en el mismo hotel, y quiso saludarlo. Le mandó un recado para que llegara al comedor y Diomedes no quiso bajar porque Gabo era un soberano personaje. “Yo, qué puedo hablar con él, ese hombre es de una altura intelectual inigualable” fue su argumento”.
5.- Una vez en Bogotá le sugirieron a Diomedes que se fuera para Estados Unidos y desde allá se proyectara internacionalmente. No muy bien le dijeron contestó: “Prefiero presentarme en los pueblos, con mi gente, porque siento el calor de los míos, y allá no es lo mismo”. Ese era Diomedes.
6.- Diomedes un día me llamó para que le construyera una casa de dos pisos en Carrizal, y de ahí no lo sacó nadie. Se hizo tal como él la quiso. Eso fue una maravilla, la única casa de dos pisos en ese entonces, y todavía están viviendo allá algunos de sus familiares. Diomedes estuvo allá por temporadas”.
7.- Diomedes cuando estuvo detenido en la Escuela de Guardianes del Inpec en Funza, Cundinamarca, no quería la comida de allá porque pensaba que lo iban a envenenar. Solo compraba papas en bolsa y gaseosa. Por eso su amigo, el periodista, Jaime Araújo Cuello, durante el tiempo que estuvo recluido se encargó de llevarle la comida, preferencialmente, arroz con fideo, carne molida y plátano”.
8.- La última vez que vi a mi compadre fue en la finca ‘Las nubes’. Recordamos viejos tiempos, y aclaramos algunas cosas porque ciertas personas nos alejaron de él, especialmente a los que conformamos el famoso Comité de Amigos, que nos encargábamos de organizar en Valledupar los lanzamientos de sus discos y de acompañarlo en todas sus presentaciones”.
Gustavo Gutiérrez Maestre, ‘El arquitecto de moda’, guardó sus hojas, y se quedó con su carga de recuerdos, y exaltando al compadre, al amigo y al artista que vio surgir hasta verlo convertido en inmortal.
Ese mismo que salió de su amada tierra La Junta, La Guajira, y que se enamoró perdidamente de la auténtica música vallenata hasta el punto de exaltarla y venerarla con sus cantos.
Me voy, pero ten presente
que muy dentro llevo tu imagen grabada.
Eso fue lo que le dije aquel momento antes de partir
no olvides que el amor cuando es del alma
aquel que se encuentra lejos, de allá se quiere venir.
Por Juan Rincón Vanegas
@juanrinconv
Gustavo Gutiérrez Maestre, el famoso ‘Arquitecto de moda’, quien estuvo desde su niñez al lado de Diomedes Díaz, y lo conoció como la palma de su mano, vivió de cerca sus tristezas y sus alegrías que caminaron a su lado como hermanas gemelas. Cuando se mete en el laberinto donde aparece de frente La Junta, […]
Gustavo Gutiérrez Maestre, el famoso ‘Arquitecto de moda’, quien estuvo desde su niñez al lado de Diomedes Díaz, y lo conoció como la palma de su mano, vivió de cerca sus tristezas y sus alegrías que caminaron a su lado como hermanas gemelas.
Cuando se mete en el laberinto donde aparece de frente La Junta, La Guajira, tierra de ambos, casi no sabe porque lado empezar debido a que las historias se le cruzan en su memoria. Entonces, después de meditar, dice que va a anotar en unas hojas todo lo que se acuerde de su paisano, amigo y compadre. Es padrino de Martín Elías.
Lo primero que anota es que su compadre lo bautizó como ‘El arquitecto de moda’ y lo saludó 15 veces en sus discos.
Esas menciones las guarda como el mayor tesoro del hombre que para componer solamente necesitaba tener la inspiración de frente y el amor dando vueltas a su alrededor. Ese mismo que cuando niño llegaba a su casa a ver televisión.
“El inicio de Diomedes no fue nada fácil porque era muy pobre, que no es deshonra, pero nunca se daba por vencido. Era terco y hasta que no conseguía su objetivo no se quedaba quieto. Por eso llegó a la cumbre musical, cosa que fue buena para su vida artística, pero no para su vida personal porque siempre estuvo preso en su entorno y no tuvo vida social”, dice al mirar en el lente de la vida de ‘El Cacique de La Junta’.
Efectivamente, sacó a relucir todas esas batallas que tuvo que librar, primero como compositor y después como cantante hasta alcanzar los lugares de honor y ser indiscutiblemente el de mayor fanaticada.
“Por cualquier rincón suena una canción interpretada por Diomedes y eso no es gratuito. Se debe primero a su talento, y a los hermanos López, que con su humildad y sinceridad lo acogieron en su conjunto, así fuera como recogedor de cables y después le daban uno que otro chance para cantar”, dice muy convencido Gustavo Gutiérrez Maestre.
Historias de vida
Son tantos los detalles que tiene Gustavo Gutiérrez Maestre que contar de su compadre Diomedes Díaz, que se tomó más de una hora anotando y anotando y al final pide lo deje leer el texto. La grabadora comienza a realizar su oficio y al final este es el relato que dejó en su camino una que otra lágrima y un par de sonrisas. “Ese era Diomedes que hacía llorar y reír sin casi uno darse cuenta”, anota.
1.- “A Diomedes no lo conocí, nos criamos en La Junta, ya que su papá Rafael María, trabajaba en una de las fincas de mi papá Gabriel Gutiérrez Lacouture. A Diomedes le daba mucha alegría cuando llegaba de vacaciones. Yo estudiaba en Bogotá, en la Universidad Javeriana.
En el pueblo, teníamos un conjunto que integraban mi hermano Luis Gabriel Gutiérrez, Martín Maestre, Luis Alfredo Sierra, ‘El Cate’ Martínez y ‘Piyayo’ Hinojosa. Ahí fue donde Diomedes hizo sus pininos como cantante y lo bautizaron como ‘El chivatico’ y así se quedó por mucho tiempo”.
2.- “En esa época en La Junta, no había luz, y mi casa era la única donde había motor de energía. Los niños y jóvenes llegaban a ver televisión. Diomedes se asomaba y veía distintos programas y una vez vio a un actor vestido con chaqueta y pantalón de jean. En una ocasión le pidió a mi hermano que le regalara un vestido de esos, y efectivamente se lo trajo. Un 19 de marzo, fiesta de San José, se lo puso para una parranda y era tanto el calor que le dio la pálida y tocó ayudarlo”.
3.- “Con el gobernador de La Guajira, Jorge Ballesteros Bernier, en el año 1993, conseguí que le dieran a Diomedes el título de Bachiller Honoris Causa. Él, al principio no lo quería aceptar y tocó convencerlo de que era un guajiro sobresaliente: De esa manera se logró darle el título que se había ganado por su gran gesta cultural y musical”.
4.- “Gabriel García Márquez supo que Diomedes estaba en Cartagena, y en el mismo hotel, y quiso saludarlo. Le mandó un recado para que llegara al comedor y Diomedes no quiso bajar porque Gabo era un soberano personaje. “Yo, qué puedo hablar con él, ese hombre es de una altura intelectual inigualable” fue su argumento”.
5.- Una vez en Bogotá le sugirieron a Diomedes que se fuera para Estados Unidos y desde allá se proyectara internacionalmente. No muy bien le dijeron contestó: “Prefiero presentarme en los pueblos, con mi gente, porque siento el calor de los míos, y allá no es lo mismo”. Ese era Diomedes.
6.- Diomedes un día me llamó para que le construyera una casa de dos pisos en Carrizal, y de ahí no lo sacó nadie. Se hizo tal como él la quiso. Eso fue una maravilla, la única casa de dos pisos en ese entonces, y todavía están viviendo allá algunos de sus familiares. Diomedes estuvo allá por temporadas”.
7.- Diomedes cuando estuvo detenido en la Escuela de Guardianes del Inpec en Funza, Cundinamarca, no quería la comida de allá porque pensaba que lo iban a envenenar. Solo compraba papas en bolsa y gaseosa. Por eso su amigo, el periodista, Jaime Araújo Cuello, durante el tiempo que estuvo recluido se encargó de llevarle la comida, preferencialmente, arroz con fideo, carne molida y plátano”.
8.- La última vez que vi a mi compadre fue en la finca ‘Las nubes’. Recordamos viejos tiempos, y aclaramos algunas cosas porque ciertas personas nos alejaron de él, especialmente a los que conformamos el famoso Comité de Amigos, que nos encargábamos de organizar en Valledupar los lanzamientos de sus discos y de acompañarlo en todas sus presentaciones”.
Gustavo Gutiérrez Maestre, ‘El arquitecto de moda’, guardó sus hojas, y se quedó con su carga de recuerdos, y exaltando al compadre, al amigo y al artista que vio surgir hasta verlo convertido en inmortal.
Ese mismo que salió de su amada tierra La Junta, La Guajira, y que se enamoró perdidamente de la auténtica música vallenata hasta el punto de exaltarla y venerarla con sus cantos.
Me voy, pero ten presente
que muy dentro llevo tu imagen grabada.
Eso fue lo que le dije aquel momento antes de partir
no olvides que el amor cuando es del alma
aquel que se encuentra lejos, de allá se quiere venir.
Por Juan Rincón Vanegas
@juanrinconv