En los dos cementerios más antiguos de Valledupar, el Día de los Fieles Difuntos volvió a recibir cientos de visitantes. La pandemia había alejado a muchas personas de los camposantos.
Como cada dos de noviembre, la Iglesia católica celebró la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, un día festivo religioso en memoria de los fallecidos.
A diferencia del año anterior, que muchas personas todavía se sentían amenazados por la covid-19, este jueves los cementerios de Valledupar recibieron un buen número de visitantes que se acercaron a cumplirle la cita a sus difuntos y oraron por ellos.
En el Cementerio Central de Valledupar, el más antiguo de la ciudad fundado en 1806, el Día de los Fieles Difuntos se vivió con mayor fervor que en 2022.
Los vallenatos, mayormente de la tercera edad, llegaron al camposanto ubicado en la calle 15 entre carreras 9 y 10 a orar y llevarle flores a los seres queridos que acabaron su vida terrenal.
No obstante, para Santander Martínez, trabajador del camposanto por más de 25 años, si bien fue mayor la afluencia de personas, no es comparable con lo que sucedía antes de pandemia. “Mejoró la asistencia de las personas, pero no es igual a antes de pandemia. Fue concurrida la mañana, bajó al mediodía. Hoy era un día que a cualquier hora había la asistencia”, señala el hombre de 65 años que llegó de Córdoba a recoger algodón en la región, pero desde hace dos décadas y media labora en el cementerio del barrio El Centro.
El reflejo de que postpandemia el fervor del Día de los Difuntos mejoró se vive en el Parque de las Madres, tradicional lugar de venta de flores, donde las ventas aumentaron en comparación al año anterior.
Según Cecilia Torres, vendedora de flores que por más de 30 años se ha ubicado enfrente del Cementerio Central, el año pasado las ventas estuvieron pobres, a diferencia de este jueves que volvió a comercializar gran cantidad. “Nos fue muy bien, a diferencia del año pasado que estábamos saliendo de la pandemia, que la gente todavía tenía temor de salir, pero la gente este año ha vuelto, la gente ha retomado costumbres de visitar a los difuntos”.
Durante el día, los diferentes cementerios de Valledupar realizaron misas y celebraciones durante la jornada de celebración.
En el Cementerio Central la tradicional eucaristía fue en la iglesia Nuestra Señora del Rosario. En Jardines del Ecce Homo, al norte de Valledupar, se oficiaron tres misas especiales en la capilla La Resurrección.
En la Catedral del Ecce Homo, contigua al cementerio Nuevo, tuvo lugar una eucaristía oficiada por el monseñor Óscar José Vélez Isaza, seguida de tres más.
El Parque Cementerio Jardines de Valledupar, por su parte, abrió sus puertas y realizó una Eucaristía por todos aquellos difuntos que yacen en el camposanto.
Esta fecha tiene como tema central la doctrina de orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrenal y, en el caso católico, por quienes se encuentran aún en estado de purificación en el ‘Purgatorio’.
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Es una fiesta donde tradicionalmente oramos por los fieles difuntos, especialmente, por aquellos que se encuentran en el ‘Purgatorio’.
Como tradición se pagan misas o se compran flores, agua y el rosario para llevarlas a los familiares o amigos fallecidos y orar por ellos.
POR JOSÉ ALEJANDRO MARTÍNEZ VEGA / EL PILÓN.
En los dos cementerios más antiguos de Valledupar, el Día de los Fieles Difuntos volvió a recibir cientos de visitantes. La pandemia había alejado a muchas personas de los camposantos.
Como cada dos de noviembre, la Iglesia católica celebró la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, un día festivo religioso en memoria de los fallecidos.
A diferencia del año anterior, que muchas personas todavía se sentían amenazados por la covid-19, este jueves los cementerios de Valledupar recibieron un buen número de visitantes que se acercaron a cumplirle la cita a sus difuntos y oraron por ellos.
En el Cementerio Central de Valledupar, el más antiguo de la ciudad fundado en 1806, el Día de los Fieles Difuntos se vivió con mayor fervor que en 2022.
Los vallenatos, mayormente de la tercera edad, llegaron al camposanto ubicado en la calle 15 entre carreras 9 y 10 a orar y llevarle flores a los seres queridos que acabaron su vida terrenal.
No obstante, para Santander Martínez, trabajador del camposanto por más de 25 años, si bien fue mayor la afluencia de personas, no es comparable con lo que sucedía antes de pandemia. “Mejoró la asistencia de las personas, pero no es igual a antes de pandemia. Fue concurrida la mañana, bajó al mediodía. Hoy era un día que a cualquier hora había la asistencia”, señala el hombre de 65 años que llegó de Córdoba a recoger algodón en la región, pero desde hace dos décadas y media labora en el cementerio del barrio El Centro.
El reflejo de que postpandemia el fervor del Día de los Difuntos mejoró se vive en el Parque de las Madres, tradicional lugar de venta de flores, donde las ventas aumentaron en comparación al año anterior.
Según Cecilia Torres, vendedora de flores que por más de 30 años se ha ubicado enfrente del Cementerio Central, el año pasado las ventas estuvieron pobres, a diferencia de este jueves que volvió a comercializar gran cantidad. “Nos fue muy bien, a diferencia del año pasado que estábamos saliendo de la pandemia, que la gente todavía tenía temor de salir, pero la gente este año ha vuelto, la gente ha retomado costumbres de visitar a los difuntos”.
Durante el día, los diferentes cementerios de Valledupar realizaron misas y celebraciones durante la jornada de celebración.
En el Cementerio Central la tradicional eucaristía fue en la iglesia Nuestra Señora del Rosario. En Jardines del Ecce Homo, al norte de Valledupar, se oficiaron tres misas especiales en la capilla La Resurrección.
En la Catedral del Ecce Homo, contigua al cementerio Nuevo, tuvo lugar una eucaristía oficiada por el monseñor Óscar José Vélez Isaza, seguida de tres más.
El Parque Cementerio Jardines de Valledupar, por su parte, abrió sus puertas y realizó una Eucaristía por todos aquellos difuntos que yacen en el camposanto.
Esta fecha tiene como tema central la doctrina de orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrenal y, en el caso católico, por quienes se encuentran aún en estado de purificación en el ‘Purgatorio’.
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Es una fiesta donde tradicionalmente oramos por los fieles difuntos, especialmente, por aquellos que se encuentran en el ‘Purgatorio’.
Como tradición se pagan misas o se compran flores, agua y el rosario para llevarlas a los familiares o amigos fallecidos y orar por ellos.
POR JOSÉ ALEJANDRO MARTÍNEZ VEGA / EL PILÓN.