La temporada de huracanes 2020 en el Mar Caribe y el Océano Atlántico ha sido anómalamente larga e intensa. Desde su temprano inicio en el mes de mayo mostró la tenacidad con la cual se iría a desarrollar, al poner en aprietos al territorio centroamericano y al golfo de México.
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La primera tormenta tropical surgió el día 13 de mayo, la cual tomó por nombre Arthur, que se originó al oriente de la Florida. Alimentada por el calor de las corrientes cálidas del golfo de México se dirigió hasta las costas de Carolina del Norte, adelantándose en dos semanas a la apertura oficial de la temporada de huracanes.
El Océano Atlántico y el Mar Caribe, desde finales de 2019 e inicios de 2020, mostraban temperaturas ligeramente por encima de lo normal, las cuales continuaron incrementándose a partir de finales del mes de marzo del año en curso, cuando el sol comenzó a calentar los océanos y mares ecuatoriales-tropicales situados en el hemisferio norte, condición que auguraba que el año 2020 iba a presentar una temporada de huracanes activa y extensa.
Los huracanes o ciclones tropicales son sistemas termodinámicos comparables con una máquina de vapor o máquina térmica, en el cual se le suministra una amplia cantidad de calor al sistema. Procedente del océano, este aumenta su energía interna, es decir, la entalpía (cantidad de energía que un sistema intercambia con su entorno); se manifiesta a través de la liberación de calor latente, alta evaporación, convección y condensación, a sus vez el sistema realiza un trabajo en contra de las fuerzas externas, que se refleja a través de la disminución de la presión atmosférica, aceleración de los vientos, producción de granizo y tormentas eléctricas.
HURACANES
La función ambiental de los huracanes, en términos coloquiales, es la de quitarle la calentura a los océanos, es decir absorber la energía contenida por estos en superficie y en profundidad, refrigerarlos y evitar que se sobrecalienten. El calentamiento se produce cuando la radiación solar incide perpendicularmente sobre la superficie del océano, de esta forma el ángulo de refracción en el interior del océano es mínimo y por tanto se propaga hacia las profundidades, generando calentamiento efectivo hasta una profundidad de 50-60 metros en 24 horas, energía que puede ser almacenada allí durante largos períodos de tiempo, debido a la alta capacidad de almacenamiento de energía del agua, conocida como calor específico.
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Para que se produzca la tormenta tropical se requiere condiciones de temperatura superficial del mar superior o igual a 27° C y temperatura en profundidad dentro de los primeros 15-20 m de 26° C o más. Cuando el océano logra estas condiciones se torna potencialmente evaporante, y en dependencia de la circulación interna. Aquellas zonas donde se forman esas celdas o bolsas cálidas liberan bocanadas de vapor de agua, las cuales al ingresar a la atmósfera producen una caída de la presión atmosférica dando origen a la onda tropical.
Las ondas tropicales se originan normalmente al sur de Cabo Verde frente a las costas de Guinea en el Atlántico y se desplazan hacia el occidente en dirección del continente americano.
Al conseguir condiciones favorables en su recorrido (más calor y vapor de agua) las ondas se robustecen y se transforman en tormentas tropicales. Ahora, si las tormentas logran una latitud superior o igual a 10°, son atrapadas por la fuerza de Coriolis (fuerza inercial, generada por la rotación de la tierra) que le imprime a la tormenta un sentido rotacional en forma de espiral en sentido contrario a las manecillas del reloj en el hemisferio norte, dando origen a un huracán.
Huracanes es el nombre que reciben los ciclones tropicales que golpean las costas americanas. Se dividen en diferentes categorías de acuerdo a las velocidades e intensidades de los vientos y a las presiones que se logren en el centro, usualmente el ojo aparece cuando el sistema alcanza la categoría tres con vientos entre 178–209 Km/h, siendo cinco la máxima categoría, donde se producen vientos superiores a 250 Km/h, tornándose el sistema en altamente destructivo, tanto por los vientos como por la marea ciclónica que produce, donde el nivel mar puede ascender desde 4 hasta 10 metros.
Anualmente, la Organización Meteorológica Mundial, OMM, con sede en Ginebra-Suiza, elabora una lista de 20 nombres para designar o bautizar a cada una de las tormentas tropicales en el orden que van apareciendo. Los nombres de personas elegidos son masculinos y femeninos comunes para la región de influencia. Para designar los tifones (ciclones tropicales de Asia) se emplean nombres comunes del continente asiático.
Asignados todos los nombres de la lista elaborada por la OMM en su totalidad, si continúan apareciendo más tormentas durante la temporada se procede a llamarlas por los nombres de las letras del alfabeto griego como ocurrió en el año 2005 y en este año 2020. Los nombres de los huracanes que hacen historia por las devastaciones y pérdidas ocasionadas son excluidos de la lista durante los años siguientes.
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En lo corrido del año 2020 han ocurrido treinta eventos de esta naturaleza entre tormentas y huracanes en el continente americano, por lo cual se acabaron los nombres de la lista elaborada por la OMM para el 2020 y se recurrió a los nombres de las letras del alfabeto griego. En su periplo hacia el occidente la mayoría de esas tormentas y huracanes se desplazaron distantes de las costas suramericanas, razón por la cual no se logró disipar la energía contenida por el Mar Caribe durante el período establecido como temporada de huracanes.
Es de anotar que esta temporada anómalamente larga y activa es consecuencia de la variabilidad climática, más no del ‘cambio climático’. La afectación que produciría el calentamiento global y el ‘cambio climático’ se vería reflejado en el incremento del número promedio de huracanes para todas las temporadas durante muchos años, más no de un solo ciclo.
La tormenta tropical Iota es la más reciente que haya pasado por el territorio sudamericano, produciendo fuertes lluvias e inundaciones en la parte continental del territorio colombiano. Se transformó en huracán al occidente de Cartagena y se desplazó hacia el occidente generando devastación en las islas de Providencia, Santa Catalina y produjo serias afectaciones en la isla de San Andrés.
La temporada de huracanes normalmente se extiende hasta el 30 de noviembre, pero dadas las altas temperaturas presentes en el Océano Atlántico y el Mar Caribe se prolongará hasta los primeros diez días del mes de diciembre, lo cual sugiere que aún existen condiciones para que se produzcan varias ondas tropicales y de uno a dos huracanes. Las partes más cálidas son justamente las costas adyacentes a países como Guayana, Surinam, Guyana, Venezuela y Colombia, donde se registran temperaturas alrededor de 28° C.
Es necesario permanecer expectantes al desarrollo y evolución de las ondas que están apareciendo, y las tormentas que están por surgir. Sin duda esos sistemas introducirán humedad para la producción de precipitaciones en el territorio colombiano hasta finales del mes de diciembre.
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Para el caso específico de los departamentos del Cesar, La Guajira, Magdalena y Atlántico, se tendrán precipitaciones hasta los inicios del mes de diciembre. Posteriormente, se disiparán progresivamente las altas temperaturas del mar. La zona de confluencia intertropical, ZCIT, continuará su desplazamiento hacia el hemisferio sur localizándose en el centro y sur del país hacia mediados de diciembre y por tanto en los departamentos en mención aparecerán los vientos alisios del noreste, hacia finales del mes de diciembre.
Por Emel Enrique Vega Rodríguez,
Profesor posgrado de Meteorología, Universidad Nacional de Colombia