Si Patillal, “es como una melodía que al oírla nos provoca cantar”, Darío Pavajeau es una sinfonía de agradables, dulces y pegajosas notas y con gran acierto las directivas del festival de los sandieros lo escogieron para homenajearlo en sus ya famosas festividades. Si, acertaron porque Darío se merece esa dignidad y muchos más, ya que toda su vida ha sido consagrada al servicio del folclor vallenato, cantantes e interprete y además, y en ese además, sí que hay atributos que lo hacen merecedor de cuanto reconocimiento se le puede hacer a un ser humano que a través de su ya larga existencia no ha hecho otra cosa sino servirle a su prójimo.
He tenido con él una larga y cordial amistad, desde los tiempos del viejo Rafa en Villanueva, donde por su comportamiento y modo de ser era el preferido de ese gran maestro, después aquí en el Valle continuamos esa relación a pesar de que en alguna ocasión le busqué pleito político, pero él como buen gallo fino esquivó los espolazos y me convencí de que con Darío no se puede pelear, porque él a las trompadas le responde con sonrisas y buen trato y por eso puedo decir que Darío es monedita de oro, además triunfador y de buenas pues en el trasegar de sus parrandas y bohemia se encontró en el camino con una bella, dulce y tierna mujer, María Elisa Baute, “Mary” con quien hizo un hogar ejemplar que le dio a Silvia, Darío José y Vicky y ellos le dieron nietos que atienden en vacaciones, que lo puedo decir yo a boca llena sí que es muy sabroso; fui su vecino por espacio de muchos años, asistí a muchas de sus famosas parrandas, mis hijos José Manuel, María Mercedes, Hernando José y Carlos José alternaron con los de ellos y jamás tuvieron una diferencia, como no la tuvieron con ninguno de sus vecinos, pues Darío y María Elisa con sus eternas sonrisas y permanente buen trato no son gente de odios sino de amor y ternura.
Darío, estaba en mora de rendirte este pequeño pero sincero homenaje, de ti falta mucho por decir, pero no hay espacio, te agrego que yo y mi familia te queremos como también apreciamos a María Elisa, a tus hijos y nietos. Un fuerte abrazo para todos y los mejores deseos porque el 2019 venga cargado de sorpresas agradables.
José Aponte Martínez