Tras un autoexamen de rutina hace ocho años, cuando tenía 32, Paola Maestre Castro descubrió una pequeña bola en uno de sus senos. Luego de una visita a su médico para conocer más sobre la anomalía en su cuerpo, le detectaron cáncer. Entonces inició su lucha para frenar el avance de esta enfermedad.
Paola recuerda que fue una experiencia muy dura que le cambió la vida dándole un giro impresionante que la transformó a nivel personal, familiar y hasta laboral. Una vez conocido su dictamen, se enfrentó a un tratamiento muy duro y al año de haber iniciado con sus quimioterapias, cirugías, radioterapias y medicamentos, tuvo una recaída focalizada en el mismo seno.
Aunque aclara que nunca tuvo metástasis, viajó a Bogotá donde se enfrentó a nuevas cirugías. En total son siete procedimientos de este tipo los que se ha practicado a raíz del proceso.
“Para la gloria de Dios son mis heridas de guerra como yo las llamo”, asegura.
A pesar de esto, en medio de su tratamiento para frenar el cáncer surgió algo más. Entonces, tras su estancia en la capital del país le fue realizado un examen genético predictivo cuyo resultado fue positivo, es decir, riesgo de otras manifestaciones de cáncer. En su momento tuvo que tomar otras decisiones para ser intervenida quirúrgicamente de manera preventiva para poder salvar su vida; no tenía hijos y tuvo que asumir la decisión como mujer de no tener la posibilidad de tener un hijo.
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“Inicialmente desde que yo fui diagnosticada de cáncer siempre elegí vivir y dejarme hacer todo. El médico me dijo que debía sellarme preventivamente eso clínicamente es quitarme la otra mama, no había nada pero había que hacerlo por prevención y además una histerectomía negándome así la posibilidad de tener un hijo”, agrega.
Una vez atravesado este largo camino, que se extendió por tres años y medio en tratamiento, quedó en controles sin ningún tipo de medicamentos. Ahora se mantiene con sus estudios de chequeo, de rastreo oncológico y su consulta con el oncólogo.
“Llevo ocho años, me faltan dos para liberarme clínicamente, ese es el cumpleaños de que pasaste la línea de la sobrevivencia”, dice con ilusión.
Reconoce que muchas cosas cambiaron porque a nivel espiritual y emocional se experimenta una transformación muy grande como ser humano, en medio de la cual cosas que antes eran tan relevantes, por un proceso como este, se convierten en trivialidades y dejan de ser importantes.
Ahora se describe como alguien feliz que ha transmitido su testimonio desde que Dios le dio esta segunda oportunidad. De esta manera está al servicio de las mujeres que necesitan una voz de aliento en medio de la enfermedad que atraviesan y que resulta muy dura, junto con lo que representa para el organismo, por los efectos que causa del rostro, de lo que es sentirte mujer, la pérdida de cabello, que muchas no asimilan, el abandono de esposos o novios que las dejan en medio de los procesos, entre muchas otras cosas.
A pesar de toda esta experiencia, todavía no ha dicho adiós al cáncer de seno. Ahora esta enfermedad ha tocado nuevamente a su puerta en el cuerpo de su hermana Mónica de 36 años.
En este caso, después de tener su tercer hijo, sintió también un pequeño bulto tras realizarse por costumbre su auto examen por el antecedente de Paola.
En esta ocasión la mayor de las hermanas Maestre Castro tuvo que atravesar en principio por un período de negación durante una semana. En ese tiempo trataba de entender por qué su hermana atravesaba su misma historia; sin embargo, cree que Dios le dio la fortaleza para empoderarse y trasmitir el mismo mensaje que llevaba a muchas mujeres de fortaleza a su propia hermana. De modo que asumió que debía ser el ejemplo de su hermana y su maestra para decirle: “Sí se puede y también vas a salir adelante porque tienes tres motores para vivir, tienes tu esposo, está mi madre y estoy yo, y toda la gente que te ama”.
Desde entonces, Mónica atraviesa su propia batalla para superar esta enfermedad y salir triunfante, algo que se puede lograr según Paola con mucha fe, amor, paciencia y sobre todo aceptación para iniciar la lucha.
“Empezamos a llenarnos de motivos y empoderarnos al punto que llegó un momento en que nuestras conversaciones yo planeaba todo y ella solo se reía y cuando tuve que hacer silencio así fue para dejarla que hiciera su duelo”, explica Paola, quien además expresa que el poder de la oración ha sido infinito y que ha visto la misericordia de Dios en ella, en su hermana y muchas mujeres más que han ganado esta batalla.
Sobre esto último tiene una forma particular de definirlo, dado que desde su óptica vencer en esta batalla no es más que el amor que se pone al tratamiento, a empoderarse de sus procesos, de los efectos y el camino.
Mónica ya tuvo su cirugía reconstructiva porque también fue positivo en el examen genético dado que no tuvo la oportunidad de hacer la preventiva como hiciera la reconocida actriz norteamericana Angelina Jolie tras descubrir el alto porcentaje de probabilidades en su familia que había resultado genéticamente positiva.
“Está en recuperación de su cirugía, vamos bien, en un proceso muy largo pero bendecidas. Cada día más seguras de que el cáncer te transforma, te enseña, es un maestro de vida, es un renacer de tu vida frente a muchas cosas”, dice.
Paola hace parte actualmente de Renacer Rosa de la Fundación Granitos de Felicidad que encabeza la Clínica Laura Daniela con la cual adelantaron una semana para detectar y sensibilizar a las personas sobre que deben perder el miedo de tocarse, algo que puede hacer la diferencia a la hora de salvarse la vida. También hace parte del grupo de apoyo de la Liga de Lucha contra el Cáncer del que hacen parte 32 mujeres que han pasado por este proceso o que se encuentran en el mismo, en este espacio hacen actividades lúdicas cada 15 días.