El 11 de noviembre, según su cédula, Delia Martina Jiménez Ordóñez cumplirá 99 años, pero familiares y ella aseguran que su nacimiento fue en 1920, cuando fue desplazada forzosamente desde Sincé, Sucre. Su historia es un claro testimonio de que, como dice María José Castro de Ortiz, fundadora de la Liga de Lucha contra el Cáncer en Cesar, “el cáncer no es sinónimo de muerte”.
La batalla de una vida longeva
Delia recuerda que su diagnóstico de cáncer de seno ocurrió en la década de los 90, tras un accidente en su casa en Valledupar que le produjo un dolor persistente y una “bolita” de 1,4 centímetros que luego fue detectada. Pese al golpe duro que significó la noticia, su fortaleza la llevó a superar esta prueba con apoyo médico y espiritual.
“Yo duré 10 años en tratamiento y otros 10 en mantenimiento”, relató, recordando cómo fue operada rápidamente y atendida en diferentes centros especializados, incluyendo el Instituto de Cancerología en Bogotá.
Con un historial de lucha que abarca más de dos décadas, Delia ha visto pasar el tiempo y sigue firme: “No me privo de comer lo que más me gusta, chicharrones, sancochos, motes de queso y suero”, relata con la alegría de quien mantiene vigencia y ánimo.
Desprenderse de las mamas para llegar al centenario de vida
Tras el diagnóstico, recibió apoyo constante de la Liga de Lucha contra el Cáncer, que la encaminó para ser atendida en Bogotá y otros centros especializados donde fue operada rápidamente para extirparle un seno afectado. “No me dolió quedarme sin uno de mis senos, yo misma lo escogí, ¿para qué preocuparme?”, relató con firmeza en sus ojos y voz.
La vida de doña Delia estuvo marcada por dificultades y un largo camino de recuperación que duró más de diez años en tratamiento y mantenimiento. En su relato, menciona su vínculo con la iglesia y el acompañamiento espiritual que la fortaleció durante su enfermedad. “Duré 23 años con la iglesia, que me ayudó mucho, y el cura me dijo: ‘Quédate, que aquí vas a estar protegida’”, contó, evocando al padre Pablo, un pilar de apoyo en su proceso.
Además, su familia y el apoyo de las voluntarias de la Liga de Lucha contra el Cáncer han sido fundamentales para motivarla a seguir adelante, mostrando que la enfermedad no la definió ni limitó su entusiasmo por vivir.
Panorama del cáncer en Colombia
En Colombia, el cáncer representa un desafío sanitario retador, con una estimación de 54.090 casos nuevos en mujeres para el período 2017-2021, siendo el cáncer de mama el más frecuente con una tasa ajustada por edad de 40,2 casos por cada 100.000 mujeres.
La mortalidad por esta enfermedad alcanza una tasa de 11,4 por cada 100.000 mujeres, siendo el diagnóstico temprano y tratamiento oportuno el único seguro para la supervivencia, que puede llegar hasta el 91 % con atención adecuada, tal como fue el caso de doña Delia. Estos datos evidencian que el cáncer de mama no solo es la principal causa de mortalidad por cáncer en mujeres, sino también un problema prioritario para la salud pública nacional.
En este contexto, la Liga Colombiana de Lucha contra el Cáncer ha desempeñado un papel fundamental para la lucha contra esta enfermedad en el Cesar. La Seccional Cesar, fundada en 1979, ha desarrollado una labor constante para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas y fomentar la detección temprana: “Esto antes no existía”, asegura su fundadora Alba Castro de Dangond.
Un lazo con la Liga de Lucha contra el Cáncer
Delia ha contado siempre con el respaldo continuo de la Liga de Lucha contra el Cáncer, Seccional Cesar, que desde hace décadas acompaña a pacientes en la región. Maríajosé Castro, voluntaria de la Liga, relata cómo ellas han estado con Delia desde sus primeros tratamientos y cómo han creado un “Grupo de Apoyo Esperanza”, formado por sobrevivientes de cáncer de seno, que promueven actividades espirituales y sociales para mejorar la calidad de vida de las pacientes.
“Hace años que ella no asiste porque quedó totalmente libre del cáncer, pero el vínculo permanece fuerte”, explica Maríajosé Castro. Castro de Dangond destaca orgullosa todo el trabajo hecho: “Muchas sobrevivientes como doña Delia nos enseñan que esta lucha es posible y que el cáncer no define el final de la vida”.
Esperanza en medio de un diagnóstico
Delia y las voluntarias de la Liga usan la experiencia como un llamado para que más mujeres se realicen los exámenes y acudan a tiempo a los servicios médicos. “Muchas veces le tenemos miedo al diagnóstico, pero eso no debe ser un obstáculo”, advierte Maríajosé Castro. “Si se detecta a tiempo, el cáncer tiene tratamiento y la posibilidad de supervivencia es alta. Tenemos el respaldo de especialistas y servicios accesibles”, añade Alba Castro.
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Al cumplirse casi un siglo de vida, Delia Martina Jiménez es una inspiración no solo por su longevidad, sino por su actitud optimista frente a la adversidad. “El cáncer no es sinónimo de muerte”, dice ella, mientras sigue disfrutando los sabores de su tierra y el cariño de su extensa familia, tras parir 11 hijos, un sinnúmero de nietos y dos tataranietos.
Por: Katlin Navarro Luna/ EL PILÓN










