En la calle 16 con carrera 13, diagonal al edificio de la Gobernación se construye una obra de inversión privada, aprobada desde el 2016 que comprende 3.777 metros cuadrados. A su alrededor vendedores informales en las aceras parecen formar parte de la construcción pero no es así.
Lo que será una ventana comercial de Valledupar, tiene a unos 10 hombres que se encuentran trabajando dentro, unos cortan hierro, otros echan cemento para escaleras y paredes.
En su interior EL PILÓN pudo observar tal actividad. En busca de saber qué pasa con los vendedores informales aledaños se intentó obtener respuesta de la empresa privada; sin embargo, según la argumentación de la ingeniera presente, no se encuentran autorizados para declarar a la prensa e indicaron que por ser entes privados el tema de informalidad es competencia de la administración pública.
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EL PILÓN buscó a los propios protagonistas de esta situación: ‘el comerciante’, conociendo así casos extraordinarios de trayectoria en una de las zonas más céntricas de la ciudad.
VENDEDORES
Hace 50 años el señor Luis Enrique Otero vende avena, y comida frita tipo empanadas, pasteles, deditos; la clientela no le falta, le reclaman si se le acaba la chicha que tiene en un termo grande. Es amigo de todo aquel que anda en la calle como él, los taxistas, los vecinos vendedores.
Todo un referente entre esta comunidad informal. Su esposa lo acompaña y le ayuda en el cobro de las ventas, también le ayuda a vender otro señor. Su pequeño puesto no deja de tener al menos cinco compradores por cada 10 minutos.
EL PILÓN pudo conversar con él y contó: “Ahora que ellos (la empresa) está haciendo la obra, me echaron como si nada, sin hablar. Yo tengo 78 años, de esos años llevo aquí 50. Estuve unos 15 días sin trabajar cuando me dijeron eso de que me fuera en mayo del 2019, pero yo tengo mi clientela y me puse ahí (en la esquina de la construcción diagonal a Davivienda) irme para otra parte es como difícil, porque la gente no va a ir para donde voy a estar yo”.
Al lado del señor Luis se encuentra a unos dos metros de distancia el vendedor de cocos, Víctor Vargas. Este señor lleva ocho años en la venta de “agua de coco, minutos y agua natural. Hemos tenido unos problemitas porque ha venido la Policía, como que han puesto la queja de acá, y nos quieren sacar. Al parecer aquí van a cortar los árboles para poner palmas y nos están haciendo un daño ambiental porque los árboles para uno es fresco, sombra. Nosotros estamos recogiendo firmas para llevarlas a las instituciones. Son ocho años que yo hice mi puesto mi clientela, aquí me llegan las personas yo no busco, es el fruto de tantos años. Yo diario vendo unos 15 o 20 cocos, todo es depende del día o que tanto calor tenga la gente”.
En la construcción no solo hay comida y bebida, también existe el mercado de los celulares a través de reparadores de teléfono, en esta manzana hacia uno de los extremos de la construcción está Freddy Camargo de los más conocidos.
“Llegué un día a esta zona y decidí quedarme por la forma de trabajar, más sencillo. Ya yo tengo mi clientela. Reparo por día unos diez teléfonos como también pueden ser cinco o ninguno. Al día yo llego a hacer 80 mil pesos, o a veces 100 mil”.
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Freddy ha pensado Incluso en montar una cooperativa con los demás vendedores pero “una sola golondrina no hace verano”, dijo. Y es que se necesita a su juicio más apoyo del sector público porque ellos tienen disposición de querer formalizarse.
En el caso de los celulares, estos comerciantes también han incurrido en la conexión eléctrica de forma ilegal. “Esto es un fraude, ya Electricaribe ha venido aquí a cortar el cable, y volvemos a acceder”, expreó Freddy. En ese sentido se le preguntó si estaría dispuesto a formalizar su situación: “De inmediato”.
Otro vendedor por miedo a represalias solo se limitó a comentar que Espacio Público a veces los viene a supervisar y les pide que mantengan en orden el área sin bloquear el paso peatonal. Sin embargo teme que al terminar la obra se termine su pequeño puesto de reparación de teléfonos.
Juan Carlos Argotes es otro de los comerciantes que ubicado al otro extremo de la construcción teme por su permanencia.
“Yo trabajo aquí a orillas de la obra y cuando comenzó llegamos a un acuerdo de que ellos (la empresa) no nos iban a molestar. Pero estamos en la incertidumbre de qué va a pasar con nosotros después de esto. Hace 20 años que estoy aquí, en los gobiernos departamentales anteriores ha habido molestia, pero desde unos cuatro años para acá no hubo más molestia hacia nosotros”.
En los alrededores de la construcción, según los comerciantes informales, hay al menos unos 15 vendedores, sin embargo unos cinco se han ido ‘debido a la obra’.
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AUTORIDADES
¿Qué pasa cuando se construye una obra, y hay vendedores informales en sus alrededores? Consultamos a las autoridades para saber el manejo de la misma.
El secretario de Gobierno, Luis Galvis, se refirió al respecto y dijo que desde la institucionalidad se prevé llegar a un acuerdo donde los beneficiarios sean la ciudadanía. En este sentido recalcó que no se llegará a estas personas con un documento abrupto de desalojo sino que se buscará conciliar.
Por su parte, el inspector de la Unidad de Espacio público, Manuel Mercado, se mostró un tanto sorprendido por la situación: “Ninguno se ha acercado a la Alcaldía a verificar esa particularidad. Por el cambio del personal no tengo ningún operario. A mediados de marzo me entregan el equipo conformado”.
En relación al tema de vendedores informarles en las afueras de una obra, manifestó: “Nosotros tenemos un censo en la Alcaldía, de esos vendedores hay algunos que tienen antigüedad unos cinco o siete. Pero vendedores nuevos nosotros no podemos reubicarlos porque no los tenemos identificados y no sé quiénes son, habría que verificar eso, cuáles sí o no cumplen con los requisitos”.
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Los censos que realiza la Alcaldía se hacen por sector, y cada uno tiene su distinción de servicio y número de comerciantes, dicho censo es manejado por un abogado.
¿Qué requisitos debe cumplir un comerciante para reubicarse?, según Manuel Mercado
1.- Que las administraciones anteriores le hayan permitido trabajar al vendedor.
2.- Estén dentro del censo que tiene la administración municipal por medio de la oficina de Espacio Público y se le hace de esta manera la reubicación.
3.- Que tengan más de 10 años en el sitio y nunca lo hayan arrendado, o cedido a terceros.
¿A dónde los reubican?
Desde el gobierno de Rubén ‘Ava’ Carvajal que abrió el proyecto sobre los vendedores ambulantes, en ese entonces era una reubicación informal, eso lo hace la oficina de Espacio Público.
Por ejemplo, de la esquina donde están se llevan a otro espacio del sector para que no pierdan su clientela y su continuidad en el espacio que estaban ocupando.
En ese punto se toma en cuenta factores como la zona peatonal, que no sea invadida en su totalidad. Esa reubicación es provisional mientras se desarrolla el proyecto de la alcaldía de la Galería comercial que se piensa realizar.
POR: DANIELA MINORTA/ EL PILÓN
minorta19@gmail.com