El día 29 de noviembre de 2013, siendo las 9:00 a.m., comuniqué a los medios, desde el Ministerio de Cultura en Bogotá, la aprobación del Plan Especial de Salvaguardia, PES, para la Música Vallenata Tradicional del Caribe Colombiano, por parte del Consejo Nacional de Patrimonio, reunido en pleno, en una decisión sin antecedentes, en donde la aprobación se dio de facto, sin necesidad de deliberación.
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Me correspondió, como coordinador del proceso, hacer la presentación correspondiente, acompañado del equipo de trabajo que formuló el PES, conformado por Adrián Villamizar Zapata, Santander Durán Escalona, Rosendo Romero Ospino, Stella Durán Escalona, Carlos Llanos Diazgranados y Lolita Acosta Maestre (q. e. p. d.).
Logramos, con recursos propios, el acompañamiento de la Dinastía López, con el acordeón de Navín López, la caja de Pablo López y la guacharaca de un hijo de Pablo. También nos acompañó el senador por el Cesar, Félix Valera, y (no entiendo por qué) Félix Carrillo Hinojosa, quien es y ha sido crítico y enemigo de este proceso.
¿CÓMO SE LOGRÓ EL RECONOCIMIENTO?
El proceso se inicia por la inquietud de Adrián Villamizar, quien comienza, por redes sociales, a compartir la posibilidad de lograr este reconocimiento para la música vallenata, dado que el reconocimiento del Carnaval de Barranquilla como Patrimonio de la Humanidad, no tenía argumentos diferentes a los que pudiera tener nuestra manifestación.
Como resultado de esta inquietud, la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata solicita al Ministerio de Cultura la patrimonialización del Festival Vallenato. Para tal efecto, en el mes de noviembre de 2009, se convoca a actores y gestores de esta expresión musical, invitación que es atendida, en el Parque de la Leyenda Vallenata, por un centenar de personas en reunión de cantores, compositores, gestores, intérpretes, funcionarios públicos y periodistas. El asesor del Ministerio de Cultura, doctor en Historia, Patrick Morales Thomas, hace una explicación de lo que significa el concepto de patrimonio y sus requisitos para ser reconocido como tal, concluyendo que el Festival de la Leyenda Vallenata no reúne estos requisitos para ser reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial, e invita a que se cree una comisión para solicitar la patrimonialización de la manifestación, es decir, de la música.
En mi calidad de coordinador del Acuerdo de Voluntades denominado ‘Comité Técnico Consultivo del Clúster de la Cultura y la Música Vallenata’, de fecha agosto 24 de2009, pido la palabra y recuerdo que la ministra de Cultura Paula Marcela Moreno, no hacía más de 30 días nos había visitado para firmar este acuerdo, cuyos firmantes (Paula Marcela Moreno, Cristian Moreno Panesso, Carlos García Aragón, Ernesto Orozco Durán, Abdo Barrera Mejía, José Horlandy Castro, Tomás Darío Gutiérrez, Gelca Gutiérrez Barranco, Álvaro Iglesias Ibarra, Rodolfo Molina Araújo, Pabla del Socorro Castro, Stella Durán Escalona, Lolita Acosta Maestre, Alba Luz Luque Lommel, Santander Durán Escalona, Gustavo Piedrahíta, Rodrigo Muñoz y Eucladis Durán de Pantoja), en su mayoría, nos encontrábamos presentes en ese momento, por lo que proponía que fuera el Clúster el que se encargara de este proceso. No hubo objeción alguna y se le entregó al Clúster la responsabilidad de hacer la solicitud de patrimonialización de la música vallenata y no del Festival.
Días después se conforma el equipo de trabajo, el cual inicialmente fue de un mayor número de personas de las que finalmente se entregaron a la formulación del PES, quienes se encuentran relacionadas en el primer párrafo de este escrito. Se presentan dificultades por el manejo de este Acuerdo de Voluntades, dado que la institucionalidad quiso administrar el Acuerdo sin tener en cuenta a los actores, que conformaban la base del Clúster.
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Se me aparta de la coordinación del Clúster, cargo sin sueldo, para nombrar un gerente por cuatro meses con una asignación mensual de 4 millones de pesos, cuya gestión debía desembocar en un desarrollo autosostenible. Al terminar el periodo y no haber autosostenibilidad financiera para el Clúster, retomo la coordinación (sin sueldo) y se decide crear una persona jurídica que se llamó Corporación Clúster de la Cultura y la Música Vallenata, conformada por personas jurídicas del sector cultural e instituciones que tuvieran alguna relación con la manifestación.
Durante los 4 años que duró el proceso de formulación del Plan Especial de Salvaguardia, visitando los municipios de mayor relevancia en la historia de la música vallenata tradicional, se contó con la asesoría y financiamiento del Ministerio de Cultura, cuya administración de la época, en cabeza de Paula Marcela Moreno, seguida por el director de Patrimonio, doctor Julio Isaza Londoño, y la coordinadora de Patrimonio Inmaterial, doctora Adriana Molano Arenas, nos asignó un cuerpo de asesores de altísima calidad y compromiso como lo fueron Patrick Morales Thomas, Sebastián Londoño Camacho y Martín Andrade Pérez.
Este documento, siglado PES, ya aprobado y articulado por el Ministerio de Cultura en Resolución 1321 del 16 de mayo de 2014, es propuesto para servir de argumento ante la Unesco, con el fin de ser incluido en la lista del orden internacional como Patrimonio Cultural Inmaterial en Necesidad Urgente de Salvaguardia.
SIN APOYO
Para cumplir con el trámite del dossier ante la Unesco, el Ministerio de Cultura contrata a Adrián Villamizar Zapata, a Carlos Llanos Diazgranados y a Javier Ortíz Cassiani, quienes cumplen con los objetivos propuestos y el dossier es presentado a la Unesco por el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Cumplido el trámite hay cambio en la cartera de Cultura y comienza la llamada “Era Mariana”, produciéndose movimientos en la Dirección de Patrimonio, en la Coordinación de Patrimonio Inmaterial y en el cuerpo de asesores.
Les corresponde a los nuevos funcionarios recibir un reconocimiento en el cual no habían trabajado ni tenían sentido de pertenencia, el cual fue aprobado en la Convención del Patrimonio Inmaterial de la Unesco, que se realizara en Namibia, África, el 1º de diciembre de 2015.
Esta “Era Mariana” fue funesta para la implementación del PES, con la Dirección de Patrimonio de Alberto Escovar, quien en repetidas ocasiones incumplió sus visitas al Clúster; se acabaron las asesorías.
La financiación inicial de la implementación de dos de las iniciativas de protección, contenidas en el PES, se le entrega al Observatorio del Caribe Colombiano, equivocación total del Ministerio, por ser una entidad que desconoce totalmente el proceso y no tiene claro el significado de esta manifestación para sus actores y la importancia que representa para la identidad cultural de la región del Magdalena Grande.
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Se creó un gran descontento por esta decisión y el resultado fue una relación de muy mala cohesión en la ejecución de los recursos, hasta el punto de acusaciones infundadas de malos manejos por parte del Observatorio hacia el Clúster, en lo que se evidenció la utilización de un “idiota útil”, con el apoyo de algunos miembros del mismo Clúster, que en manguala con la asesora del Ministerio, del momento, pretendían que el liderazgo del proceso lo tuviera la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, entidad que no tuvo nada que ver en este logro de patrimonialización y que le apostó a su fracaso.
Esta desafortunada decisión del Ministerio de Cultura, con la llegada del señor Alberto Escovar Wilson a la Dirección de Patrimonio, quien por querer apoyar a una entidad de su tierra, lo que logró fue el debilitamiento del Clúster, que tenía una gran proyección como entidad de consolidación del desarrollo de la cadena productiva de la música vallenata.
Hoy en día, la Corporación Clúster de la Cultura y la Música Vallenata es una entidad de papel, la cual pudiera ser rescatada por los mismos actores y gestores que tanto necesitan de procesos de proyección, dirección y administración. Aun aparezco como director ejecutivo y he intentado mantenerla jurídicamente viva a la espera de que los vallenatos del Magdalena Grande se interesen por revivirla para garantizar la preservación de la música vallenata tradicional como la mayor expresión de su identidad cultural. Un llamado a los grandes exponentes de esta manifestación para mantener vivo el valioso legado que nos dejaron los grandes juglares de toda la región.
Nos cansamos de presentar proyectos a alcaldes, gobernadores, ministerios, Presidencia de la República y hasta reclamos a la Contraloría General de la República por no recibir claridad sobre la ejecución de recursos para la preservación del patrimonio, entidad que a pesar de ser vallenato su director, no mostró interés en el tema, limitándose a escribir que la Gobernación del Cesar no había hecho nada.
“NO ES UN PREMIO, ES UNA VOZ DE ALERTA”
Me permito suscribir parte del Comunicado a la Opinión Pública emitido por el Comité de Seguimiento al PES, el cual tiene fecha del mes de octubre de 2016 y que parece escrito hoy:
“A pesar de las muchas comunicaciones relacionadas con la gran responsabilidad que tenemos todos los estamentos de la sociedad, públicos y privados, no se asimila la importancia y la dimensión que encierra este reconocimiento de la Unesco, el cual se ha tomado, muy alegremente, como un premio para una representativa expresión cultural del Caribe colombiano. Los miembros del Comité tenemos conciencia clara de que no se trata de un premio, sino de una voz de alerta sobre la posible desaparición de uno de los elementos de mayor incidencia en la identidad cultural de la región Caribe y que ha penetrado otras culturas del orden nacional. Es una gran responsabilidad la que tenemos, no solamente ante la Unesco, sino ante la comunidad en general, de demostrarle a esta entidad que seremos capaces de generar espacios que permitan garantizar la preservación de la manifestación”.
“No han surtido ningún efecto las diferentes propuestas y correspondencia que sobre el particular ha presentado nuestra Secretaría Técnica, ni los pronunciamientos de los miembros del Comité de Seguimiento al PES, a pesar de haber obligatoriedad legal para la aplicación del 0.5 % de los recursos del IVA a la telefonía celular y de ser objeto de aplicación presupuestal en los diferentes planes de desarrollo municipales y departamentales. Se observan acciones de poca trascendencia e impacto para el fin que se persigue, habida cuenta de que responden a proyectos que se venían adelantando antes de producirse el reconocimiento de la Unesco, como son algunos apoyos a escuelas de música vallenata, apoyos a festivales de este género y a escasa promoción radial y televisiva de composiciones vallenatas y las historias que contienen las vivencias de los juglares que le han dado relevancia a la música vallenata tradicional. Las iniciativas propiamente definidas en el PES, como son las tres estrategias allí consignadas, no han sido atendidas expresamente: 1.) Gestionar la viabilidad y fijar criterios organizativos, institucionales y normativos. 2.) Fomentar la transmisión de conocimientos: formación, investigación y memoria. 3.) Fomentar y mejorar la promoción, la difusión y la sostenibilidad de la música vallenata tradicional”.
IDEAS Y PROYECTOS
Vale la pena resaltar algunos de los proyectos presentados que no han tenido respuesta alguna: Emisora paralela a la Radiónica del MinTic, que solamente emite 24 horas al día músicas extranjeras. Como respuesta nos mandaron a crear una emisora comunitaria.
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Apoyo a la cadena productiva de la Música Vallenata Tradicional, con recursos de regalías, presentado a la Gobernación del Cesar, a Idecesar y a la Comisión Regional de Competitividad, sin respuesta alguna.
Se presentaron dos proyectos para recursos del 4 % al IVA de telefonía celular, que debía ser obligatoria, y fueron negados por el Comité, del cual hacía parte el vicepresidente de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata.
Iniciando la administración de Tuto Uhía se radicó en el Banco de Proyectos “Vallenato al Parque”, con la promesa permanente hasta el día de hoy, de incluirlo en el próximo comité de priorización.
‘Expofolclor Vallenato’, concebido como un Mercado Cultural del Magdalena Grande, sin respuesta, en la presente administración.
Se incluyeron en el Plan Valledupar 2030 de Findeter: ‘Expofolclor Vallenato’, ‘Ruta del Acordeón’ y el apoyo al Clúster de la Cultura y la Música vallenata, los cuales han adquirido una condición de invisibilidad.
Entre muchos otros proyectos, como las fichas presentadas al Ministerio de Comercio Industria y Turismo y al Ministerio de Relaciones Exteriores. Resalta uno de gran dimensión e importancia para la preservación de esta manifestación y es la Cátedra Vallenata, que se presentó al Ministerio de Educación para ser implementada en forma obligatorio en entidades públicas y privadas de educación. La respuesta fue que estas entidades eran autónomas para estos casos y el Ministerio no podía intervenir.
Este proyecto tiene un tropezón grande y fue la demanda que hicieron unos jóvenes de Tamalameque ante el Consejo de Estado, dándoles, de forma absurda, la razón de que no podía ser obligatorio porque la música vallenata no hace parte de su tradición.
Hoy, al cumplirse cinco años del reconocimiento de la UNESCO, ni esta entidad, ni el Estado colombiano han atendido la obligación de cumplir lo que significa una firma bilateral de un acuerdo internacional. No se ve voluntad política para que nuestra dirigencia, pública y privada, asimile la transversalidad que tiene la cultura como elemento determinante en todo proceso de desarrollo.
No se entiende cómo hoy en Valledupar la operación de la cultura esté politizada. Lo último que se intentó fue la constitución de una RAP (Región Administrativa del Magdalena Grande) para proyectos de orden regional, en la que se priorizaba la Sierra Nevada de Santa Marta y el Plan Especial de Salvaguardia, PES, para la Música vallenata tradicional. No tuvo respuesta alguna por parte de los rectores de universidades oficiales, alcaldes de capitales y gobernadores de la época; los únicos firmantes fueron los presidentes ejecutivos de las tres Cámaras de Comercio.
Sería bueno preguntar a Mincultura y a Relaciones Exteriores los resultados de la Convención de Patrimonio Inmaterial de la Unesco, realizada en la ciudad de Bogotá, en diciembre de 2019 (hace menos de un año), relacionados con el incumplimiento de la implementación de las iniciativas de protección para la música vallenata tradicional, contenidas en el PES.
Por Carlos Llanos.