La ceremonia de premiación se realizó ayer en el Salón Rojo del Hotel Tequendama, en la capital del país, durante el cierre de la primera jornada del Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas.
Un reconocimiento especial recibió la Biblioteca Pública Rural del corregimiento de Conejo, municipio de Fonseca (La Guajira), por parte del Ministerio de Cultura a través del Premio Nacional de Bibliotecas Públicas Daniel Samper Ortega.
El jurado calificador, conformado por los escritores José Zuleta, Irene Vasco y Cristian Valencia, destacó sobre la biblioteca “el trabajo que están haciendo con jóvenes en actividades de lectura y escritura a través de la recuperación de la tradición vallenata, como expresión cultural que hace parte de su identidad y como fortalecimiento de los vínculos sociales en un entorno que históricamente vivió la violencia armada”.
Además consideró que “es importante el trabajo que realizan de animación de lectura con militares del Ejército Nacional. La expresión artística de murales en varios espacios del municipio como ejercicio de reconocimiento del entorno natural, promovidos por la acción de la biblioteca”.
El premio consiste en la suma de $20 millones y una pasantía en el exterior para su bibliotecario, Dalvis Molina.
La creación de este espacio para leer se dio en marzo de 2017, cuando llegó al corregimiento de Conejo una Biblioteca Pública Móvil. “Llegó como un milagro, un milagro que ha reunió a toda la comunidad en torno a los libros, las tabletas y los computadores, y que hizo posible que todos los conejeros se enamoraran tanto de este espacio que construyeron una hermosa sede y la establecieron como Biblioteca Rural, mediante Acuerdo Municipal”.
El Ministerio de Cultura indicó que uno de los proyectos principales, desde los inicios de la biblioteca, fue la recuperación de las tradiciones del pueblo, entre ellas, el amor por el vallenato, toda vez que en Conejo hace ya varios años existió una agrupación denominada La Dinastía Vallenata, que reunía algunos de los mejores talentos del lugar. Sin embargo, la agrupación se había desintegrado y fue, gracias a la biblioteca, que algunos de los miembros y herederos de la tradición volvieron a encontrarse para componer e interpretar canciones alusivas a la paz, a su pueblo, y a lo que significa la biblioteca para la comunidad.
Este resurgimiento del grupo, motivó a la biblioteca y a la administración municipal a adecuar un espacio para crear la Escuela de Música Vallenata de la Biblioteca de Conejo, espacio que se ha convertido en un semillero de nuevos talentos, donde niños y jóvenes componen canciones y aprenden a tocar acordeón, guitarra, caja y guacharaca.
El sentido de apropiación de los habitantes de Conejo por su biblioteca se ve reflejado en las calles del corregimiento. Un grupo de artistas, con el apoyo de la comunidad, plasmó las costumbres de su pueblo en 20 murales que cuentan la historia de la localidad, una historia que, como un buen vallenato, dirá que un día una biblioteca llegó a su pueblo y la comunidad se aferró tanto a ella que no dejó que se fuera.
La ceremonia de premiación se realizó ayer en el Salón Rojo del Hotel Tequendama, en la capital del país, durante el cierre de la primera jornada del Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas.
Un reconocimiento especial recibió la Biblioteca Pública Rural del corregimiento de Conejo, municipio de Fonseca (La Guajira), por parte del Ministerio de Cultura a través del Premio Nacional de Bibliotecas Públicas Daniel Samper Ortega.
El jurado calificador, conformado por los escritores José Zuleta, Irene Vasco y Cristian Valencia, destacó sobre la biblioteca “el trabajo que están haciendo con jóvenes en actividades de lectura y escritura a través de la recuperación de la tradición vallenata, como expresión cultural que hace parte de su identidad y como fortalecimiento de los vínculos sociales en un entorno que históricamente vivió la violencia armada”.
Además consideró que “es importante el trabajo que realizan de animación de lectura con militares del Ejército Nacional. La expresión artística de murales en varios espacios del municipio como ejercicio de reconocimiento del entorno natural, promovidos por la acción de la biblioteca”.
El premio consiste en la suma de $20 millones y una pasantía en el exterior para su bibliotecario, Dalvis Molina.
La creación de este espacio para leer se dio en marzo de 2017, cuando llegó al corregimiento de Conejo una Biblioteca Pública Móvil. “Llegó como un milagro, un milagro que ha reunió a toda la comunidad en torno a los libros, las tabletas y los computadores, y que hizo posible que todos los conejeros se enamoraran tanto de este espacio que construyeron una hermosa sede y la establecieron como Biblioteca Rural, mediante Acuerdo Municipal”.
El Ministerio de Cultura indicó que uno de los proyectos principales, desde los inicios de la biblioteca, fue la recuperación de las tradiciones del pueblo, entre ellas, el amor por el vallenato, toda vez que en Conejo hace ya varios años existió una agrupación denominada La Dinastía Vallenata, que reunía algunos de los mejores talentos del lugar. Sin embargo, la agrupación se había desintegrado y fue, gracias a la biblioteca, que algunos de los miembros y herederos de la tradición volvieron a encontrarse para componer e interpretar canciones alusivas a la paz, a su pueblo, y a lo que significa la biblioteca para la comunidad.
Este resurgimiento del grupo, motivó a la biblioteca y a la administración municipal a adecuar un espacio para crear la Escuela de Música Vallenata de la Biblioteca de Conejo, espacio que se ha convertido en un semillero de nuevos talentos, donde niños y jóvenes componen canciones y aprenden a tocar acordeón, guitarra, caja y guacharaca.
El sentido de apropiación de los habitantes de Conejo por su biblioteca se ve reflejado en las calles del corregimiento. Un grupo de artistas, con el apoyo de la comunidad, plasmó las costumbres de su pueblo en 20 murales que cuentan la historia de la localidad, una historia que, como un buen vallenato, dirá que un día una biblioteca llegó a su pueblo y la comunidad se aferró tanto a ella que no dejó que se fuera.