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Cultura - 17 enero, 2023

Adiós a Romoca, el hombre que salvó el ‘palo e’ mango’ de la Plaza Alfonso López

Los vallenatos dieron el último adiós a Rodolfo Montero Castro, quien era considerado un guardián del Centro Histórico de Valledupar.

Rodolfo Montero Castro, conocido como Romoca, era considerado un ‘guardián’ de la emblemática Plaza Alfonso López./ FOTO: JOAQUÍN RAMÍREZ.
Rodolfo Montero Castro, conocido como Romoca, era considerado un ‘guardián’ de la emblemática Plaza Alfonso López./ FOTO: JOAQUÍN RAMÍREZ.
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POR REDACCIÓN CULTURA / EL PILÓN 

En un concurrido sepelio que tuvo lugar en el Cementerio Central y con presencia de muchas personalidades de la ciudad, el pasado lunes los vallenatos dieron el último adiós a Rodolfo Montero Castro, conocido como Romoca, quien era considerado un guardián de la emblemática Plaza Alfonso López.

Montero Castro, quien falleció el pasado domingo tras permanecer dos meses en la UCI de una clínica de la capital cesarense, se destacó por ser una de las personas más versadas y cultas de la región.

Romoca, ingeniero forestal de profesión, era un politólogo empírico y gran defensor del Centro Histórico de Valledupar.

Así lo recordó, en diálogo con EL PILÓN, el locutor y folclorista Jaime Pérez Parodi quien señaló que con Rodrigo Montero Castro se podían entablar conversaciones de cualquier tema y recordó que fue quien creó la famosa tertulia ‘Romoquismo’, en la casa de Amantina Castro, ubicada al costado occidental de la plaza.

“Con personajes ilustres como Jaime Araújo, Poncho González, Raúl Lafourie, Lácides Daza, el ‘Turco’ Pavajeau, discutíamos de política, música, deporte… de todo. Yo digo que la Plaza no volverá a ser la misma sin Romoca”, puntualiza Pérez Parodi.  

SALVÓ EL ‘PALO´E MANGO’

Una de las huellas que dejó Romoca en el emblemático lugar del centro de Valledupar fue salvar el popular ‘palo´e mango’

que durante el gobierno de Pepe Castro se estaba secando.

Cuenta Pérez Parodi que el entonces alcalde mandó a buscar un ingeniero forestal y fue Romoca, con sus conocimientos, que “lo salvó”.

“Le habían echado asfalto a las raíces del palo, Romoca enseguida dijo: ‘échenle abono y agua’.  El palo se estaba secando, estaba perdiendo  la flor.  A las raíces le habían echado asfalto caliente y apenas eliminaron el asfalto, recuperaron el palo”, recordó ‘Jimmy’ Pérez. 

Para Efraín ‘Mono’ Quintero, actual vicepresidente del Festival de la Leyenda Vallenata, Rodrigo Montero era “el gran tutor y cuidandero que tenía la plaza y un amigo del centro de la historia nuestra”.

“Sus tertulias fueron importantísimas, ahí se debatía de todo, de gabinete, de quiénes iban a ser concejales o diputados, dentro de ese afán de cuidar la ciudad”, recuerda Quintero.

Recordó el ‘Mono’ la polémica generada en torno a la remodelación de la tradicional tarima Francisco El Hombre de la plaza en 1987 y que tuvo a Romoca como principal opositor. 

En ese entonces la tarima era considerada símbolo central de la colonial Plaza Alfonso López, ‘templo sagrado’ del folclor vallenato.

Rodrigo Montero Castro hizo una recolección de firmas para oponerse a la construcción. Entre los argumentos para oponerse planteaban la inconveniencia de construir unos baños públicos junto a la tarima, como preveía el proyecto.

“Nuestra oposición no era tanto por la nueva tarima sino por los baños públicos a los lados porque sabíamos que el alcalde no iba a poder controlar eso y se convertiría en un gran problema”, dijo Romoca en su momento en una nota publicada por el diario EL TIEMPO.

Agregó Pérez Parodi que Montero Castro fue un defensor del Centro Histórico.  “Cuando había construcciones que se salían de los parámetros normales históricos, él era el que protestaba, recuerdo que le paró al Banco una construcción que estaban haciendo. Él no aceptaba nada que fuera a cambiar el aspecto original de la Plaza Alfonso López, apenas veía una construcción que se estaba saliendo de los parámetros ponía el grito en el cielo, iba a la curaduría y paraba la construcción”, señala.  Y concluyó diciendo: “Se pierde la oralidad, se pierde la tertulia, esa tertulia agradable en la Plaza”.  

Cultura
17 enero, 2023

Adiós a Romoca, el hombre que salvó el ‘palo e’ mango’ de la Plaza Alfonso López

Los vallenatos dieron el último adiós a Rodolfo Montero Castro, quien era considerado un guardián del Centro Histórico de Valledupar.


Rodolfo Montero Castro, conocido como Romoca, era considerado un ‘guardián’ de la emblemática Plaza Alfonso López./ FOTO: JOAQUÍN RAMÍREZ.
Rodolfo Montero Castro, conocido como Romoca, era considerado un ‘guardián’ de la emblemática Plaza Alfonso López./ FOTO: JOAQUÍN RAMÍREZ.
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POR REDACCIÓN CULTURA / EL PILÓN 

En un concurrido sepelio que tuvo lugar en el Cementerio Central y con presencia de muchas personalidades de la ciudad, el pasado lunes los vallenatos dieron el último adiós a Rodolfo Montero Castro, conocido como Romoca, quien era considerado un guardián de la emblemática Plaza Alfonso López.

Montero Castro, quien falleció el pasado domingo tras permanecer dos meses en la UCI de una clínica de la capital cesarense, se destacó por ser una de las personas más versadas y cultas de la región.

Romoca, ingeniero forestal de profesión, era un politólogo empírico y gran defensor del Centro Histórico de Valledupar.

Así lo recordó, en diálogo con EL PILÓN, el locutor y folclorista Jaime Pérez Parodi quien señaló que con Rodrigo Montero Castro se podían entablar conversaciones de cualquier tema y recordó que fue quien creó la famosa tertulia ‘Romoquismo’, en la casa de Amantina Castro, ubicada al costado occidental de la plaza.

“Con personajes ilustres como Jaime Araújo, Poncho González, Raúl Lafourie, Lácides Daza, el ‘Turco’ Pavajeau, discutíamos de política, música, deporte… de todo. Yo digo que la Plaza no volverá a ser la misma sin Romoca”, puntualiza Pérez Parodi.  

SALVÓ EL ‘PALO´E MANGO’

Una de las huellas que dejó Romoca en el emblemático lugar del centro de Valledupar fue salvar el popular ‘palo´e mango’

que durante el gobierno de Pepe Castro se estaba secando.

Cuenta Pérez Parodi que el entonces alcalde mandó a buscar un ingeniero forestal y fue Romoca, con sus conocimientos, que “lo salvó”.

“Le habían echado asfalto a las raíces del palo, Romoca enseguida dijo: ‘échenle abono y agua’.  El palo se estaba secando, estaba perdiendo  la flor.  A las raíces le habían echado asfalto caliente y apenas eliminaron el asfalto, recuperaron el palo”, recordó ‘Jimmy’ Pérez. 

Para Efraín ‘Mono’ Quintero, actual vicepresidente del Festival de la Leyenda Vallenata, Rodrigo Montero era “el gran tutor y cuidandero que tenía la plaza y un amigo del centro de la historia nuestra”.

“Sus tertulias fueron importantísimas, ahí se debatía de todo, de gabinete, de quiénes iban a ser concejales o diputados, dentro de ese afán de cuidar la ciudad”, recuerda Quintero.

Recordó el ‘Mono’ la polémica generada en torno a la remodelación de la tradicional tarima Francisco El Hombre de la plaza en 1987 y que tuvo a Romoca como principal opositor. 

En ese entonces la tarima era considerada símbolo central de la colonial Plaza Alfonso López, ‘templo sagrado’ del folclor vallenato.

Rodrigo Montero Castro hizo una recolección de firmas para oponerse a la construcción. Entre los argumentos para oponerse planteaban la inconveniencia de construir unos baños públicos junto a la tarima, como preveía el proyecto.

“Nuestra oposición no era tanto por la nueva tarima sino por los baños públicos a los lados porque sabíamos que el alcalde no iba a poder controlar eso y se convertiría en un gran problema”, dijo Romoca en su momento en una nota publicada por el diario EL TIEMPO.

Agregó Pérez Parodi que Montero Castro fue un defensor del Centro Histórico.  “Cuando había construcciones que se salían de los parámetros normales históricos, él era el que protestaba, recuerdo que le paró al Banco una construcción que estaban haciendo. Él no aceptaba nada que fuera a cambiar el aspecto original de la Plaza Alfonso López, apenas veía una construcción que se estaba saliendo de los parámetros ponía el grito en el cielo, iba a la curaduría y paraba la construcción”, señala.  Y concluyó diciendo: “Se pierde la oralidad, se pierde la tertulia, esa tertulia agradable en la Plaza”.