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Ya la prudencia se acabó

El bulo o noticia falsa es un intento vulgar de hacerle creer a un determinado grupo de personas que una noticia totalmente ficticia es algo que hace parte de la realidad de nuestros días, es de las expresiones más claras, a mi modesto juicio, de querer manipular de manera insolente a la opinión pública.

En el plano nacional, y me atrevería a decir que de igual forma en el marco internacional, la proliferación de contenidos falsos a través de la Internet es cada vez más usual. Resulta bastante preocupante la tendencia existente en cuanto a la propagación de noticias falsas, ya que esta situación damnifica considerablemente la estabilidad social de las comunidades. Estos materiales noticiosos se crean deliberadamente con el malévolo objetivo de crear una confrontación social y además unos altos niveles de confusión sobre los tópicos que se encuentran en estos contenidos, que según la redes son de carácter informativo.

En Colombia, sobre todo, tenemos la irreflexiva costumbre de no leer el contenido de las noticias que compartimos, ni mucho menos tenemos en cuenta las fuentes que están propalando las noticias, esto lo que demuestra es nuestro alto y peligroso grado de vulnerabilidad ante el morbo y el sesgo de confirmación de la noticia. Qué grave es que exista la tendencia de estimar que algo es verídico porque simplemente las demás personas hablan de ello, por el insignificante hecho de que lo comparten y lo comentan vigorosamente, como se diría en el argot popular, tragamos en seco.

Por otro lado, muchas veces los medios de comunicación, sea prensa escrita, radio, televisión, medios digitales, etc., han caído en el desequilibrado error de desarrollar las actividades congénitas de la comunicación social al ritmo de redes sociales, cayendo, en ocasiones, en el juego de las noticias falsas, lo que evidencia la falta de ética, cordura y responsabilidad a la hora de informar. Pero ¿Qué lleva a los medios de comunicación a caer en este juego? La respuesta es evidente, el sensacionalismo y el frecuente afán de tener primicias noticiosas para sus audiencias los conduce a eso, lo que termina alejando a estos medios difusivos de ese sacro y fundamental conducto regular de estudiar, investigar y confirmar la noticia desde su génesis hasta el momento que se le sea suministrada al receptor.

Ejemplo de bulo hay muchos, como cuando circuló la foto del niño sirio que duerme triste en medio de las tumbas de sus padres asesinados, o cuando por las redes sociales corrió la noticia de que la alcaldesa de Barranquilla había ordenado una masiva matanza de perros callejeros en la ciudad; y qué me dicen de los supuestos treinta y siete muertos por sobredosis de marihuana en Colorado, E.E.U.U en el primer día de venta libre de esta sustancia en ese estado, que además fue replicada imprudentemente por un congresista colombiano; ¡Ah! y de los casos más recientes, el de las cartillas de educación sexual que supuestamente habían sido distribuidas por el Ministerio de Educación, las cuales contenían imágenes pornográficas.

En esta penosa coyuntura que hoy enfrentamos lo más conducente es que nos distanciemos de esa irresponsabilidad social que conlleva ser voceros de noticias que no tienen fundamento alguno, de esas informaciones ficticias que lo único que suscitan es una fluctuación colectiva sumamente perjudicial, lo que en ultimas refleja que en Colombia, ya la prudencia se acabó.

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