Grave la situación que vive nuestro país. El secuestro, la modalidad que se creía totalmente erradicado, ha regresado.
En pocos días, hemos sido sorprendidos con las informaciones de prensa en radio y televisión sobre algunos secuestros y hechos violentos contra menores de edad. Primero, el secuestro de los tres ingenieros geólogos y posteriormente, su asesinato. En Marinilla, al oriente de Antioquia, fue secuestrado un menor de 12 años cuando asistía a su colegio. Por su libertad exigían 100 millones de pesos. En Puerto Vélez (Valle del Cauca), fue secuestrado el político Edwin Collazos. En Fundación (Magdalena), fue violada, quemada y asesinada la menor Génesis Rúa de 9 años de una manera horrenda y cruel por el camionero Adolfo Arrieta, que ojalá le aplicaran la pena de muerte. No merece otra cosa y finalmente, fue secuestrado en El Carmen (Norte de Santander), el niño de 5 años Cristo José.
Es un doloroso flagelo que nos golpea y avergüenza. Ha sido notorio que sin excluir la participación de la delincuencia común en estos abominables delitos, la gran mayoría de veces se registra la autoría de los pocos grupos disidentes alzados en armas que tienen en el secuestro una de sus fuentes de financiación complementaria de otros recursos, la extorsión y otras modalidades delictivas que los sostienen y enriquecen.
Es claro que el Gobierno a raíz de todos estos acontecimientos se la jugará por una reforma constitucional para poder implementar la cadena perpetua para los violadores, secuestradores y asesinos de niños.
Aquí en el Cesar, como me lo manifestaron el comandante del Departamento de Policía Cesar, coronel Mauricio Pedraza, y el coronel Castañeda, el secuestro se ha reducido en un ciento por ciento.
Es lógico que, para que la lucha sea más eficiente jamás podrá dejarse de insistir en ello, resulta indispensable la constante cooperación informativa de todos los estamentos sociales y económicos. Porque al amparo del silencio y de la imprevisión, los plagiarios sienten favorecidas sus criminales hazañas.
El delito azota nuevo. No podemos desconocer ni esconder sus raíces en muchos factores, entre ellos el visible estado de indefensión de los ciudadanos. La falta de solidaridad y valor civil de la sociedad, quizás en algunos casos la pobreza, el ambiente de miseria y violencia en que crecen muchos colombianos.
No podemos seguir indiferentes ni ante el secuestro ni otras manifestaciones brutales de violencia. Debemos actuar rápido. Los derechos de los niños están por encima de los demás.
Postdata: En medio del pesar de su familia registro el fallecimiento de nuestro gran amigo de tertulia y de infancia Ciro Monsalvo Riveira, distinguido miembro de nuestra sociedad. Deja en su familia y amigos de tertulia: Carlos, Loncho, Augusto, Roberto “El Turco”, Alfredo, Hernán Duque y Cabello, José Alfonso, Rodo, El Negro, Oscar, Carlitos, Rapolo y Beto, el mejor de los recuerdo. Sus exequias se realizaron en Barranquilla. Hago llegar mis sentidas condolencias a Mercy, hijos, hermanos y familia.
Por Alberto Herazo