Al escribir este artículo debemos hacer una aclaración a muchos de nuestros asiduos lectores y a los que no son, en el sentido que nos preguntan y se preguntan, el porqué la denominación de medio ambiente en esta columna, para lo cual nosotros debemos responderles que decimos medio ambiente porque la otra mitad ya no existe o está destruida. ¡Qué tal!
Después de miles de años de crisis, evolución y cambio, se hace fundamental reconocer que el hombre contemporáneo ha llegado a un consenso: vivimos una crisis diferente a la de la ilustración o la del renacimiento. Una crisis que no fue conocida en ninguna civilización pasada. Una crisis sin fronteras, donde sin distinción alguna el hombre es afectado en algo más que su propio reconocimiento.
Más allá de la ciencia, de la búsqueda del conocimiento pleno, de los ideales de la verdad, la razón, la belleza y la política, esta crisis plantea la necesidad de revaluar la vida del hombre y todos los seres en armonía con la naturaleza.
La ecología es parte de la ciencia y estudia la relación de los seres vivos con su ambiente. Ésta, sin lugar a duda, es una crisis ecológica. Los seres humanos desarrollaron filosofías, ciencias y tecnologías de punta, pero en su soledad el hombre olvidó tener en cuenta el ambiente como parte estructural de su bienestar y el del resto de la vida del planeta.
La crisis ecológica se reconoció desde los años sesenta generando diferentes reacciones. Desde el pensamiento tecnológico se buscó dar solución al problema desarrollando innovaciones tecnológicas que disminuyeran los efectos de la contaminación y el deterioro del medio ambiente. Sin embargo, no se buscaron soluciones reales a las causas de tales efectos.
Todas las evidencias muestran que nos encontramos ante las puertas de lo que muchos científicos denominan”la sexta extinción” que halla en la mano del hombre su causa más evidente, por lo menos en lo que respecta a la flora y la fauna. Así mismo, los seres humanos somos responsables de un cambio climático en apariencia irreversible.
La vida en nuestro planeta viene condicionada por un sistema ambiental en equilibrio, el único capaz de propiciar las condiciones globales necesarias para el surgimiento del ser humano, un sistema ambiental que se ha desarrollado gracias a que la Tierra se encuentra a la distancia precisa del sol, manteniendo una inclinación justa sobre su eje.
Vale la pena resaltar que la palabra clima proviene del griego “Klinein” que traduce: Inclinación, el ángulo de inclinación actual de la Tierra es de 23,5°, este ángulo determina la cantidad de energía solar que recibe el planeta durante el año a lo largo de las diferentes latitudes. A pesar de la evidente sabiduría del planeta, la tierra es un planeta frágil y preciso que no puede sufrir las tremendas variaciones que el hombre le está imponiendo para soportar su civilización.
Hoy es urgente que el mundo se movilice ante el cambio climático. De hecho, ya nadie puede negar la necesidad de actuar ante el calentamiento global, porque el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (PICC) ha establecido que el cambio climático es una realidad inequívoca más allá de cualquier duda científica.
Por Hernan Maestre