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En vilo el proceso de paz

Pareciera que los que votamos por la reelección del presidente Santos, esperanzados en que firmara acuerdos de paz con las Farc y el ELN nos quedaremos con tal ilusión, porque los obstáculos superan el ensueño del logrode la tan anhelada paz.
Uno de los estorbos es el mismo presidente Santos con sus decisiones y actuaciones totalmente inconvenientes, por no decir absurdas, para la conquista de la paz. No es entendible el por qué no sustituyó al Ministro de Defensa quien es otro petardo en el proceso de paz.
La advertencia que le hizo a las Farc en su nueva posesión, delante de la representación internacional, completamente fuera de sindéresis, cuya respuesta son los nuevos ataques de la guerrilla. Si se comprometió con la obtención de la paz tiene que proceder con cordura y no con dislates.
Por qué no incluyó de primero en la agenda de la negociación de la paz, el punto de la suspensión del fuego, si la guerrilla siempre lo ha requerido. Si el cese del fuego en un conflicto internoarmadono es impedimento para cuidar la defensa nacional, con la fuerza pública -que es numerosa- ocupando todos los corredores por donde los subversivos cometen sus fechorías incluso el tráfico de narcóticos.
Los comandantes de las Farc, son otros grandes escollos de la paz, ya que quieren perdón y olvido total habiendo cometido delitos de lesa humanidad, genocidio y crímenes de guerra, que son impedimentos legales y morales para ser elegidos para ocupar cargos públicos y ser designados como funcionarios.
Los comandantes no son los únicos miembros de las Farc, tienen otros también capaces de ocupar esas posiciones, con el designio de continuar luchando por sus ideales que en parte son justos y serían el equilibrio de la democracia, como en Francia, Inglaterra, Italia, Dinamarca y otros países donde los socialistas gobiernan respetando la propiedad privada.
El Congreso o el Parlamento o como quieran llamarlo son los escenarios donde se depuran los desatinos de la humanidad, pero con la participación activa de las diferentes vertientes de los ideales políticos. Lo contrario sería una unanimidad como la que se quiere conservar en nuestro país, donde la diversidad política y de opinión se castiga como si fueran los peores delitos.
Si bien es cierto que en nuestro país se ha avanzado en la tolerancia de la pluralidad de pensamientos, no se puede ignorar que ha sido limitada por falta de la masificación de la educación de calidad en todos los niveles sociales.

Por José Romero Churio

 

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