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Vamos a votar #7vecesSí

Según cifras entregadas en 2017 por la Contraloría General de la Republica, al año, el país pierde por corrupción alrededor de 50 billones de pesos, un billón de pesos a la semana.

Estos billones podrían ser usados en múltiples proyectos, orientados en las finanzas del sector salud, el hueco fiscal del sistema pensional o para la construcción del metro de Bogotá.

La corrupción en Colombia ha sido indignante desde momentos pretéritos de la emancipación, su recorrido en el pasado reciente hizo tránsito con el nefasto Frente Nacional que corrompió principios institucionales en construcción, y con la irrupción del Narcotráfico, se puso de presente la connivencia del Estado con la ilegalidad.

La corrupción es de doble vía, estatal y privada. Somos de los países más corruptos del mundo, lo confirma el Índice de Percepción de Corrupción (IPC) 2015 de Transparency International, en el cual, Colombia obtuvo un puntaje de 37 sobre 100 (siendo 0 mayor percepción de corrupción y 100 menor percepción de corrupción), exactamente la misma calificación del año 2014, ocupando el puesto 83 entre los 168 países evaluados. El marco teórico y normativo para combatir la corrupción es robusto, sin embargo, bien lo señaló Cornelio Tácito, gobernador del Imperio Romano: “Cuánto más corrupto es el estado, más leyes tiene” La corrupción en el país se presenta en un escenario de instituciones débiles, que por su diseño o evolución no tienen la capacidad de hacer cumplir las reglas y normas que contienen, han sido ineficientes e ineficaces, desde el punto de vista de la democracia representativa y del ejercicio del control fiscal y disciplinario.

Son muchas las razones para votar #7vecesSí la Consulta Anticorrupción. No solamente por los sonados casos del proceso ocho mil, Odebrech, Reficar, Saludcoop, Cartel de los pañales, Carrusel de la contratación, Interbolsa, Alimentación Escolar, Agro Ingreso Seguro.

La lista es larga como la agobiante desidia institucional. Estos casos mediáticos de corrupción que gozan de la atención que genera la televisión, los ve de cerca amigo lector, cuando lo demoran para atenderlo en la sala de urgencias de un hospital o clínica, al transitar por calles y carreteras que parecen del siglo XIX, en la diferencia entre los precios de la canasta familiar y el salario que recibe por su trabajo.

La corrupción en Colombia semeja una culebra con patas, enrollada en la cultura traqueta que se tomó nuestra estructura estatal y social en los últimos 40 años. Construir nación y sociedad es inherente al pensamiento del presidente Iván Duque, en cuanto al significado de legalidad a partir de la construcción social basada en los valores desde temprana edad, con cimientos en la formación en civismo, urbanidad y respeto, para sembrar en los ciudadanos una muralla ética que complemente las enseñanzas en el hogar. Debemos desapropiar la creencia que el vivo es el más berraco.

Es urgente que Colombia empiece con la moralización de sus instituciones, haciendo justicia, incrementar las penas y lograr que se cumplan las condenas. No más casa por cárcel para los ladrones de cuello blanco, y que regresen la plata. No obstante, no ha sido posible. Por eso, nos asiste el deber de asistir masivamente a las urnas para lograr el umbral y la aprobación de la consulta anticorrupción. El próximo domingo cambiemos el estado de indignación, por el proceso de participación, vamos a votar siete veces SI.

@LuchoDiaz12 – Luis Elquis Díaz

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