Inopinadamente el sacerdote eudista Alberto José Linero Gómez anunció en su programa Día a Día, que solicitó a su superior una dispensa para dejar de ejercer como presbítero. En su peculiar y carismático estilo, manifestó que se cansó de estar solo. De inmediato los medios, abordaron el tema del celibato, asunto que considero un dogma inamovible de nuestra Iglesia Católica, y que el mismo Linero Gómez defiende como una opción de vida, tan válida como cualquiera otra. Ahora bien, no voy a cuestionar su decisión, porque no soy quien para hacerlo, en lugar de ello, me gustaría comentar brevemente algunas de sus enseñanzas, difundidas a través de sus conferencias, homilías y múltiples publicaciones a lo largo y ancho de su ministerio sacerdotal.
Aprendí con Linero, a tomar conciencia del valor de la diversidad, no somos una sociedad homogénea, y tenemos que respetar a nuestro hermano que piensa y actúa diferente. A ver a la santísima virgen María, como la madre del mesías, y no como la cuarta persona de la Trinidad, pues erradamente el fanatismo desbordado nos conduce a ello. A ser cristianos alegres, y no asumir la fe, como la excusa perfecta para estar tristes y aburridos. Reflexiona Linero Gómez, enseñándonos que las decisiones que tomamos de manera libre y voluntaria, generan consecuencias que debemos asumir de manera seria y responsable. Nos insiste, en que no debemos dar mayor valor al mensajero, que al mensaje, es decir la Sagrada Escritura, debe estar por encima del predicador, y nos previene para que no nos dejemos seducir del protagonismo exagerado de algunos líderes espirituales. Sus afirmaciones en muchas ocasiones generaron polémicas, como cuando expresó: “Si estás enamorado no te cases”. Linero considera que el estar enamorado supone un estado de enajenación e insensatez tal, que el individuo pierde toda capacidad de razonamiento, en otras palabras, pierde contacto con la realidad, lo que fatalmente conduce a tomar decisiones equivocadas, fracasando en su vida matrimonial, y afirma categóricamente, que casi siempre somos más cuidadosos en la escogencia de la casa donde vamos a vivir, que en la elección de nuestra pareja. En fin, son muchas las enseñanzas valiosas de Alberto José Linero Gómez, y muchos los consejos prácticos que en lo sucesivo tendrá para compartirnos, que no me resta más que agradecerle infinitamente por sus maravillosas enseñanzas. Les pido a mis lectores que oremos por él, y por último quiero desearle que el Dueño de la Vida lo siga iluminando hoy, mañana y siempre. “Tú sabes”.
Por Darío Arregocés–darioarregoces@hotmail.com