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Columnista - 10 septiembre, 2018

¡Tú sabes!

Inopinadamente el sacerdote eudista Alberto José Linero Gómez anunció en su programa Día a Día, que solicitó a su superior una dispensa para dejar de ejercer como presbítero. En su peculiar y carismático estilo, manifestó que se cansó de estar solo. De inmediato los medios, abordaron el tema del celibato, asunto que considero un dogma […]

Inopinadamente el sacerdote eudista Alberto José Linero Gómez anunció en su programa Día a Día, que solicitó a su superior una dispensa para dejar de ejercer como presbítero. En su peculiar y carismático estilo, manifestó que se cansó de estar solo. De inmediato los medios, abordaron el tema del celibato, asunto que considero un dogma inamovible de nuestra Iglesia Católica, y que el mismo Linero Gómez defiende como una opción de vida, tan válida como cualquiera otra. Ahora bien, no voy a cuestionar su decisión, porque no soy quien para hacerlo, en lugar de ello, me gustaría comentar brevemente algunas de sus enseñanzas, difundidas a través de sus conferencias, homilías y múltiples publicaciones a lo largo y ancho de su ministerio sacerdotal.

Aprendí con Linero, a tomar conciencia del valor de la diversidad, no somos una sociedad homogénea, y tenemos que respetar a nuestro hermano que piensa y actúa diferente. A ver a la santísima virgen María, como la madre del mesías, y no como la cuarta persona de la Trinidad, pues erradamente el fanatismo desbordado nos conduce a ello. A ser cristianos alegres, y no asumir la fe, como la excusa perfecta para estar tristes y aburridos. Reflexiona Linero Gómez, enseñándonos que las decisiones que tomamos de manera libre y voluntaria, generan consecuencias que debemos asumir de manera seria y responsable. Nos insiste, en que no debemos dar mayor valor al mensajero, que al mensaje, es decir la Sagrada Escritura, debe estar por encima del predicador, y nos previene para que no nos dejemos seducir del protagonismo exagerado de algunos líderes espirituales. Sus afirmaciones en muchas ocasiones generaron polémicas, como cuando expresó: “Si estás enamorado no te cases”. Linero considera que el estar enamorado supone un estado de enajenación e insensatez tal, que el individuo pierde toda capacidad de razonamiento, en otras palabras, pierde contacto con la realidad, lo que fatalmente conduce a tomar decisiones equivocadas, fracasando en su vida matrimonial, y afirma categóricamente, que casi siempre somos más cuidadosos en la escogencia de la casa donde vamos a vivir, que en la elección de nuestra pareja. En fin, son muchas las enseñanzas valiosas de Alberto José Linero Gómez, y muchos los consejos prácticos que en lo sucesivo tendrá para compartirnos, que no me resta más que agradecerle infinitamente por sus maravillosas enseñanzas. Les pido a mis lectores que oremos por él, y por último quiero desearle que el Dueño de la Vida lo siga iluminando hoy, mañana y siempre. “Tú sabes”.

Por Darío Arregocés[email protected]

Columnista
10 septiembre, 2018

¡Tú sabes!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Dario Arregoces

Inopinadamente el sacerdote eudista Alberto José Linero Gómez anunció en su programa Día a Día, que solicitó a su superior una dispensa para dejar de ejercer como presbítero. En su peculiar y carismático estilo, manifestó que se cansó de estar solo. De inmediato los medios, abordaron el tema del celibato, asunto que considero un dogma […]


Inopinadamente el sacerdote eudista Alberto José Linero Gómez anunció en su programa Día a Día, que solicitó a su superior una dispensa para dejar de ejercer como presbítero. En su peculiar y carismático estilo, manifestó que se cansó de estar solo. De inmediato los medios, abordaron el tema del celibato, asunto que considero un dogma inamovible de nuestra Iglesia Católica, y que el mismo Linero Gómez defiende como una opción de vida, tan válida como cualquiera otra. Ahora bien, no voy a cuestionar su decisión, porque no soy quien para hacerlo, en lugar de ello, me gustaría comentar brevemente algunas de sus enseñanzas, difundidas a través de sus conferencias, homilías y múltiples publicaciones a lo largo y ancho de su ministerio sacerdotal.

Aprendí con Linero, a tomar conciencia del valor de la diversidad, no somos una sociedad homogénea, y tenemos que respetar a nuestro hermano que piensa y actúa diferente. A ver a la santísima virgen María, como la madre del mesías, y no como la cuarta persona de la Trinidad, pues erradamente el fanatismo desbordado nos conduce a ello. A ser cristianos alegres, y no asumir la fe, como la excusa perfecta para estar tristes y aburridos. Reflexiona Linero Gómez, enseñándonos que las decisiones que tomamos de manera libre y voluntaria, generan consecuencias que debemos asumir de manera seria y responsable. Nos insiste, en que no debemos dar mayor valor al mensajero, que al mensaje, es decir la Sagrada Escritura, debe estar por encima del predicador, y nos previene para que no nos dejemos seducir del protagonismo exagerado de algunos líderes espirituales. Sus afirmaciones en muchas ocasiones generaron polémicas, como cuando expresó: “Si estás enamorado no te cases”. Linero considera que el estar enamorado supone un estado de enajenación e insensatez tal, que el individuo pierde toda capacidad de razonamiento, en otras palabras, pierde contacto con la realidad, lo que fatalmente conduce a tomar decisiones equivocadas, fracasando en su vida matrimonial, y afirma categóricamente, que casi siempre somos más cuidadosos en la escogencia de la casa donde vamos a vivir, que en la elección de nuestra pareja. En fin, son muchas las enseñanzas valiosas de Alberto José Linero Gómez, y muchos los consejos prácticos que en lo sucesivo tendrá para compartirnos, que no me resta más que agradecerle infinitamente por sus maravillosas enseñanzas. Les pido a mis lectores que oremos por él, y por último quiero desearle que el Dueño de la Vida lo siga iluminando hoy, mañana y siempre. “Tú sabes”.

Por Darío Arregocés[email protected]