Recibimos buenas noticias sobre el impacto que la música vallenata tiene en todas las esferas. Desde un video en el cual se reproduce una tradicional canción llanera en música de acordeón y con ritmo vallenato, la que se canta en lengua mandarín, acompañada de instrumentos propios de ese poblado país, interpretados por ciudadanos chinos, hasta importantes pasajes literarios adornados por nuestras canciones.
Es así como Pedro Olivella nos dice que acaba de leer el último libro del quizá más gran escritor nicaragüense Sergio Ramirez ‘Tongolele no sabía bailar’ y, en sus páginas finales, el personaje en Managua escucha un vallenato en la radio.
Y Rodolfo Quintero Romero nos recuerda, en el libro de Rodrigo García Barcha, sobre los últimos años de su padre Gabriel García Márquez, quien murió en su casa de Ciudad de México, oyendo con buen volumen los cantos vallenatos.
Una demostración más de que nuestra música ha irrumpido en el mundo mágico de la literatura latinoamericana, es un referente fundamental de la cultura y de ahí las oportunidades de Valledupar y su región, la amplia provincia, para que sea objeto de reconocimiento y objetivo turístico de visitantes y promotores.
Y una razón más para que el Festival de La Leyenda Vallenata recobre los bríos del pasado. Del periodo anterior a la pandemia.
Es importante en términos folclóricos, culturales, de tradición religiosa, de generación de recursos, empleos y oportunidades para mucha gente y sectores. Es la fiesta más importante de la región. No nos cabe en nuestra cabeza alguna vez renunciar a ella.
Al darse el rifirrafe después de la decisión del Consejo de Estado, ahora ratificada por la Corte Constitucional, de que el parque pasare a la posesión del Municipio de Valledupar, porque en realidad nunca pudo este legalmente entregar su propiedad, se llegó a cuestionar su existencia, “Si se acaba no pasa nada”, manifestaron varias personas.
Pero lo cierto es que si se acabare tal vez no moriremos pero posiblemente se muera buena parte de la cultura de un pueblo, que es en buena parte su vida. Más el orgullo, la atención que concita y que invita; muchas personas de la cultura, el arte y los negocios a su alrededor no podrán decir “se fue y no pasó nada”.
Hay un aspecto que quisiéramos subrayar, ayer 20 de enero se celebraron las tradicionales fiestas de Sincelejo. Al cuestionársele a la administración municipal por qué las había autorizado el alcalde, Andrés Gómez, manifestó que la corraleja ha estado en la razón de ser de Sucre. “Las fiestas en corralejas hacen parte de la tradición en nuestra ciudad. Evidentemente, así lo hemos visto, la afición y el pueblo en general nos lo demuestra”, dijo al no acceder a una petición de la Procuraduría para que la suspendiera.
Que bien que nuestra fiesta vernácula sea cultural, religiosa, creativa, musical y no protagonizada por los animales, como circo y trofeo, aunque esta sea de respetable tradición popular.
Se comenta que Gabriel García Márquez, en una ocasión ya Nobel, después de haber visitado esta tierra, al despedirse afirmó: ustedes son un grito, que es una historia contada y cantada con un acordeón, un río y el Santo Eccehomo.