Solo recordar la humilde pero valiosa vida que tuve, me llena de mucha nostalgia y sentimiento.
Todo comenzó en mi humilde pueblo junto a mis hermanas y mi madre, ¿Mi padre donde estará? No lo sé, solo sé que esa mujer que dice ser mi madre es la que lucha día a día para conseguir mi alimento y el de mis hermanos, a veces solo hay un pan y una taza de agua de panela o café que era lo que sostenía mi estómago durante todo un largo día, algo que no era mi impedimento para conseguir la tan anhelada superación que deseaba.
Tenía un sueño ser un gran futbolista mi talento era muy grande, así decían los que me veían jugar en las humildes calles de mi pueblo. Tenía muchas ganas de ir a grandes equipos y conseguir lo que tanto quería ¡El DINERO! , ¿Será que esa pequeña cosa va a impedir todo en mi vida? Espero que no.
Ahora me queda el colegio, ese al que tenía que ir todos los días con tanto esfuerzo y luchando y luchando con varios obstáculos, entre esos trasladarme a otro pueblo ya que en el mío no había uno. Ser un excelente estudiante e ir al colegio era toda una travesía empezando desde la salida de mi casa hasta el retorno de esta misma. ¡Era tan feliz!…
Ya había terminado el colegio, pero ahora me surge otra pregunta ¿Qué va hacer de mí ahora? Seguro hubiera sido un gran abogado o un ingeniero, pero mi condición económica no me lo permitió.
Solo me quedaba ahora un camino, la policía, tuve que acudir a esa institución para que mi familia saliera adelante enfrentándome día a día con la muerte, la cual la vi de cerca muchas veces.
Ahora estoy aquí sentando en el patio del cielo pensando en todo lo que pude ser, pero lo que en verdad fui. Desde acá arriba solo veo una sociedad tan fatigada por afanes efímeros, lo que logro ver desde este yugo solo me deja para decir que el TIEMPO PASADO FUE MEJOR.
Autora: María Camila Bolaño – I.E Luis Ovidio Rincón Lobo