Quienes se oponen a la paz es porque viven de la guerra. Papa Francisco.
El encabezado de esta columna es una pregunta dicotómica de esas que se hacen en ciertas encuestas para evitar evasivas; no admiten términos medios. Se formulará en el plebiscito por la paz; la gente responderá si quiere seguir en guerra o anhela la paz; son conceptos excluyentes, Colombia toda debe tomar esta decisión.
Toda guerra es cruel, sin importar cómo se originó ni quienes la han operado. En primer lugar, porque en una guerra la primera víctima es la verdad y será difícil buscarla mirando el retrovisor para definir responsables; de eso que se ocupe la historia. Segundo, porque en una guerra los objetivos socio económicos de un gobierno se disocian ya que lo prioritario es ganar la guerra, que podría ser a muy largo plazo. En un país en guerra todo gira en torno a esta, el presupuesto nacional estará, siempre, en función de ella; el aparato represivo prima sobre los otros poderes.
Es el colmo que el Ministerio de Defensa gaste en cuatro días lo que el de Cultura gasta en un año. Un país guerrero nada le deja a la humanidad. Fíjense, cómo la cultura griega nos ha iluminado mientras la militar Esparta, la avasalladora de pueblos y formadora de mitos, no trascendió. Mientras Hitler dejó cincuenta millones de muertos y Europa destruida; en cambio, jamás nos olvidaremos de Einstein y sus seguidores, sin disparar un tiro; al primero lo evocaremos por sus crímenes, al segundo por su inteligencia. Igual, de Álvaro Uribe nadie se acordará dentro de veinte años así como ya nadie repite las incitadoras frases de Laureano Gómez. Igualmente, solo la historia hará alusión de Marulanda y sus muchachos lo mismo que de los Castaño y compañía. Pero silenciar las armas, decirle SÍ a la Paz y NO a la guerra jamás lo podremos olvidar; ese podría ser el mérito de JM Santos sin que esta causa requiera abogados.
Eso sí, sería conveniente que el gobierno dé a conocer lo tratado en La Habana antes del plebiscito porque los enemigos de la paz dan informaciones terroríficas acerca de lo que le espera a Colombia si el tratado con las FARC se pone en práctica. En el CD no hablan sino en ese idioma, es una letanía que todos repiten como ventrílocuos de algún profeta que les susurra al oído. Toda la comunidad internacional aplaude el proceso que JMS lleva con las FARC, menos unos cuantos en el país. La elemental afirmación del Papa, aquí la hemos escrito muchas veces, pero en boca del Pontífice es un axioma.