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Señal de respeto

Que un hombre como Jorge Mario Bergoglio, nacido en 1936, nada más y nada menos que el Papa y máximo jerarca de la iglesia católica, asuma semejante posición, como la que se conoció recientemente frente a las parejas homosexuales, indica que estamos frente a un hombre que entiende que se trata de conciliar posturas con la realidad del mundo.

Quienes no tenemos mayor formación en la visión de la Iglesia Católica, la histórica y la actual, precisamente lo que nos gusta del Papa Francisco es que dice las cosas para que las entienda la gente común y corriente, con un lenguaje que suena a cotidianidad y que lo muestra cercano a la gente y que no lo muestra para nada excluyente. Seguramente lo de mostrar en el momento es su postura sobre la aprobación de leyes de unión civil para parejas homosexuales y el hecho de que para el Papa, “las personas homosexuales tienen derecho a estar en familia, son hijos de Dios, tienen derecho a una familia”; pero para mi gusto lo relevante es la posición de respeto que, en el pontificado del Papa Francisco, pontífice de la Iglesia Católica y jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano, desde marzo de 2013 se ha mostrado por las personas homosexuales.

En el proceso de formación de mi vida adulta y de corregir posturas que no corresponden a mi actual entender de las personas, procuro que prime el respeto por las personas y en particular el respeto por los homosexuales. Un respeto que continuamente busco interiorizar y que no sea un asunto de dientes para afuera.

El ejemplo de Francisco, invita a pensar en cómo no quedarse en un escenario excluyente, pero en especial es una señal de respeto; en eso además no se debe pensar tanto en posturas, en creencias e ideologías. El respeto es aquello que nos permite entender que en las diferencias todos tenemos cabida si partimos del entendimiento de que somos sociedad, si cada uno respeta lo que es el otro.

Señal de respeto, es precisamente en mi entender; en mi entender que no es un entender producto de nada distinto que la realidad, es precisamente lo que muestra el Papa Francisco: señal de respeto y, de entender que es imposible construir en sociedad cuando se busca excluir o pensar que la única razón es la mía. 

Inmenso Francisco, no me refiero solo al hecho de lo que dijo esta semana, me refiero a un hombre que asume un liderazgo que no se escurre, que lleva un vestido que no le queda grande, que sabe calzarse los zapatos y los tiene bien amarrados, que no impone; que invita a reflexionar. Un hombre que entiende que el mundo, el mundo actual se construye con señales de respeto. 

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Jose Antonio Soto Murgas: