Los 37 debates a los que asegura haber asistido el candidato de Centro Democrático, Iván Duque, al parecer, para él fueron suficientes para exponer sus posturas ante el electorado, teniendo en cuenta que no ha aceptado otro careo con Gustavo Petro antes de la segunda vuelta presidencial de este domingo.
Es evidente que no quiere correr riesgos, todas las encuestas lo favorecen y un desliz lo podría sacar de su avanzado camino hacía la Casa de Nariño.
Aunque entendemos su posición, no la compartimos. Los debates presidenciales deben ser considerados un derecho de los ciudadanos para conocer el carácter de los candidatos en la confrontación de ideas y sus posturas frente a determinados temas, porque son ejercicios saludables para la democracia y más aún en un proceso electoral tan polarizado como el actual.
Desesperadamente, el equipo de Colombia Humana ha instado a Duque para que acceda al debate, un escenario en el que por el bagaje político de Gustavo Petro creen que les resultará favorable en el momento de confrontar públicamente al favorito en las encuestas y vencedor de la primera vuelta. Sin embargo, no hay que desconocer el buen discurso de Duque, quien supo sortear los cuestionamientos en la primera vuelta, de los que salió bien librado gracias a que supo matizar sus mensajes críticos y conciliadores.
Es importante la insistencia de la Misión de Observación Electoral cuestiona en que no se puede evadir la convocatoria a un debate, siendo esta dinámica tan importante para que la ciudadanía conozca a los candidatos.
Ayer, la Comisión Nacional de Seguimiento Electoral dejó en manos del Consejo Nacional Electoral la última palabra sobre un debate televisivo entre los candidatos. En la Comisión, las autoridades y sociedad civil en consenso encontraron que el ordenamiento jurídico obliga a la televisión pública a convocar a un debate presidencial, regla establecida en el artículo 23 de la Ley 996 del 2005 sobre medios públicos.
Lo que dice dicha disposición es que a petición de uno o más candidatos presidenciales se deben realizar hasta tres debates con una duración de máximo 60 minutos cada uno. La norma del 2005 fue revisada por la Corte Constitucional en donde interpretó que esta obligatoriedad no solo aplica para primera vuelta sino también para segunda.
No obstante, los candidatos son libres de decidir si asisten o no al debate. Aunque son pocas las esperanzas, esperamos que pueda darse el careo en el marco del respeto entre los candidatos para que puedan ayudar a tomar la mejor decisión a quienes todavía están indecisos.