Por José M. Aponte Martínez
Son muchos los huecos que se han tapado, los mochos y calles que se han terminado, los entuertos que se han corregido y muchas cosas buenas que hemos conseguido cuando en esta columna nos hemos ocupado de ellas, a veces con el concurso de editorialistas y colegas de El Pilón y de la Emisora amiga Maravilla Estéreo con su Radio Periódico Maravilla Informa.
Eso nos llena de satisfacción y da lugar para que los amigos y conocidos aborden a uno en cualquier parte, calle, bares, billares a donde voy con bastante frecuencia, clubes y especialmente en las gratas e ilustradoras tertulias de Jhony, El Tene, Romoca (en vía de extinción) y el Turco Pavajeau, en donde se discuten temas de interés general y se trata de buscar soluciones a los problemas que aquejan a la ciudad y es ahí donde surge la frase: “Jose, porque no dices algo sobre este tema que es muy interesante”, me solicita el Doctor José Antonio Murgas, no sin antes haberlo desmenuzado, pues él es un pozo de sabiduría, o Pacho Fuentes hace una brillante exposición sobre la Ley 80, que maneja con más propiedad que algunos problemas de ingeniería, o el Doctor Pedro Rodríguez, Presidente de los Ganaderos, nos deleita con una disertación médica o ganadera con una fluidez prodigiosa, que da gusto oírlo o Enrique Orozco “Kike” nos maravilla con sus conocimientos gastronómicos de quesos de diferentes colores y sabores, y sobre sus buenos gustos vinícolas o Álvaro Morón nos dá cátedra sobre sus conocimientos jurídicos y conceptos muy juiciosos y aterrizados de la política.
Ayer tuve que transitar por la carrera 16 entre calles 14 y 15 y eso da vergüenza, pena, por decir lo menos y tuve que tirarme a un pedregal que ahí existe para que un carro que venía en vía contraria no me arroyara, creí que había reventado el motor del carro, pero gracias a un planchón de hierro que le mandé a instalar, eso no sucedió; da pena que esa cuadra se encuentre en esas condiciones, cuando ahí lo que hay son personas adineradas que están dispuestas a colaborar con el municipio para que se pavimente ese pedazo de tierra lleno de piedras e inmundicias, que no son más de 50 metros de largo por 3 de ancho.
Lo mismo pasa con los 600 ó 700 metros de carretera destapada que hacen falta por pavimentar para llegar a Guacoche; en honor a la memoria de Chente Munive, ayer fallecido, debería la Gobernación de hacerlo, pues esta es una obra que quedó inconclusa por parte de ellos.
Los vecinos del Parque Los Cortijos me tienen loco, pues están convencidos, yo no, de que eso ahora está peor y que se va a quedar así, que parece un campo bombardeado en donde solo ha quedado desolación y miseria.
La verdad es que los trabajos van a paso de morrocón y la zancudera y las moscas los tienen desesperados y no hay razón valedera para ello, pues saben que el dinero para terminar se encuentra en Caja oyendo el cuento.
Seguiremos martillando, no con profundidad, pero si con constancia y algo como en el pasado, conseguiremos.