Son muchos los años que faltarán para entender la dimensión de un hombre, que aún con las fragilidades humanas derrotó la adversidad de sus primeros años, pero serán más los que necesitaremos para acostumbrarnos a su ausencia. Su abnegada compañera, sus amados hijos, su gran familia, sus aliados políticos, su equipo empresarial y sus amigos que se volvieron entrañables, extrañaremos el liderazgo de un hombre que apareció de la nada, pero que con disciplina e inteligencia luchó apasionadamente para convertir en éxito cada una de sus actividades. Es Benjamín Enrique Calderón Cotes.
Alguna vez fuimos a Camarones, La Guajira, regresando sobre sus pasos de joven amiguero y sentado en el pretil de una antigua casa, en medio de risas, recordaba las anécdotas y a los habitantes de cada rincón del caserío, donde a muy temprana edad se fue a vivir con su madre, de donde es oriunda. Poco a poco fueron llegando sus contemporáneos a expresarle el cariño y la admiración de quienes en su momento fueron sus compañeros de juegos infantiles, los mismos que años atrás lo vieron partir lleno de sueños y que ese día lo encontraron ya escalando los peldaños hacia el horizonte de hombre grande. Jocosamente le decían ‘Chacarita’, debido a su ferviente afición a un equipo argentino, el Club Atlético Chacarita Juniors, hoy en segunda división.
Ya en su natal La Paz encontró el afecto y respeto de su familia paterna, sus hermanos, sobrinos y amigos que poco a poco fue ganando, constituyeron la cofradía que no quería compartir y el espacio para recrear ilusiones, sueños, decepciones, contrariedades y triunfos, fue también el caldo de cultivo perfecto para consolidar la vocación política que nació en Maicao, donde alcanzó a ser concejal conservador y secretario del despacho del alcalde, pero que ahora rodeado de una estructura ya dueña de algunos espacios locales, pudo consolidarse como movimiento político de trascendencia departamental. Se volvió liberal.
La febril inclinación hacia la próspera actividad económica lo acompañó siempre. Su capacidad de trabajo, disciplina, austeridad en el gasto, agudeza para explorar nuevos negocios, seriedad al momento de cumplir oportunamente los compromisos, espíritu de superación en lo social, facilidad para resolver tropiezos mirando siempre al objetivo fundamental, fueron algunos pilares sobre los que se soportó el exitoso hombre de negocios.
Fue todo un empresario que desbordó el ámbito agropecuario rural de La Paz, para consolidarse en la concesión de apuestas, agroindustria palmera y dirigente político de trascendencia regional.
Las virtudes de Benjamín Calderón Cotes, don ‘Benja’, como lo llamaban cariñosamente, serán un referente para muchas personas, especialmente para sus hijos, quienes son los directamente llamados a mantener ese legado. El mayor homenaje que se le puede hacer a un padre, quien en vida entregó lo mejor de sí para consolidar un núcleo familiar, será mantener la vigencia de sus metas, ilusiones e ideales. No están solos, no lo olviden, tienen a su familia que sigue siendo fuerte en el sentimiento e igual que ustedes sentimos el orgullo y profundo agradecimiento por haber tenido como pariente a un hombre inmenso. Condolencias a su madre, a Josefina, a sus once hijos, a sus hermanos, sobrinos y a todos los que hoy sienten su partida. Paz en su tumba. Un abrazo.
@antoniomariaA