Mientras en algunos sectores de Valledupar los habitantes piden que instalen reductores de velocidad, en otros simplemente se quejan porque hay demasiados y cerca el uno del otro. Este es el caso de los seis reductores ubicados en una misma cuadra del barrio La Nevada, entre la carrera 47 y 48 con calle 6B.
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La comunidad, en especial los vecinos de la zona, se quejan porque no solo están muy cerca sino que su altura a veces no permite el paso de autos con cilindraje bajo o motos automáticas.
Igual en el barrio Don Carmelo, donde hay nueve reductores entre la carrera 31 y 32 con calle 54B. El paso por este tramo en horas de la noche es peligroso ya que los conductores se ven obligados a bajar la velocidad y de paso a ser presa de los atracadores, según manifiestan los habitantes de esta zona.
Aunque son necesarios estos resaltos, mal distribuidos pueden causar trancones y malestar. Tiempo atrás los reductores de velocidad solo eran marcas en el pavimento con pintura retrorreflectiva, actualmente se construyen resaltos con ciertas características en tamaño, altura, espesor y demás, no obstante algunas personas instalan a su voluntad estos “policías muertos” sin las medidas pertinentes.
Cabe anotar que estas estrategias son necesarias y de gran ayuda, especialmente en las zonas donde hay colegios, clínicas o sitios con alta siniestralidad. Incluso, lo que motiva a los habitantes a instalar estos reductores, sin determinar la normatividad, es precisamente la alta tasa de accidentalidad en estas zonas.
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Por su parte, el secretario de Transito de Valledupar, Roberto Daza, aseguró que se realizará un recorrido por los sectores antes mencionados en compañía de Secretaría de Gobierno, Obras Públicas y su sectorial de Tránsito, esto con el fin de revisar en qué condiciones se encuentran los resaltos y verificar si cuentan con los parámetros establecidos para luego proceder.
Por Katherine Yojana Sarmiento Torres
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